Un té en invierno

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Era invierno

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Era invierno. Hacía mucho frío y las calles de esa ciudad se encontraban llenas de nieve y de personas haciendo sus compras navideñas semanales.

Una morena de andar elegante se encontraba en la entrada de un conocido local de té. Hacía un frío de muerte y su bufanda de lana grisácea no le daba el suficiente calor.

Había empezado a nevar y su cabellera negra se estaba llenando de copos de nieve que se iban derritiendo al hacer contacto con este.

Necesitaba tomar algo caliente. Su bebida más preciada era una gran opción, además, siempre había querido probar el producto de ese lugar.

Sin pensarlo mucho más entró, su cuerpo entero se relajó al sentir la fragancia del lugar y la calor de la calefacción.

—Oh, no

No había sitio. Todas las mesas estaban llenas, incluso las sillas, y nadie parecía querer moverse, y lo entendía, fuera hacía mucho frío y no había nada mejor que lugares como ese para calentarse.

Una mueca de decepción se dibujó en su rostro. Observó las mesas una vez más. Había una silla libre delante de una chica de una larga cabellera azulada que bebía una taza de humeante té.

A sus veinte años de edad era una persona bastante sociable, aunque no sabía si aquella chica estaría conforme de sentarse con una desconocida.

Suspiró y se armó de valor. Caminó hasta la mesa. La chica estaba tan concentrada bebiendo de su taza de té que no se percató de la presencia de aquella "desconocida".

—Perdona.

Cuando levantó su mirada aquella chica se le hizo muy conocida. Le sonaban mucho esos ojos azules, y mucho más aquel monóculo dorado que cubría su ojo derecho. Era muy elegante.

—¿Sí?

—Me preguntaba si podría sentarme contigo. El local está lleno y fuera hace mucho frío—la morena le dedicó una sonrisa—Entiendo si no quieres, es totalmente normal que prefieras estar sola.

Aun así de sus palabras Momo deseó que aceptara ante su inocente propuesta. Aunque entendería perfectamente si esta se negaba.

—Claro, no hay problema.

—Gracias.

La morena se sentó en frente de la chica. Esta le dio un sorbo a su té mientras la observaba. Momo cogió la carta de tés sobre la mesa y la hojeó. Había una gran variedad y le costaría elegir cual probar.

—Te recomiendo el de frutas del bosque. Tiene el dulzor indicado y resalta mucho el sabor de la frambuesa. Sin duda es una de las mejores opciones.

La de ojos azules la miraba con cierta seriedad. Parecía entender del tema. Momo le dedicó otra de sus sonrisas agradecida por su intervención.

—Gracias, cogeré ese entonces—dejó la carta sobre la mesa—Pareces entender mucho del tema.

Un té en invierno | MomoSaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora