Capítulo 46. Be prepared for anything

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Diciembre 2019, Madrid

- ¡Ya estoy en casa! – grita la valenciana al entrar por la puerta mientras deja los zapatos y el bolso en el armario de la entrada.

- Vaya, pero si es la empresaria más sexi del mundo – contesta Natalia que aparece por el pasillo con el cesto de la ropa sucia – Llegas pronto hoy.

- Es que me ha escrito Marina, para decirme que se llevaban a la niña al parque de atracciones – explica mientras tira de la camiseta de Natalia para acercarla a ella y le muestra una enorme sonrisa.

- Bueno, a la niña, a Loles... se ha ido con ellas hasta Julia – cuenta la otra que se agacha despacio para atrapar aquellos labios.

La boca de Alba la recibe tranquila, invitándola a pasar y agasajándola con suaves caricias mientras la deja explorar a su antojo. Mientras tanto, los brazos de la rubia rodean su cintura, buscando su piel bajo la camiseta.

- Ummm... - gruñe la navarra al sentir aquellas uñas en su espalda y ver como la otra se retira ligeramente.

- Así que... ¿estamos solas? – pregunta, achinando los ojos, como si se le acabase de ocurrir una maldad.

- Sí – responde la morena con una sonrisa, sabiendo ya lo que está pasando por la cabeza de su chica.

- ¿Cenan fuera? – dice mordiéndose el labio.

- Eso parece... - contesta sin poder apartar ya la mirada de aquella boca.

Como si estuviese leyendo el pensamiento a la pequeña, las manos de Natalia viajan rápidamente al culo de la rubia, del que tira rápidamente para subirla a su cintura.

- Ufff... - susurra la otra, que busca sus ojos, ya encendidos por el deseo.

Los dientes de Natalia pronto buscan el cuello de la rubia, que no puede evitar un jadeo al sentir el mordisco y el posterior recorrido de la lengua de la navarra sobre la zona, sin contar con aquellas manos masajeándole el culo.

- Joder, sí... - gime Alba, que de repente recuerda algo y se separa de ella – Nat, un... un momento...

- ¿Qué...? – pregunta la otra confusa, frenando en mitad del pasillo.

- Dios... - susurra perdiéndose en aquella mandíbula perfectamente delineada – tengo... tengo que contarte algo... no es... no es importante, pero...

- ¿Puede esperar un par de horas? – pregunta volviendo a mirarle los labios – me muero de ganas de echar un polvo en tu despacho...

Aquella confesión hace que la rubia estalle en carcajadas, provocando la misma reacción en la otra, que se esconde en aquel cuello que huele a frutas, a paz y a todo lo que estaba bien.

- Vamos – le susurra al oído.

Natalia sólo necesita aquella palabra para retomar el camino al despacho, mientras la rubia se esconde en su cuello, castigándolo de la misma forma en la que lo acababa de hacer ella. Las manos de Alba, enredadas en su pelo, le dan un tirón para conseguir acceso a su boca en el mismo momento en el que siente como la morena la sienta sobre su escritorio.

Sin dejarle tiempo a pensárselo mucho, Natalia atrapa sus labios e invade su boca sin muchos preámbulos, provocando que un gemido se escape de la garganta de la rubia, que lucha por desabrochar el pantalón de la más alta. Los dientes de Alba tirando de uno de sus labios mientras jadea contra su boca hacen que la morena lance su camiseta a cualquier esquina de la habitación y levante de un tirón el vestido que la otra llevaba puesto, sacándoselo por arriba sin necesidad de desabrocharlo.

To And Fro | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora