A R T H U R // #1.

04. Dinero Fácil.

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Eres aquella perfección,
Que es demasiado buena
Para
Ser notada.
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ARTHUR.

Iba en mí auto, Isolate de Sub Urban resonaba en mí auto.

Mi celular comenzo a sonar, el nombre de June, encendio mi pantalla.

—Te tengo un nuevo encargo— Fue lo primero que escuche al responder la llamada.

Resople.— ¿Dónde y a que hora?—.

LEYM.

—Ese muchacho me agrada— Creo que está es la quinta o sexta vez que mi madre menciona eso desde que Arthur se fue.

Sí supiera que el es el demonio en persona.

—Ya entendi mamá— Dije rodando los ojos, mientras le daba un mordisco a mi manzana. Papá entro y apoyo su sus brazos en la isla de la cocina.

—Leym— Canturreo mí nombre— ¿Que te eh dicho de estar sobre la isla?— Rodeé los ojos y me bajé.

—Adiós— Dije con una pequeña sonrisa forzada mientras daba media vuelta con mí manzana en alto.

Escuche un "adiós" de mis padres y subí con un notables ánimo las escaleras, que se note mí sarcasmo.

Abrí la puerta de mí habitación, me lanze en la cama, la manzana cayó, después la levanto. Encendí mí laptop y empecé a buscar cualquier tontería que se me ocurriera.
Estaba aburrida, eso es obvio, inserte una última búsqueda en mí buscador predeterminado. En cuanto ví los resultados, me di cuenta de lo que inconscientemente había buscado, "Arthur McGregor", la curiosidad me ganó, y entré al primer link, que tenía como título, "Arthur, el desastre de la dinastía McGregor", está bien que Arthur no me cae bien, ¿Pero que desalmado,  pone eso como título?, Exacto, periodistas sedientos de atención.

Comencé a leer.

Arthur, el desastre de la dinastía McGregor.

Arthur McGregor, el adolescente problemático, hijo de los     empresarios Andrews McGregor y  Elizabeth McGregor, es el hijo menor de los McGregor.

En sus primero diez años, Arthur era un chico tan sonriente, y risueño, en las entrevistas a sus padres, se le podía ver con una alegría única, y siempre hacia un comentario con humor con esa sonrisa que solía caracterizarlo.
Con los años hemos visto como el hijo menor de los McGregor, ha sido el problema de la familia y por así decirlo, la oveja negra de esta familia, se le ha visto envuelto en un sinfín de problemas, como drogas, pandillas, peleas y carreras clandestinas, y muchas cosas más que manchan la perfección de los McGregor,
¿Será que esto es solo algo de la edad? O ¿Arthur será por siempre la caída del imperio?.

—J.N Taylor.

Al terminar de leer aquella nota, quedé algo perpleja, está bien que Arthur es un dolor de cabeza, pero no tenía idea, de que estuviera envuelto en tantos líos, ni que tuviera un hermano mayor, bueno dos, aunque bueno, acabo de conocerlo, y creo que lo mejor sería, no seguir conociéndolo, seria lo más razonable, o bueno, las personas cambian y todos merecen una segunda oportunidad, y tal vez, solo tal vez, Arthur haya cambiado.

Apague mí laptop y la deje en el mueble del lado izquierdo de mí cama. Cerré mis ojos y me deje llevar por el cansancio.

ARTHUR.

Aparque mi auto frente al viejo y abandonado muelle, ya había pasado a buscar el paquete a casa de June, solo era cuestión de entregarlo, un trabajo, sencillo, y riesgoso, pero con buena paga.
Bajé del auto, con la capucha de mí chaqueta de cuero puesta, mi cabello oscuro bajo está, las gotas de la repentino lluvia se deslizaban en mí rostro, mis manos estaban dentro de uno de los bolsillos de mí chaqueta, una estaba vacía, y en la otra tenía la mercancía.
Camine hasta los tablones del muelle, en donde un muchacho que por su contextura parecia de mi edad, su rostro no puedo verlo debido a la distancia, y a que esta igual cubierto por la capucha. Acelere el paso y este noto mi presencia, y camino con un paso lento y confiado hacia mí.

Al quedar frente a él, tendi el paquete hacia él, al ver qué su primera intención fue agarrarlo, lo hice hacia mí y con una pequeña sonrisa burlona, le di a entender mí punto.

—El dinero— Dije y este sonrió de medio lado con algo de malicia. Metió una de sus manos en el bolsillo de su campera y saco un fajo de billetes de veinte, los conté y había un total de doscientos dólares en billetes de veinte.
Tome el fajo de billetes y entregué el paquete, para irme por el mismo lado del que vine.

—Dinero fácil— Susurré para mi mismo, mientras sacaba las llaves de mí auto.
Abri el mismo y me adentre rapidamente en el. Arranque y conduje dirigiendome hacia mí casa, se siente bien decir, MI casa y no casa de mis padres, pero bueno.
Encendí la radio de mí auto y la conecte por Bluetooth, a mí celular.
Pase varias canciones, entre ellas Us de James Bay, Robbery de Juice WRLD, Cliché de Sub Urban. Me quedé con Horns de Bryce Fox.

***

Llegué a casa, abrí la puerta para luego cerrarla. Me lleve una gran sorpresa al ver a mí madre sentada en el sofá de la sala, y un par de maletas marrón.

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Hola. Nuevo capítulo, si ya se que son pocos quienes leen esta historia, pero de todas formas, por ustedes 30 es por quienes actualizo.

Me despido.
Besos escandalosos.
—A.Diaz—