A R T H U R // #1.

02. ¿Tú y yo hemos... Ya sabes?

~Y mi corazón fué sepultado,
Una noche como está.~

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—Tú no te metas— Escupió el rubio, mientras me apretaba más fuerte, mirando a Arthur.

—¿Arthur?— Fué lo único que pude articular.

—¿No entiendes? Alejate de ella, ¡Ya!— Noté como los brazos de Arthur se tensaban y apretaba los puños.

El rubio ni se inmutó, solamente se rió de manera egocéntrica, lo que hizo que Arthur se enojara de manera notable, solo ví como el puño del mismo estampaba en la cara del rubio.

El rubio se alejó sobando su mejilla.

Reí, no tengo idea de porque lo hice, quizás porque aún había alcohol en mi sistema, y estaba en la hora feliz en la que todo me causaba gracia.

ARTHUR.

En cuanto ví al rubio ese tocando a Leym y estaba pidiendo que se alejará, no pude evitar detener la escena y darle su buen merecido a ese imbécil, no por el hecho de que me importe Leym porque no es nada de eso, solo que, detesto ver a esos idiotas, que les gusta aprovecharse de las muchachitas borrachas.

Lo último que hice fué estampar mi puño en el rostro del idiota ese, y ví a Leym reírse, ¿Con que alguien está en su hora feliz? Reí, me causaba gracias la escena.

—Vamos linda— La tomé en mis brazos, en posición de recién casados, lo cual estábamos muy lejos de ser.

—Mi héroe— Dijo riendo mientras pasaba sus suaves dedos por mí barbilla.

Diablos, si se viera ahora mismo, de seguro se estamparía ella misma contra una pared.

—¿Me llevas a casa?— Dijo riendo.

Uff, por suerte yo si controlo.

—

¿Quieres que tus padres te vean así?— Dije mirándola expectante de su respuesta.

—Buen punto, gorila— Rió.

La ignoré, tanto a ella, como su insulto, ¿Por donde diablos yo  parezco un gorila?.

Ya estábamos llegando a casa, Leym estaba muy callada, la miré, y sí, su silencio se me hacía raro, estaba dormida.

Tomé su celular, que descansaba en su muslo izquierdo, lo encendí, mientras comenzaba a pensar en contraseñas dignas de ella, pero, no tenía contraseña.

Que descuidada.

Busque en su lista de contactos el nombre de su madre, la encontré agendada como; Mi querida progenitora. Reí ante ese nombre, original, tan digno de Leym.

Le escribí, haciéndome pasar por Leym, ya que obviamente no le diría Hola mamá de Leym, soy Arthur, ella se quedará a dormir en mí casa, que descanse.

Leym:
Mamá, me quedaré en casa de Nora, se quedó dormida y no quiere levantarseoara llevarme.

Sí, eso sonaría convincente.
El celular no tardó en vibrar.

Mí querida progenitora:
Tan digno de Nora, mañana no llegues después de las dos, te quiero mí cielo descansa.

Listo, ya todo estaba bien.

Ahora llevaría a Nora a mí casa sin ningún problema. Coloqué el celular nuevamente en su muslo en donde se encontraba anteriormente.

Al llegar, la tomé en mis brazos, no sentí nada, había cargado de esta manera a infinidades de chicas, aunque la mayoría era porque hacíamos el delicioso y se quedaban dormidas, pero obviamente con Leym, era totalmente distinto, ella era distinta.

La acosté en mí cama, a pesar de que había más habitaciones, quise darle un pequeño susto en cuanto de despertara pasé un trapo húmedo por su cuerpo mientras le quitaba ese vestido, que le quedaba a la perfección, le coloque de manera suave y lenta para no despertarla una camiseta mía, le quedaba bien, para ser sincero.

LEYM.

Quisiera decir que desperté, como en los cuentos de hadas, en mí preciosa habitación, con el cantó de los pájaros, y los rayos del sol pegándome en la cara, pero hay que ser realistas, desperté en una habitación de hombre, con el sonido de ronquidos, y una camiseta en lugar de mí incómodo vestido.

Mierda.

Fué lo único que pensé, en cuanto ví a Arthur, acostado a mí lado, esté se removió en su lugar, un escalofrío recorrió mí cuerpo al pensar en lo peor, al encontrarme en estás condiciones.

—Arthur— Lo moví, tal vez el recordara algo y mí consciencia de tranquilizara.

—Ya despertaste— Dijo.

—Sí, que no me ves— Rodeé los ojos.

—Anoche no eras tan amargada— Rió sentándose en el borde de la cama.

Imbécil.

—Espera— Dije nerviosa— ¿Tú y yo hemos.... Ya sabes?— Dije expectante de la respuesta.

El se quedó callado unos segundos, pareció analizar lo que diría.

—No— Dijo finalmente, explotando en carcajadas, ahora sí mí mente sabía lo que erá paz.

—Gracias al cielo— Dije mirando el techo.

—Por favor Marcius, sabes que lo hubieras disfrutado— Dijo riendo con esa sensual voz grave.

Okey, yo no eh dicho eso, cerebro articula bien tus pensamientos.

—Además, jamás me atrevería aprovecharme de ti, menos ebria— Dijo parando de reír.

—Como digas, ahora, préstame tu baño, necesito darme una ducha e irme a casa—. ¡Maldición, mamá va a matarme!— Me preocupe, me iban a asesinar no sabe nada de mí desde ayer.—

—Sobre eso— Dijo el rascándose la nuca— Revisa tu celular— Dijo para luego salir de ella habitación.

Hice lo que me mandó, y vi que el último chat era de mamá, lo cuál es raro ya que no recuerdo haberle escrito, pero en cuanto entro, mis dudas quedaron resueltas, así que el joven Arthur, lo arreglo todo.

Reí internamente.

Tomé una toalla que estaba en la cama, entre al baño que estaba en esa habitación.
Encendí el grifo de la bañera, y comencé a bañarme, al terminar, no tenía nada que ponerme, así que me coloqué el mismo vestido de anoche.

Bajé y Arthur ya estaba cambiado y tenía dos platos con Bacon, huevos y tortitas, cada uno.

—Quiero saber todo lo que pasó anoche—

***

Arthur ya me había contado hasta el más mínimo detalle de lo que pasó, quede un poco sorprendida, estábamos en su auto, le pedí que me llevará a casa de Nora, ya le había escrito a esta última para contarle y dijo que su madre no estaba.

—Bien nos vemos Arthur— Dije al bajarme.

—Hasta la vista preciosa— Escuché su risa.

Abrí la puerta, con la llave de repuesto que estaba bajo el tapete.

—Quiero explicaciones— Fue lo primero que escuche al entrar y ver a una Nora sentada con una taza de café con una silla justo frente a mí.

¿Será que ella es normal?.

Explicaciones aquí voy...

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Hola! Segundo capítulo de "Arthur".

Voten y comenten porfavor.

—A.Diaz—