Capítulo 29

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Capítulo 29

"Baja la guardia y deja entrar a la felicidad"

― Tapan Ghosh

El calor de los labios de Ian se transportaba desde mi boca hasta el centro de mi ser. Permanecí estática por un momento ante la sorpresiva instrucción. Puse mi mano en el pecho para alejarme de él por un momento.

Puse mis ojos en Ian y pude ver la duda en el mar de sus ojos en el instante en el que me alejé. Sin pensarlo más, le sujete por el cuello de la camisa para acercarlo más a mi y envolverme en la embriagadora esencia de sus labios -saboreando, para mi deleite, el residuo de vino que permanecía en ellos-.

El beso, que inicio como una tormenta en el mar, progreso a lo sublime. Era tan demandante como generoso. Tan tierno como brusco, era hielo y fuego a la vez. Este vaivén de labios era en esencia, la suma de nuestras diferencias encarnadas.

Me aferré a su cuello sin importarme el lugar en donde estábamos. Por una vez, nos permití simplemente ser.

Ian continuaba trazando sus labios con los míos. Degustando no solo el sabor de mis labios, sino también el de mi alma.

Tan rápido como empezó, Ian se encontraba alejándose de mi y acariciando mi rostro con su pulgar. Un pequeño escalofrió invadía mi corazón producto de que aquel tierno gesto.

Mis ojos cafés y los suyos se encontraron. No hablábamos de nada por un momento, disfrutamos simplemente de la conexión que habíamos creados.

-Eres hermosa, Bee.

Sus palabras eran tan simples como significativas a la vez. Aunque había batallado toda mi vida para creerlo, la honestidad en su mirada me había hecho aceptar el calificativo por completo.

-Y tú eres un hombre encantador -Respondí con honestidad.

Sus otras cualidades estaban sobre resaltadas: Guapo, inteligente y caritativo . . .Quería apelar a una parte de él que muchos habían pasado por alto.

La pequeña sonrisa en sus labios me mostro cuando complacido esta con mi cumplido.

-Bueno, me parece que hacemos buen par, ¿No crees? -añadió juguetón.

Oh, estoy absolutamente convencida.

***

La noche paso entre conversaciones y risas. Supongo que no habíamos perdido la burbuja mágica después de todo. Ian se limitó tomar una sola copa de vino, y ahora nos encontramos camino al hotel.

Como hizo en el viaje al restaurante, su mano jugueteaba con la mía. Esta vez, me permití unirme a la diversión dejando a su pulgar y el mío jugar. El gesto, a pesar de ser inocente, poco a poco hizo que la temperatura en el vehículo fuera ascendiendo.

Bueno, supongo que la temperatura corporal seria un termino mas acertado.

Al llegar al hotel, ambos nos encontrábamos caminando al ascensor. Ahora nos encontrábamos encerrados y podía sentir la tensión en el ambiente.

-Bee- dijo Ian, tomando su mano en la mía -Acompáñame un rato más, por favor.

Su voz fue casi como una súplica... La verdad es que acompañarlo podía tornarse en algo más.

Mi cuerpo gritaba por dentro de la anticipación debido a lo que podía suponer su invitación.

¿Seria muy goloso querer postre de nuevo?

-Por supuesto, me encantaría- Respondí, otorgándole una sonrisa que fue rápidamente acompañada por la suya propia.

El ascensor termino su recorrido en nuestro piso, paso frente a mi puerta y continuamos el recorrido hacia la habitación de Ian. Mientras mas cerca nos encontrábamos, sentía el palpitar de mi corazón aumentar.

Ian removió la llave de su bolsillo y rápidamente nos encontrábamos en su recamara. Tan pronto la puerta se cerró tras mí, me lancé sobre él y tomé posesión de sus labios.

Besarme, ese era una buena ocupación para sus labios.

Instintivamente, sus manos viajaron a mi cintura y me envolvieron en él. Enrolle una de mis piernas a sus caderas para acercarnos mucho más. Como si fuera posible.

Mis manos se sostuvieron fuertemente de su cuello para ayudarme a mantener el equilibro, Un pequeño quejido varonil escapo de su garganta y yo quede prendada en él.

-Cielos, Bee- sus labios partieron de los míos, dejándome una sensación de vacío que fue rápidamente remplazada por la sensación placentera de sus labios descendiendo por mi cuello despacio. Su cálido aliento causando que empezara a estremecerme internamente.

Oh, Ian.

Ian tomó mi pie que continuaba en el piso y lo posiciono en mi cintura. Sus manos ahora sujetaban la unión de mi cintura y glúteos para mantenerme en mi lugar. Mi vestido, como es de imaginarse, ya no se mantenía en su lugar.

Con grandes pasos, Ian guiaba la unión de nuestros cuerpos al mueble, depositándome con sumo cuidado sobre la cómoda colcha del utensilio.

Él se mantuvo de pie por un momento, pasando la mano por su pelo y observándome con sus oscurecidos ojos. Sus mejillas se veían ligeramente rojas debido a la exaltación en la que encontraba.

-Rayos -Maldijo por lo bajo, acomodándose el pantalón para disimular la evidente reacción que había tenido al sostenerme sobre él. Al notarlo, aquella parte afrodisiaca de mi se entusiasmó -Debemos hablar- concluyo diciendo Ian.

Su mano viajo nuevamente a mi mejilla acariciándole con dulzura. Con mi cabeza hice un pequeño gesto para dejarle saber que estaba de acuerdo.

Si hablaba, lo único que podía decir era lo innecesaria que consideraba las palabras en este momento.

-Te pedí que me acompañaras porque tengo un gran de deseo de contarte algunas cosas de mi vida. Quiero darte la oportunidad de decidir que pasara con nosotros luego de que comparta lo que está en mi mente -A pesar de la seriedad de sus palabras, el toque de su mano me hacia sentir relajada.

Señor, si estas ahí, te pido que no vaya a confesarme algún crimen.

Bueno, como las fuerzas divinas trabajan en mi contra, quizás debería lo contrario ¿no?

Ian tomo asiento a mi lado, tomo mis piernas y las coloco sobre las rodillas y procedió a masajear mis tobillos antes de continuar.

-Te doy mi palabra de que voy a portarme como un caballero y que mi primordial razón al invitarte a mi habitación era hablar contigo -Dijo, elevando mi tobillo sobre su pierna para dejar un casto beso en él justo antes de empezar a contarme cosas que jamás imagine pasaron en su vida.







Nota: ¿Qué creen que ha pasado en la vida de Ian, díganme sus teorías? Actualizare según me inspiren sus respuestas ...

Asistiendo al Señor Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora