Capítulo 4: La Oscuridad del Alma

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Un enorme murciélago caía en la oscuridad, con sus extensas alas negras cubiertas de sangre

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Un enorme murciélago caía en la oscuridad, con sus extensas alas negras cubiertas de sangre. Aquel murciélago gritaba y gruñía de dolor, con su cuerpo contorsionándose hasta volverse un hombre. Bruce emergió del oscuro pelaje, justo antes de que dos disparos resonaran en el silencio de la noche.

—No.

Wayne se levantó, viendo como unas perlas manchadas de sangre rodaban hasta él. Allí, frente a él, se encontraba su yo joven. El pequeño miro con sus ojos completamente negros hacia el mayor, y lo señalo en medio de un feroz rugido. Los dos cadáveres a sus pies, al igual que el mismo, empezaron a sangrar mientras su piel era desgarrada desde adentro. Cientos de ratas salvajes emergieron, con espuma saliendo de sus bocas. Bruce no pudo hacer nada cuando aquellas criaturas se le fueron encima, derribandolo y cubriendo cada centímetro de su piel. El luchador contra el crimen quedó paralizado del terror, llorando en silencio mientras las ratas le arrancaban pedazos de piel y se metían en su interior para comer cada vestigio de su alma.

—¡Bruce! —gritó una mujer.

Wayne observó como por encima de todo, se cernía la oscura silueta de Orlok. Los fríos y muertos ojos del vampiro demostraban una furia diabólica, y el placer de la victoria. Bruce lloró sangre, mientras aquella grotesca figura se retorcía en una bizarra y horrenda metamorfosis. Antes de que todo quedará en oscuridad, Bruce vio algo que le aterró hasta lo más profundo de su ser.

—¡No!

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—¡No!

Bruce se sentó de golpe, descubriendo que estaba en su cama. Todo el cuerpo le dolía, y tenía vendajes en el torso, además de un gran pedazo de algodón en el cuello.

—Amo Wayne —habló una voz dulce y serena, la cual Bruce no tardo en reconocer.

—Yvette —exclamó el último de los Wayne.

Bruce amagó con levantarse, pero un gran mareo le atacó de forma repentina. Su vista se nublaba y sus ojos amenazaban con cerrarse.

—Amo Wayne.

Bruce cayó de espalda contra la cama, sintiendo la fiebre apoderarse de su cuerpo.

—Beba esto —le dijo su sirvienta, acercándole un tazón con un extraño brebaje.

The Bat-Man: NosferatuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora