Donut go ━━ [Finalizado] 《4》

I

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Dulce encuentro
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Era una tarde lluviosa en Whole Cake Island, una de esas, en las que muchos se quedarían en casa tomando una taza de bebida caliente, relajándose a esperas de que el clima mejorase. Sin embargo; Charlotte Katakuri regresaba de una misión que había hecho en solitario.

Aliviado porque nadie lo hubiese observado caminando por la calle con la bufanda humedecida mostrando parte de su cara, Katakuri se dirigió a escampar en la esquina de un callejón. Ahí donde nadie lo miraba, se quitó la prenda de su cuello para exprimirla y sacar el agua que ésta tenía acumulada. Estaba tan enfocado en lo que hacía, que no se había percatado de que tenía compañía.

—Es un lindo clima, ¿cierto? —comentó una joven a su espalda, que también esperaba a que la lluvia cesara.

Katakuri volteó, y sintió ira al saber que alguien le había visto el rostro, pero a la vez, le causó curiosidad el hecho de no percibir ningún temor ni desagrado de parte de la mujer que le sonreía. No contestó y siguió en lo que estaba. En cuanto a ella, se asomó a la entrada del callejón, quedando a pasos de él.

La susodicha sostenía un canasto de frutas en su brazo derecho. Parecía como si fuera o viniera de algún picnic ya que vestía muy sencillo; tan sólo un vestido escotado en color aqua por encima de la rodilla, unas sandalias en tono perla —las cuales cargaba en la mano izquierda—, y llevaba el cabello humedecido, recogido en una trenza que le colgaba por el extremo derecho de su cuello.

Katakuri notó la tristeza que ella proyectaba en su mirar, así como también se dio cuenta de que sangraba.

—Tu pie... estás herida. —Fue lo único que dijo al colocarse la bufanda nuevamente.

Ella volteó hacía él, regalándole una amable sonrisa, una vez más.

—Sí, es que corrí un poco, y un trozo de cristal, el cuál no sé de dónde habrá salido..., se incrustó en mi pie. —Explicó muy tranquila.

—Oh... —articuló Katakuri. Enarcó una ceja y rebatió—: Dijiste que el clima era lindo, ¿pero huiste de la lluvia, corriendo, y sin zapatos?

—Bueno —respondió ella, regresando al lugar donde antes se encontraba—, no corrí por la lluvia, sólo huí de mi novio. —Sacudió la cabeza y cerró los ojos—. Ex novio. —Se corrigió luciendo muy triste.

—¿Intentó hacerte daño? —preguntó Katakuri

—Él... —suspiró, aún más triste de lo que parecía anteriormente—, no lo intentó..., lo hizo. —Afirmó cabizbaja, a la vez que una lágrima rodaba por su mejilla.

—¿Qué te hizo? —Le cuestionó Katakuri, muy molesto.

En esa isla nadie estaba permitido a dañar a otra persona, y sin duda iría tras de quien se haya atrevido a desobedecer una de las reglas más importantes de su administración.