No otra vez.

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El vampiro empujo las cadenas que lo inmovilizaban a la pared de la cueva. Sus ojos brillaban verdes, alumbrando la oscuridad que nos rodeaba.

 ―¿Realmente crees que puedes sujetarme? ―Preguntó él, con su seductor y desafiante acento.

 ―Claro que sí ― respondí. 

Esas cadenas fueron instaladas y probadas por un vampiro maestro para que fueran lo suficientemente fuertes. Lo debería saber. Una vez yo mismo había sido prisionero en ellas.

La sonrisa del vampiro reveló colmillos en sus blancos dientes superiores. No habían estado allí hace algunos minutos, cuando él todavía parecía humano para el ojo inexperto. 

―Muy bien, entonces. ¿Qué es lo que deseas, ahora que me tienes indefenso?

 Él no sonaba como si se sintiera indefenso, al menos. Fruncí los labios considerando el asunto, dejé que mi mirada lo escaneara. Nada interrumpió mi vista,bueno, desde que estaba desnudo. Hace mucho tiempo aprendí que las armas podían ser almacenadas en varias partes del vestuario, pero en la piel desnuda no esconde nada.

Excepto que ahora, eso también era una gran distracción. El cuerpo del vampiro era, una hermosa extensión pálida de músculo, hueso y elegantes líneas magras, todo lo que culminaba en una hermosa cara con pómulos tan finamente cincelados que podrían cortar la mantequilla. Vestido o desnudo, el vampiro era impresionante,algo de lo que era obviamente consciente. Aquellos ojos brillaban verdes en los míos con una mirada de complicidad.

 ―¿Necesitas que repita la pregunta? ― Él preguntó con un dejo de malicia.

Me esforcé por ser indiferente. ―¿Para quién trabajas?

 La sonrisa se ensanchó, dejándome saber que mi actuación no fue tan convincente como yo quería que fuera. Él incluso se estiró tanto como las cadenas se lo permitían, Sus músculos ondulando como las ondas de un lago. 

―Para nadie.

 ―Mentiroso. ― Saqué un cuchillo de plata y tracé la punta suavemente por su pecho, sin cortar su piel, dejando apenas una línea rosada que desapareció en segundos.

Él miró el camino que el cuchillo había trazado. ―¿Eso debería asustarme?

Fingí que analizaba la pregunta. ―Bueno, he matado a sangre fría en el mundo de los no muertos desde que tenía dieciséis años. Incluso me gané el apodo de Red Reaper, por lo que si tengo un cuchillo al lado de tú corazón, entonces sí, deberías tener miedo.

Su expresión seguía siendo divertida. ―Te gusta sonar desagradable pero apuesto que podría liberarme y tenerte sobre tu espalda antes de que pudieras detenerme.

Bastardo arrogante. ―Hablar es fácil. Pruébate.

Sus piernas se alzaron, sacándome de equilibrio. Salté hacia adelante de una vez,pero un cuerpo rígido y frío me tiró al piso de la cueva al siguiente instante. Una mano de hierro cerrada en torno mi muñeca, me impedía levantar el cuchillo. 

―Siempre, el orgullo antes de una caída ― él murmuró con satisfacción. 

Intenté derribar lo, pero una tonelada de ladrillos hubiera sido más fácil de desalojar.Debería haber encadenado los brazos y las piernas antes de ser tan atrevido, me reprendí mentalmente.Aquella sonrisa arrogante regresó cuando el vampiro me miró.

―Continúa retorciéndote, cariño. Frota conmigo todas las partes, hazlo.

 ―¿Cómo lograste liberarte de las cadenas? ― Por encima de su hombro, vi un agujero en la pared de la cueva, en donde solían colgar los gruesos grilletes de titanio. Increíble. Él las arrancó directamente fuera de la pared. 

This side of the grave. [joerick]  -adaptación-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora