Vendida Jortini ♡ [terminada]

Vendida

Desde que fue

secuestrada, por lo que es

mucho lo que le pasó. La

primera vez que la vendieron,Martina estaba tan

asustada. Su dueño era un

viejo rico que sólo la dejó

trabajar. Y si Martina no lo

hacía el trabajo, sería

castigada. Dos grietas de

látigo en la espalda.

Martina era joven, no era

capaz de hacer todo el

trabajo de los esclavos

mayores de edad que

tenían que hacer, así que

ella fue azotada casi tres

veces al día.

Fue horrible y duró

hasta qué Martina llegó a la

edad de los once. Su

siguiente propietario fue

más joven, ya que sólo

tenía 25 cuando compró a

Martina. Una vez más se le

ordenó hacer el trabajo

pesado en los alrededores

de la mansión, pero esta

vez los castigos eran

mucho más peor. Este

propietario no se detuvo

con dos grietas de látigo.

Se detuvo con diez.

Martina odiaba al hombre

con todo su corazón. Él

mató a las únicas amigas qué Martina había hecho allí se llamaban Lodovica y Mercedes. Ellas

eran unas jovenes esclavas que

había conocido en esta

mansión. Ellas habían

hecho una amistad

inmediatamente. Un día, Lodovica y Mercedes olvidaron hacer  unas

de sus tareas y el dueño las

había castigado las golpearon hasta la

muerte. Esa es la razón

por la que Martina había

lanzado un puñetazo a su

dueño.

Gran error.El propietario la había

atado a un poste y le había

golpeado gravemente.

Había mucha sangre

cuando Martina se quedo

inconsciente. Su memoria

perdida para siempre.

Su dueño decidió que

no quería una esclava

desobediente, por lo que

había traído una muerte

casi para Martina de nuevo a

uno de los comerciantes

de esclavas.

Ellos habían

remendado a Martina hasta

que fue lo suficientemente

sana como para ser

vendida de nuevo. Su edad

ahora es de 18 años, Martina

está de pie detrás del

escenario, esperando su

momento para ser

mostrada en torno a los

vendedores.

NARRA MARTINA:

Finalmente es mi

turno. Alguna maleducada

señora me empuja por las

escaleras hacia el

escenario.

Inmediatamente las luces

brillantes me ciegan, así

que no puedo ver a la

audiencia. Todo lo que

puedo hacer es estar allí

escuchando los murmullos

de la multitud. Me

pregunto quién será mi

próximo comprador. Mi

siguiente maestro. «Muy

pronto», la voz del viejo

amigo que ha organizado

esta subasta suena a

través de la habitación.

Todo el mundo se calla y

girar sus ojos en mí

cuando empieza a

presentarme. En la

pantalla al lado del

escenario es el mismo

texto que el que está

leyendo.