Después de recordar y soñar cosas extrañas, me levanté al sentir como golpeaban con leves empujoncitos mi hombro izquierdo. Abrí los ojos y mire que nos detuvimos.
T/n: Uh? Que sucede? *Me levanté bostezando leve poniéndome recta y mirando a Jimin* Ya llegamos?
Jimin: No, me detuve para que vieras esto *Levante mi vista y vi que estábamos en una clase montaña pequeña mirando de lejos y por debajo la ciudad*
T/n: Valla... *Por inercia ambos nos bajamos y caminamos hasta quedar frente a esa vista, recargandonos en el auto*
Nos quedamos un buen rato viendo esa enorme vista, estábamos en silencio pero no en uno incómodo, la brisa fresca golpeaba levemente mi rostro. Suspiros se escucharon de parte de los dos. Podía decir que después de ver esos extraños sueños en mi cabeza sentí un nudo en la garganta pero que Jimin me trajera aquí me hizo olvidarlo.
Este volteo y llamo mi atención.
Jimin: T/n..
T/n: Eh? S-Si?
Jimin: Toma *Sonrió y me entrego una cajita color azul rey de terceopelo, la tomé y la mire confundida* abréla.
T/n: E-Esto es...?
Jimin: Pues abréla y dime.
Abrí nerviosa la caga, cerré mis ojos por estar tan anciosa, abrí mis ojos y mire su contenido.
T/n: .... *Me quedé sin palabras alzando aquel objeto para verlo mejor*
Jimin: Feliz cumpleaños *Ríe leve* se que fue hace unos dos meses, no me lo dijiste pero trataba de encontrar lo que una vez viste en un aparador.
T/n: J-Jimin, gracias *Sonreí soltando una lágrimas, me acerque a él y lo abracé*
Este correspondió e hizo que me volteara para poder poner ese collar en mi cuello.
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No tuve que dar algo a cambió por esto...mi subconsciente sabe a lo que me refiero.
Este collar era suficiente para querer más a Jimin, sería como un recuerdo que no me quitaría, mis ojos brillaban al ver ese objeto pero me sentía extraña.
Y bueno después de eso decidimos quedarnos un rato más, una sesión de besos se convirtió en un momento seductor dentro del auto. Algo que me parecía extraño, nunca había hecho esto en un vehículo. Lo bueno es que nadie estaba al rededor si no estaría más roja de lo normal.
Ya estábamos llegando al orgasmo, mientras el me penetraba lentamente, sus embestidas fueron más fuertes y este apretaba leve mi trasero con su mano.
Podía escuchar sus gruñidos y gemidos en mi oreja, algo que para ambos nos excitaba al provenir estos sonidos de nuestros labios. Jimin besaba mi cuello y yo solo jadeaba por el ambiente caluroso y repentino.
