S U S P I R O S

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Emilio

Colgué el teléfono frustrado, dos horas escuchando la voz de mi madre me dieron dolor de cabeza, había llamado justo para anunciar que ya habían comenzado a empacar para mudarse a la dichosa casa, aun no sabía porque tomaron esa decisión, pronto los tendría por aquí más seguido y eso significaba más opresión para mí.

Suspirando espere que se abrieran las puertas del elevador. Hoy esperaba poder hablar con Dani me ha estado evitando los últimos días, de hecho desde el festejo de Cole apenas me habló a duras penas, pero creo que ha empeorado.

Hoy teníamos que reunieron para proseguir con nuestro proyecto, estaba un poco más tranquilo al querer congeniar con él, creo que empiezo a entender cómo funciona su forma de expresarse, y aunque suene raro o extraño me gustaría poder escuchar aquella risa que me ha dejado pensado mucho. Bueno eso no era todo, claro que quería conseguir respuestas y terminar mi proyecto podría tomar buenas fotos de aquel papalote montando esas olas del viendo. De igual manera me sentía algo nervioso al saber que en unos días llegaba el fisioterapeuta, sin duda serían unos días llenos de sorpresas.

Me coloque en mi lugar con una sonrisa extraña en mi rostro, empecé impaciente mirando a todos lados, ¿Qué estaba haciendo? Resignando comencé a reanudar mi papalote, estaba tan enredado y sin forma que me estreso solo verlo. Un golpe en la mesa llamo mi atención con un pequeño brinco.

- ¿Que tú no sabes llegar sin asustar a nadie? –reí mirándolo de reojo.

Sin contestarme mire la mesa, mi garganta de pronto sintió arcadas y mi nariz presencio un horrible aroma.

- ¡Joaquín, por dios! -mi garganta se contrajo. - ¿qué es eso? -tape mis fosas nasales y mi boca tratando de contrólame. Sin contestar y sin nada de ruido metió sus manos amasando sea lo que sea eso. A simple vista lograba ver algunas cáscaras de plátano y otros desperdicios que no me gustaría saber que son.

-no lo puedes hacer en otro lado, lo que sea la porquería que haces. -arrugue mi nariz que poco a poco dispersaba el mal olor.

Ignorándome comencé a cortar el papel de nuevo, esto era más difícil de lo que esperaba.

Las horas pasaron y yo solo miraba de reojo a Joaquín y sus porquerías mágicas, parte de la sudadera rosa que portaba estaba llena igual que su pecho y melena; no pude evitar acordarme de aquella marcas en su piel, me pregunto si aquello fue producto de mi imaginación; su máscara mantenía pequeñas gotas de la porquería que era eso. Una vez alinee las varas de madera al papel, era tan inútil que no sabía ni lo que hacía, las ate con sumas cuidado. Pronto estaría listo para montar los cielos azules y llenarlos con su intenso color rojo cereza.

- ¿no te lo vas a comer o sí? –suspiro dejando caer sus brazos a los costados de su cuepor, quiero creer que fastidiado. El levantó su mano señalando a lo lejos, cuando logré ver quién era la víctima reí.

-se lo aventadas a Will. -tape mi boca evitando soltar una carcajada.

Al voltear a verme, se mantenía quieto solo mirándome con una máscara color amarillo y pequeños lirios brotando de las cuencas y los exteriores, era linda, sin alguna reacción de su parte solo se mantuvo mirándome yo al contrario suspiraba con intranquilidad al sentir su intensa mirada. Jana y Maílla eran las que no sacaron ese trance dónde ambos nos quedamos viendo, quiero creer el que me miraba y no solo mirara a otro lado.

- ¿Qué es eso que hueles tan mal? -ambas chicas se taparon la nariz, arrugando su entrecejo confundidas y asqueadas por el mal aroma.

-es el proyecto de mi compañero. -señale a mi costado dónde Joaquín permanecía en su propio mundo amasando esa cosa aun.

Piel de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora