U N ° V I A J E

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Joaquín

Por la ventana admiraba todos los árboles que pasaban tan rápido, solo podía presenciar los colores verdes que revivían en aquellas ramas cecas. Mire de reojo a mí acompañante que suspiraba pesado, sus parpados constantemente se movían junto con sus hipnotizantes pestañas, me entretenía imaginando lo que el soñaba, saber que una simple pesadilla te hacia apretar con fuerzas las manijas del asiento era impresionante, el miedo se reflejaba en sus acciones que solo pude recordar una persona en mi mente; había estado negando todo con el pero por más que quisiera no podía, todas y cada una de sus acciones sin duda me eran igual a las de él, gestos, sonrisas, su forma de hablar y hasta en su forma de soñar me recordaban a Joaquín.

Pensar que estaba reviviendo lo que paso en un tiempo me abrumaba, el fin de estar aquí simplemente era para conseguir respuestas y tal vez soltar la verdad para después largarme dejando que ellos salvaran sus propias vidas.

(Pero eso ya no es así) sé que no es así, me asustaba y confundía sentir algo más que agrado por una persona, ahora no solo era Emilio ahora era Maílla que no había querido decir nada, su escusa era que no recordaba nada con exactitud y el resto de los demás simplemente eran como siervos que tenía que ser espantados cuando hubiera peligro; mi sentimientos de nuevo estaban manejando mis acciones arruinado mis planes iniciales. Era un idiota, una vez más estaba ganando el.

Un grito de diversión llamo mi atención, mire a mi derecha encornado un rostro familiar, era esa chiquilla llamada Sara aun no sabía que pasaba con ella pero recordar lo de anoche me deja intrigado.

"Baje las escaleras con sigilo, justo a esta hora todos se encuentran dormidos; quería esa llave de nuevo tal vez me la quedaría. Camine con tranquilidad por los pasillo verificando que estuviera nadie, desde pequeño me gustaba divagar por mi antigua casa con Joaquín pensando que en las noches revivían portales mágicos que nos llevarían a otro mundo totalmente diferente.

Pronto el silbido de mis labios comenzó acompañarme, esas estúpidas cámaras habían bloqueado caminos de mi mapa trazado, ahora tenía que encontrar nuevos atajos donde fueran invisible antes sus ojos. Un estruendo me hiso detenerme, con cautela camine asomando mi cabeza, achine mis ojos confundido al ver a la chica del ajedrez tratando de recoger los vidrios del suelo.

¿Qué hacía tan tarde aquí?

-aprender a ver mi reflejo. -rio agrio.

Se levantó, pronto me escondí escuchando con se deshacía de aquellos vidrios, abrió la llave del agua opacando su hablar lo único que distinguí fue un "ya pronto" sin importar a donde iba regrese a mi habitación cerrando sin cuidado alguno, confundido retire mi mascara para sacar aquella lamina.

Mi investigación avanzaba pero siempre encontraba algo nuevo que hacia unir caminos.

La fotografía de la casa estaba conectada con todos los rostros de aquí, un nuevo hilo se agregaba a ambas doctoras; y lo que más me asustaba era que todos los caminos terminaba en una sola persona."

Ahora era cuando creía que había más personas involucradas y me estaban ganando en la carrera que yo había empezado. Desvié mi mirada cuando ella amable me saludo. Observe de nuevo a mi acompañante sin saber muy bien como termine junto a él y como es que accedí a este estúpido viaje. Todo lo pasado con el revivía en mi cabeza; con el tiempo deje de darle esas notas, de advertirle lo que en realidad pasaba, creo que yo tengo un poco de culpa en esto...tal vez por mi culpa morirían todos. Solo ahora podía fijarme en sus ojeras marcadas y esas expresión tan gozante de miedo era tan gratificantes de presenciar, pero era cierto que ya lo sabía, lo único que quería es que no se involucrara junto con su otra amiga Jana, estos dos había encontrado la cueva del lobo, y no era exactamente como lo pintan en los cuentos de niños.

Piel de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora