Los creadores de Idol Room, programa de televisión, los habían invitado a salir en uno de sus capítulos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🎬
—¡Sun Hee! —Llamó uno de los MC, Jeong Hyeong-don—. Estas muy distante ¿Pasa algo?
—No, no. Para nada. Solo estoy un poco nerviosa. —Reí—.
—Ah, tú tranquila. No es como si te fuéramos a golpear. —Rió el mismo—.
—A menos que pierdas en un juego y toque darte con el martillo. —Bromeó el otro MC, Defconn—. Ahora dinos ¿Tienes algún talento?
—Bueno... soy buena con los olores, puedo saber con que persona estoy hablando solo por el olfato.
—ohhh, ¡traigan la venda! —Ordenó Hyeong—.
Un personal del Staff trago un venda negra y me la colocó en los ojos. Me acomodaron frente a los chicos y cambiaron de lugares.
—Tendrás que oler la mano de cada uno de tus compañeros y adivinar quien es. —Escuché decir al de bigote—. ¿Bien? —Asentí—.
Empecé a oler la primera mano, sin tocarla.
—Huening Kai. —...— Soobin. —...— Yeo- no, Beomgyu. —...— Taehyun. —...— Okay, este es Taehyun, el de atrás era Yeonjun. —Dije finalizando el juego—.
En cuando me quité la venda y miré el orden de los chicos, me di cuenta de que todos estaban bien.
—¡Asombroso! —Gritó Defconn mientras aplaudía—.
—wow, ¿no tendrás otro talento oculto por ahí, verdad? —Habló el de lentes buscando en los bolsillos de mi chaqueta—.
—Soy buena leyendo labios. —Dije riendo—.
—¡No! —Exclamó, nuevamente, Defconn sin creerlo—.
—Oh, sí. Tiene razón, en un capítulo de TO DO que jugamos al "Mudo" no se equivocó en ninguna palabra. —Aclaró Soobin—.
—Y también es muy flexible. —Apoyó con orgullo el Macknae—.
—¿Flexible? —Preguntó Hyeong—. ¿Que tanto?
Sin decir nada puse el mentón en el piso y tiré mis piernas para adelante. Era una pose que ni los chicos sabían que hacía. En cuanto lo hice los dos MC gritaron de "dolor" y rápidamente se acercaron.
—¿No te duele? —Cuestionó el mayor—.
Hice un gesto negativo con mi mano, ya que en esta posición no podía ni hablar bien ni mover la cabeza.
Apoyé mis manos en el piso y hice una flexión avanzando hacía adelante, quedando en un arco de espalda y levantándome de forma seguida.
—¡Aaah! —Vociferó uno—. ¡Voy a llamar a un sacerdote y que te saque lo que llevas adentro niña! —Dijo con horror, a lo que todos reímos—.
