2 | SEVERUS SNAPE

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✺ ├ 2 | SEVERUS SNAPE ┤✺




 Eden tocó tres veces a la puerta de los Snape y esperó pacientemente

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Eden tocó tres veces a la puerta de los Snape y esperó pacientemente. Eran las diez de la mañana de un esplendoroso día de verano, y la chica estaba de especial buen humor. De hecho, mientras aguardaba a que la recibieran, Eden estiró el dedo índice en dirección a una pequeña mariposa que revoloteó directo hacia ella. La niña sonrió complacida al ver al insecto posarse sobre su dedo.

La puerta se abrió bruscamente y la mariposa se esfumó.

—¿Qué? —preguntó una mujer al abrir la puerta y ver que se trataba de una niña muy alta para la edad que debía de tener.

La madre de Severus era una mujer delgada y pálida, de rostro taciturno y con unas marcadas ojeras bajo sus negros ojos.

—Hola —saludó Eden ignorando el tono desagradable de la mujer—, ¿vive aquí Severus?

Eileen Snape parpadeó, seguramente impresionada de que alguien viniese a su casa preguntando por su único hijo, cosa que nunca había ocurrido hasta ahora.

—Sí, puedes pasar —la señora Snape le abrió la puerta y Eden entró a un oscuro recibidor sujetando contra su pecho una libreta y un bolígrafo que había traído—. Ahora mismo le digo que baje, puedes esperarlo ahí —añadió señalando el salón, esta vez con un tono más cordial.

Se alegra de que su hijo tenga una amiga, pensó Eden, aunque se sintió mal al pensarlo, no como cuando se lo había dicho a su hermana Petunia algunos días atrás.

Eden se sentó en el sofá frente a la chimenea y escudriñó la habitación. Las paredes estaban vacías, no había ni un cuadro, ni una fotografía sobre los muebles del salón. Todas las cortinas estaban corridas, permitiendo pasar a la estancia muy poca luz, cosa contrarrestada por algunas velas encendidas que en realidad lograban un aspecto tenebroso. Le transmitió una sensación de extraña tristeza.

—¿Qué haces aquí?

Eden se giró para ver a Severus detrás de ella con aire contrariado. Ya no iba vestido con ese abrigo fachero que se ponía en la calle, llevaba una túnica negra que le daba un aspecto de murciélago.

—He venido para que me lo cuentes todo sobre Hogwarts —dijo Eden mostrando su libreta, que abrió por la primera página—. Le pedí a mi madre que me la comprara ayer, aunque todavía no le he dicho para qué...

—Eden, tú no vas a ir a Hogwarts.

—¿Cómo que no? ¡Me dijiste que soy una bruja!

—Sí... pero —Severus se sentó junto a ella en el sofá—, ya estamos terminando agosto.

—¿Y eso qué?

—El expreso de Hogwarts sale en menos de una semana y a ti todavía no te ha llegado tu carta —explicó Severus como si estuviera comunicando una muy mala noticia.

Resiliencia | sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora