Esposo cruel

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Cuando Toshirou se casó con Gintoki, creyó que su vida estaría llena de alegría. Se casaron jóvenes, después de terminar la preparatoria. Habían sido novios desde la secundaria, y en la graduación de la preparatoria Gintoki le propuso matrimonio. Obviamente Toshirou dijo que si, amaba al peliplateado.

Pero luego de seis meses, las cosas cambiaron. Gintoki empezó a llegar tarde a casa, a portarse grosero con él. Toshirou pensó que tal vez era el trabajo que lo tenía así, por lo que se propuso a que las cosas en casa fueran más fáciles para su esposo. Como preparle la ropa en la noche y no en la mañana, levantaré más temprano para darle un desayuno más elaborado, gastar un poquito más en suavitel para que la ropa de su esposo oliera mejor, en poner y levantar la mesa después de cada comida, así como lavar los tratses. Todas las veces, sin pedir ayuda a su esposos. Encargándose de las pesadas tareas, de los pagos, de la comida, en aprender nuevas recetas y complacer a su amado, pero nada de lo que hacía parecía tener resultado. Así que pensó que le gustaría al albino ser consentido y tener un desayuno en la cama, pero esa mañana Gintoki no le prestó atención al gesto y se fue sin desayunar o darle las gracias a su esposo. El ojiazul lloró ese día sobre el colchón.

Estúpidamente, pensó que quizás su esposo estaba teniendo dificultades en el trabajo o que había peleado con sus amigos o tuvo una pelea con alguien, fuera lo que fuera, él se esforzaria por hacer feliz a su amado y que se sintiera bien. Pero fue inútil. Hiciera lo que hiciera, Gintoki seguía portándose grosero con él.

Con el paso de los meses, hubo noches en las que Gintoki ni siquiera llegaba a dormir a casa. Luego dejo de darle dinero para los gastos de la casa, diciéndole que era ridículo pagar los servicios de un lugar en el que ni siquiera pasaba la noche. Toshirou con una forzada sonrisa le dio la razón. Gintoki esperaba otra reacción, que su esposo se enojara, gritará o le arrojará algo a la cabeza, pero no. Tan sólo obtuvo una sonrisa falsa. Eso lo enfureció y le gritó al ojiazul que era un jodido dolor de cabeza.

Esa noche ambos volvieron a dormir en camas diferentes.

Han pasado cinco años desde entonces.

Están casados, pero desde hace dos años que Gintoki no usa su anillo, si se acordaba lo llegaba a guardar en su bolsillo, más por costumbre que otra cosa, sino, lo dejaba en el cenicero de la casa de su amigo Katsura, lugar donde la pasaba la mayor parte del tiempo. Él y el pelilargo trabajan como ladrones profesionales. Katsura usaba el dinero que le correspondía más para el beneficio de otros que el suyo, pero Gintoki lo utilizaba para conquistar chicas, aparentando ser rico y así conseguir lo que quería.

Una noche en la que ambos salían de un bar, Katsura se quedó pasmado mirando al otro lado de la calle. Gintoki lo miro extrañado.

- Oye Zura, ¿Qué te pasa?

- Ese de ahí es tu esposo, ¿Verdad?- Apunto

Efectivamente. Al otro lado de la calle, Toshirou vestía una botarga de un camarón mientras repartía volantes de un nuevo restaurante de comida en esa calle.

Gintoki frunció el entrecejo al verlo, pero siguió caminando. A Katsura le pareció repugnante lo que su amigo hacia con su esposo, pero no decía nada, no porque no le importará, sino porque no quería romperle el corazón a Toshi al contarle la verdad.

Sin embargo, Toshirou si vio a Gintoki cuando salía del bar, para luego más adelante acercarse a una chica e irse con ella. Eso lo destrozó.

One-shots GinHijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora