Paso junto al cementerio de Mount Auburn, ya estoy bastante cerca de mi casa. La tarde está cayendo rápido, vaya suerte la mía, con el miedo que le tengo a la oscuridad. Apresuro el paso por la solitaria calle, y los faroles se iluminan uno a uno automáticamente, anunciando el anochecer. Miro el pequeño reloj en mi muñeca que marca las siete y media y siento escalofríos en el cuerpo, suerte que sólo me faltan un par de calles.
Debí a aceptar cuando Damián me propuso llevarme, esto me pasa por idiota.
Todos mis sentidos se ponen en alerta cuando escucho risas masculinas detrás de mí. Ni siquiera volteo, sigo caminando, pero para mi sorpresa, los siento apresurar el paso. Miro por el rabillo del ojo y diviso tres muchachos.
Sólo van a su casa, no seas paranoica Ariadna
Pero esa idea abandona mi mente cuando uno de ellos me llama.
__¡Pss, hey!_ me grita con voz ronca, obviamente está ebrio.
Oh no ¿Por qué a mi? Esto es demasiado horrible para ser verdad ¿Acaso le llamo la atención a los tríos problemáticos?
Aprieto con fuerza los libros que llevo contra mi pecho y camino lo más rápido que puedo, sin correr, pero esos hombres no se rinden. Aterrada de que puedan lastimarme me doy a la fuga calle abajo. Doy zancadas largas y mi respiración se agita luego de recorrer un par de metros, nunca he sido buena para correr.
Mi casa esta al doblar de la esquina, solo un poco más. Veo hacia atrás y noto que ya no están, pero cuando vuelvo mi vista al frente choco contra el torso de uno de ellos y caigo sentada en el asfalto, mis libros caen también al suelo.
Cuando me doy cuenta, estoy rodeada por esos tres.
__Mira que tenemos aquí_ anuncia el más flaco, su melena rubia alborotada
__Parece un corderito asustado_ se burla el moreno
__Yo te conozco_ informa el trigueño, que apenas puede tenerse en pié_ Esta chica está en mi facultad
__¿Qué es lo que quieren?_ pregunto asustada
__Shhh, calladita te vez más bonita_ advierte el más delgado antes de acercarse a mi y agarrarme del mentón_ Sólo queremos divertirnos un poco_ murmura cerca de mi rostro, haciendo crispar mi nariz debido al horrible olor del alcohol que desprende su aliento.
__Por favor, déjenme ir_ les ruego desesperada_ Mi casa está cerca de aquí, prometo no decir nada de esto a nadie.
__ Oye, tranquila, no te hemos hecho nada, sólo estamos hablando_se acerca el moreno
__ Por ahora_ culmina el trigueño, provocando que se me ponga la piel de gallina
Los tres comienzan a reír a carcajadas y yo me levanto tratando de huir, pero el más fornido me abraza por detrás y me levanta del suelo.
__¿A dónde ibas, corderito?
__¡Déjame ir, suéltame!_ pataleo con la intención de zafarme de su agarre.
Le doy un codazo a la altura del estómago dejándolo doblado del dolor, así aprovecho para salir corriendo.
__Agárrala, que no escape_demanda el moreno aun agarrándose el abdomen
El chico rubio me alcanza, trato de defenderme, pero es en vano, no puedo con él. Lo último que siento es un fuerte puñetazo en la cara, antes de caer desmayada.
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Las Alas Del Pudor
FantasyLas Euménides son divinidades ctónicas que moran en el Érebo, unas fuerzas primitivas anteriores a los dioses olímpicos. Son la personificación femenina de la venganza, las diosas del Tártaro, que persiguen a los hombres que caen en pecado, hostigán...