Almas gemelas

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Llegaban las primaveras y demás estaciones, con sus cambios buenos y malos, pero para Kaminari Denki los días seguían siendo monótonos, aburridos, sin sentido. Todo era un constante devenir de rutinas y más rutinas, la sustancia de sus días poco a poco iba perdiéndose... Hasta que el día llegó.

Se despertó de la misma manera, hizo sus necesidades y bajó las escaleras mientras rascaba perezosamente su vientre y bostezaba como primer saludo al sol. Entró a la cocina y buscó en el refrigerador alimento que solo necesitara unos minutos en el microondas, sonrió para sus adentros al encontrar un pedazo de pizza del dia anterior; sus amigos Kirishima Eijiro, Bakugou Katsuki, Sero Hanta y Mina Ashido habían ido ayer a su casa para una maratón de películas y eso devino en terminar comiendo pizza hasta morir. Y si, los 4 habían encontrado a sus almas gemelas, curiosamente eran ellos mismos; el pelirrojo con el rubio y el pelinegro con la pelirosa mientras que él era el único aún sin haber tenido una señal que le indicara quien era la suya.

Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos, ya le había dejado de importar el hecho de no encontrar a su pareja, cuando era un adolescente había esperado un indicio de quien era, pero los años pasaban y ya estaba mayor, 21 años en los cuales no había aparecido y ya había perdido el rastro de esperanza que le quedaba; cogió el trozo frío de la comida procesada y la calentó, luego de oír el "bip" que indicaba el termino, abrió el microondas y, pensando que no estaba tan caliente, la tomó libremente con su mano...

Y ocurrió.

Al momento de cerrar sus ojos debido a la quemazón que sentía en su extremidad, en esa partícula de tiempo, su vista se ennegreció y logró leer en la oscuridad que le brindaba sus párpados el nombre de su alma gemela. El rubio estaba perplejo, ¿Por qué ahora? ¿Acaso el dolor de la aparición significaba que le iba a doler también el hecho de conocerlo?

No quería pensar en eso, estaba tranquilo, no quería preocuparse otra vez por ese tema, así que dejó el asunto al igual que su estomago vació ya que por la impresión se le había caído al suelo. << Triste >>

Dejó de darle importancia y volvió a su cuarto, se recostó en la cama y cerró los ojos para conciliar el sueño, pero traición... seguía leyendo entre sus párpados el nombre de Shinsou Hitoshi, su alma gemela.

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Habían pasado los días y el rubio seguía "mortificado" por el hecho de ya conocer el nombre del chico que era su alma gemela, pero uno, no sabía quien era y dos, ¿De verdad quería saberlo?

Necesitaba distraerse y que mejor que salir a comprar la despensa, la comida ya estaba próxima a acabarse y vivir a base de comida instantánea no era opción. Se calzó sus zapatillas, guardo su billetera y las llaves de su casa en el bolsillo de sus pantalones y emprendió rumbo a la tienda de conveniencia que estaba cerca de su vivienda, para su fortuna. Entró sin prestar atención y agarró una canasta que comenzó a llenar con víveres, ya convencido de que llevaba lo necesario para sobrevivir dos semanas más, se acercó al área de caja y lo vió... La presentación de ese cajero, en el gafete se leía "Shinsou Hitoshi", lo había encontrado. Tragó saliva y trató de mantenerse sereno, cerró los ojos pero oh, mala idea, el nombre volvía a leerse en la oscuridad de sus párpados así que los abrió justo en el momento en el que el contrario le preguntaba si pagaría con efectivo o con tarjeta.

El de ojos dorados, tremulante sacó su billetera y le extendió el rectángulo de plástico mientras esperaba impasible para ya irse. En menos de un minuto se encontraba recibiendo las boletas y su tarjeta más una despedida de "Vuelva pronto", cosa usual que debía repetirse al final de cada transacción.

El rubio agradeció y se fue corriendo a su casa con sus bolsas, dejando al cajero conmocionado, por lo cual no vió la pequeña sonrisa que esbozó al repetir el nombre de Kaminari Denki.

Ambos ya sabían de la existencia del otro, el destino había confabulado que en el momento más aleatorio y espontáneo se encontraran, era algo inevitable que iba a pasar tarde o temprano, así que el rubio decidió dar el primer paso y seguir visitando esa tienda en la que aprovechaba los escasos minutos del proceso de pago para poder preguntarle datos sobre su persona.

Shinsou apreciaba esos pequeños momentos y ansiaba los siguientes, veía los intentos que ensayaba el mayor cada vez que se asomaba por la caja registradora y lo veía acercarse. Debía tomar uno de los primeros pasos y lo logró en el momento en el que consiguió el teléfono del rubio y quedaba una promesa implícita de hablar.

Ambos comenzaron a conocerse, a pesar de ser almas gemelas no querían precipitarse y llegar al declive de su amistad y la futura relación; salidas, experiencias, sentimientos...

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Llegaba el otoño y las demás estaciones, con sus cambios buenos y malos, pero en esta ocasión para Kaminari Denki y Shinsou Hitoshi los días ya no eran monótonos o rutinarios; para Shinsou, el rubio era la espontaneidad que necesitaba y para el otro, el pelimorado era la calma y el amor que requería. Esperaban seguir manteniéndose así, amándose por el resto de sus días, hasta que los ojos volvieran a cerrarse.

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