Primer beso

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La noche estrellada caía sobre la UA, la tranquilidad se podía notar en las habitaciones ya que la mayoría se encontraba durmiendo luego de un largo entrenamiento en la clase del profesor Aizawa, salvo por dos personas que a hurtadillas habían salido de sus cuartos para poder seguir con esta actividad; estos eran Shinsou y, sorprendentemente, Kaminari, el cual había aceptado y quería ver más de cerca sus habilidades. La razón de esto fue que, dado que el pelimorado había sido asignado poco más de cuatro meses a la clase A, debía mejorar sus habilidades físicas y esto implicaba entrenamiento cuerpo a cuerpo, en contraste con su quirk, este no le sería muy útil en una batalla de campo.

Así que luego de clases el de ojos morados se había acercado al rubio, ambos habían formado un lazo de amistad conforme los días después de la integración pasaban. Denki era alguien muy sociable, ergo tenía la facilidad de iniciar una conversación con un desconocido y el don de la insistencia que no daba su brazo a torcer cuando la persona le parecía interesante por lo que Shinsou corrió con la misma suerte y entre muchas conversaciones en los almuerzos y por mensajería instantánea, además de ciertas salidas, llegaban a este punto en el que la petición del anterior mencionado fue aceptada por el chico del quirk eléctrico.

Ya eran pasadas las 10 de la noche y ambos se encontraban con sus uniformes deportivos, salvo por la única diferencia de que Hitoshi llevaba alrededor del cuello la curiosa bufanda o "Arma de captura", presente hecho por el profesor pelinegro.

El entrenamiento duró alrededor de dos horas, el menor estaba satisfecho por ese momento ya que poco a poco iba manejando y mejorando el estilo de pelea con el uso de la venda, la meta de convertirse en un Pro Héroe cada vez estaba más cerca.

Mientras el de cabello alborotado seguía vagando en sus pensamientos, el del mechón de rayo quería saber como funcionaba esa tela, su curiosidad picaba desde el momento en el que la vio siendo usada por su amigo; así que en un ágil movimiento y aprovechando la falta de concentración del contrario, la jaló desde un extremo haciendo que quedara libre y a su disposición.

Hitoshi, perplejo por el hecho, soltó una imperceptible sonrisa ante la expresión de victoria de Kaminari y en un instante se lanzó sobre él para recuperar su arma. El rubio corría con toda la velocidad que le permitían sus piernas cansadas mientras reía y era perseguido por el dueño de la bufanda.
La persecución dio pie a algo más; en el momento en el que el chico del quirk mental jaló con fuerza el otro extremo, el rubio se dejó llevar por el movimiento y fue atraído hacia el otro cuerpo mientras la tela los envolvía, ocasionando que cayeran al suelo, exactamente el pelimorado recibiendo el impacto de ambos golpes y el rubio sobre él.

Denki, ante la situación, comenzó a reír para aligerar la tensión mientras el de abajo lo miraba ensimismado, ¿Su risa siempre había sido así de grácil?
No lo pensó dos veces, ni siquiera una vez, fue un impulso, una necesidad... Hizo nula la distancia al momento en el que unió sus labios contra los del otro, causando calidez y sintiendo como una pequeña llama en su pecho se convertía en un incendio, porque así de avasallador se sintió el besarlo. Luego de unos segundos se separó y pudo observar el sonrojo en el rostro ajeno y la vergüenza en los ojos dorados, tomó conciencia de su acto y apartó la vista morada; él no era así de impulsivo, tal parece que esa actitud se le había pegado.

Se removió bajo el rubio para poder soltarse de las vendas y este lo imitó pero sabía que era inútil, solo sería un gasto de energía. Antes de que pronunciará palabra la puerta se abrió de forma brusca y ambos observaron al profesor Aizawa, este solo suspiró al verlos y se acercó para poder liberarlos mientras les daba un pequeño sermón de su falta de responsabilidad y respeto. Los menores se levantaron y agradecieron al pelinegro que en ese momento confiscó la prenda, mas prometió devolvérsela en uno de los días siguientes a su dueño, además les exigió que volvieran a sus habitaciones y que no habría un castigo tan serio, a los dos solo les quedó asentir y salir de ese lugar.

Ya en el pasillo que los dirigía a sus respectivos cuartos, Shinsou quiso disculparse por su atrevimiento pero no pudo hacerlo, los labios de Kaminari se habían estampado contra los suyos por unos segundos, acto que su mismo amigo detuvo. Lo miró avergonzado y sin darle tiempo a formular palabra huyó de la escena.

Mientras veía la espalda del rubio alejarse presurosamente, soltó una risa y entró a su habitación, teniendo en mente esos dos besos... y la posibilidad de algunos más.

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