Capítulo 1: UN DÍA DIFERENTE

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Ha pasado un mes desde que papá murió. 

Las mañanas siempre han sido frías especialmente cuando es invierno, mi estación preferida del año. Una luz entra por la pequeña ventana que está al frente de mi cama, directo hacia mi, me incomoda. Volteo hacia mi lado izquierdo,  quiero dormir un poco más, no quiero despertar aún. No quiero ser conscinte de que ya no estás más.

Siempre solía quedarme despierto con los ojos cerrados imaginando como sería mi vida si es que las cosas fueran un poco diferentes. Pensaba en el futuro y en el que hubiera pasado si, en los amores que me romperían el corazón y que al final llegaría la persona que me ame de verdad, romances que solo se desarrollaban en mi cabeza. Si las cosas hubieran sido diferentes quizás viviría todas las historias que mi ingeniosa mente creaba en mis más locas fantasías.


-Es hora de levantarse, el desayuno está servido - gritaba mi madre desde la cocina. 

-Cinco minutos más- respondía apenas con los ojos entrecerrados.

A los tres minutos, y sin ser invitada, tía Julia ingresaba a la casa. Abrió la puerta entreabierta y preguntó.

- María, ¿Qué estás cocinando? Huele rico.

Sin hacer mucho caso a la pregunta ni a los halagos, mamá preguntó- ¿Sabes si Raúl irá a la ciudad?- Quiero encargarle que me traiga algunas cosas.

-No, irá aun por la tarde- respondió.

- ¿Dónde están los muchachos? ¿Tom aun está durmiendo?- preguntó con curiosidad tía Julia.

- Sí, aun está en cama- finalizó. 

Desde que tengo memoria mis padres se dedicaron a una sola cosa, al negocio del calzado. Mi padre aprendió de su padre el oficio de fabricar zapato de buena calidad. Mi madre era su mano derecha, su compañera. Juntos nos dieron a mis hermanos y a mi, educación, vestimenta, comida y amor. Como se diría, sacaron adelante la familia. 

¡Qué difícil debe ser para ti mamá!- piensa este escritor mientras escribe con un nudo en la garganta estas líneas.

Ahora que mamá estaba sin papá, tenía que encargarse del negocio ella sola. 

Con prisa y dejando el desayuno servido en la mesa, ella se alistaba para salir a hacer algunas compras.

- Tom, dejo el desayuno en la mesa- exclamó y agregó - No olvides despertar a tus hermanos. Ella salió de la casa junto a tía Julia que también se marchaba. La casa quedó en silencio.

Me acerqué a la mesa atraído por el apetitoso olor del desayuno. Una taza de avena y panes con relleno de un aderezo hecho a base de huevo, cebolla y tomate. Solo de verlo se me hace agua la boca. Era mi desayuno preferido. 

Frente a mí una taza que decía "Eres el mejor papá del mundo". Yo le había regalado esa taza un año antes.

Papá no era un hombre que expresará mucho lo que sentía. De hecho, tenía una expresión ruda e intimidante. Sin embargo, detrás de toda esa apariencia, era un hombre con un gran corazón y que amaba mucho a sus hijos. 

La taza fue el primer regalo decente que pude hacerle. Pero yo creo que él no pensaría eso, él me diria que los 22 años que estuvo presente en mi vida fueron el regalo más grande que le pude haber dado. Eso es lo que sienten los padres por sus hijos ¿no?.

 Me senté solo en la mesa. Mi hermano y hermana con 19 años y en la universidad, aún se encontraban durmiendo. Debo decir que eso es algo que no me parecía  por el simple hecho de que tienen obligaciones que cumplir y a su edad yo ya estaba estudiando desde muy temprano. Pero todo ya no era lo mismo. Cuando pierdes a un padre es lógico que te pierdas a ti mismo. Ellos se encontraban perdidos y yo también. 

A pesar de eso, muy en el fondo disfrutaba de los momentos a solas, me servían para hacer una agenda de todas las cosas que haría en el día. Luego todas esas ideas las plasmaba en una libreta, allí escribía todo referente a mis proyectos o cosas en las que estaba interesado.


Cuando terminé de desayunar, agradecí como era de costumbre.  El agradecimiento empezaba primero hacia Dios, y seguía mi madre ( según ella era por orden de responsabilidad de que los alimentos estén servidos). Aunque había días en que comprábamos comida, pero el agradecimiento mantenía ese orden.

Mi escritorio era un claro ejemplo del orden, un espacio pulcro y sagrado. Nadie se atrevía a profanar mi mesa porque era lo único que no permitía que toquen y lo digo de verdad. 

¿Que qué tenía en mi escritorio? Pues lo normal, mis herramientas de trabajo, mis preciados y amados libros. Si había una sola cosa que amara hacer en la vida era leer. 

Cada libro era un mundo nuevo por descubrir, amaba aprender cosas nuevas. Leía lo que sea y lo que creía interesante. He ahí aquella frase que dice que somos lo que leemos. Y pues yo era La Metamorfosis de Franz Kafka, yo era un buen libro de química, y por que no, ese albúm de la serie animada que en ese momento estaba de moda.

¡Caramba! Que todos llevamos a nuestro niño interior. No me juzgues y solo disfrútame.

 Mis libros eran mi vida y yo era parte de ellos.

 
Los libros estaban alrededor del borde rectangular de la mesa. A un costado estaba ubicado mi maletín, lo tengo desde mi primer año de secundaria, sigue igual como cuando lo compré, con algunas heridas de batalla pero está bien conservado.

¿Qué haré hoy? ¿Qué tareas tengo para listar en mi libreta? Ha pasado tanto desde que vuelvo a deslizar tus páginas. ¿Qué planes voy a hacer?, he vivido perdido todo este tiempo.
Quiero hacer algo distinto, quiero recordar quien era. Siempre he sido una persona con creencias firmes y muy seguro de mí mismo. Hoy todo eso se ha ido.
Quizás si... podría funcionar, pero ¿qué dirán los demás?. Hay tanto dentro de mí que necesito expresar.
Lo haré. Estoy decidido. ¿Qué podría salir mal? Muchas personas viven así todos los días de su vida ocultando quienes son, escondiéndose por miedo al rechazo de los amigos, la sociedad o su misma familia. 

Creo que llegó el momento de mostrar al mundo lo valioso que soy, de vivir mi vida plena. Lo que no pudiste oir de mis labios porque tuve miedo de decirtelo y que ahora me arrepiento de no haberlo hecho. 

Ojalá hubiera tenido más tiempo contigo. Hubiera querido tener el valor suficiente de sincerarme . Es hora de contar lo que nunca te dije.



Lo Que Nunca Te DijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora