El día más oscuro (One-shot Odazai/Soukoku)

Parte única.

Era un sueño recurrente, siempre igual, a través de la ventana todo el exterior era blanco y se extendía como una fina capa de neblina ocupando toda su visión, a lo lejos podía ver a un chico pelirrojo, el viento era agradable y movía sus cabellos. Desde dentro, Dazai se acercaba hacia el cristal, colocando sus manos sobre el frío vidrio con intención de abrir la ventana, Dazai podía sentir la briza del exterior en cuanto los azules ojos de aquel pelirrojo se posaban sobre los de él. Era todo lo que podía ver y entonces despertaba.

Mentaría si dijera que ese sueño tan monótono no era lo más interesante y emocionante en su vida. Era un torrente de adrenalina, como una estrella fugaz que se alcanza a ver en ocasiones especiales, el hombre de sus sueños era una bola de fuego, era cálido y alegre y causaba en Dazai una descarga eléctrica cada vez que veía los ojos azules, él que era incapaz de sentir, amaba a ese pelirrojo.

Había comenzado a tener ese sueño desde que tenía memoria, pero se había vuelto un sueño diario, desde que su padre le había informa que tendrían la visita de un posible socio comerciante.

Dazai Osamu de 18 años era el hijo del Conde Ōgai, un hombre que se había vuelto uno de los más poderosos aristócratas gracias a su ingenio y habilidad como comerciante — El invitado llegará dentro de unos minutos, quiero que seas tú quien lo atienda — le decía a su hijo — Dejaré este negocio en tus manos, si aceptamos o no, tú tendrás la responsabilidad confió en tu criterio — el castaño asintió y salió de la oficina de su padre.

Dazai era un chico de semblante tranquilo y ojos inexpresivos, parecía estar aburrido la mayor parte del tiempo, sin embargo, sus acciones exageradas y la excesiva efusividad en su voz contrastaban con su constante expresión tranquila. Eso fue lo primero que notó aquel comerciante que los visitaba.

Por otro lado, el corazón de Dazai latía sin control, frente a él estaba un sujeto pelirrojo con ojos azules, parecidos a los que recordaba en sus sueños y, le fue imposible no emocionarse ante aquel suceso.

— Oda san — habló Dazai — ¿Tuviste un buen viaje? —

— Si, gracias de nuevo por recibirme —

— No hay de qué, mi padre estaba muy entusiasmado, pero...

— ¿Pero? —

— No esperaba que fueras tan joven — dijo sonriendo — Ahora entiendo por qué me encargó cerrar el trato —

— Ya veo — le sonrió de vuelta el pelirrojo.

— Esta es tu habitación, la cena estará lista en dos horas, pero si te sientes hambriento puedo pedir que preparen algo —

— Gracias, esperaré a la cena —

— No estés tan nervioso Oda san, es una mera formalidad, es prácticamente un hecho que invertiremos en tu negocio — el mayor vio a Dazai con ojos sorprendidos.

— ¿Estás seguro? —

Dazai soltó una carcajada, era la primera vez que escuchaba a uno de sus posibles socios no aceptar a la primera oportunidad el dinero de la inversión — Odasaku san, eres gracioso —

— ¿Odasaku? —

— ¿Te puedo llamar así? Seremos cercanos después de todo, claro, si aceptas la inversión — dijo riendo el castaño. Oda guardo silencio intentando analizar a Dazai — Te puedes, negar — agregó el menor — Claro que no te forzaremos, pero objetivamente es un buen negocio para ambos, nuestra inversión te hará crecer, y la deuda se pagará prácticamente sola en menos de medio año, sin afectar tu ganancia bruta actual —