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Carla miraba el reloj. Había llegado una hora antes al aeropuerto para recibir a Samuel. La noche anterior no había podido dormir de lo feliz y nerviosa que se encontraba.

Desde antes de terminado el semestre, se la había pasado fantaseando de cómo sería el momento en el que ella y aquel castaño del que se había enamorado se volvieran a ver.

Cómo reaccionaría cada uno en cuanto sus miradas se cruzarán? Traería consigo los macarrones que tanto añoraba? Tantas preguntas se hacía en su cabeza que la única manera de obtener respuestas a ellas era cuando por fin estuvieran frente a frente.

La rubia miraba el tablero donde aparecían los vuelos que estaban por llegar. Pero ninguno de ellos era el de Samuel. Mientras esperaba decidió tomar asiento y mirar sus redes sociales.

Vio una nueva publicación de Lu junto con Nadia. Y sonrió muy grande, le hacía tan feliz saber que ya no existía más rivalidad entre las dos. La comunicación de la rubia y la mexicana mejoró, su amistad empezaba a reconstruirse, incluso tenían pensado reunirse muy pronto.

Después vio la historia de Ander donde estaba con Omar, por lo que entendía y lo que Samuel le había contado. Los dos estaban en su mejor momento como pareja.

Y así siguió deslizando su dedo por la pantalla hasta que terminaba de ver lo más nuevo del día, actualizaba su inicio una y otra vez en su intento de dejar de estar nerviosa y que el tiempo pasara volando.

Volvió a observar el tablero y aún no habían noticias. Miro la hora y no había transcurrido casi nada. No se había sentido tan nerviosa como ahora. Movía su pie en forma de desesperación.

Entro al chat de Samuel y volvió a leer el mensaje que le había escrito antes de abordar:

"Después de tanto esperar solo estamos a horas de volver a estar juntos... ansío poder estrecharte en mis brazos y no soltarte más"

Lo leyó una y otra y otra vez hasta que se lo grabo. Carla al igual que Samuel, moria de ganas de poder estar entre los brazos de él, poder sentir su aroma y como lo pensaba, su castaño, no soltarlo nunca más.

Y los segundos transcurrieron hasta que por fin en ese tablero apareció el vuelo donde debía venir Samuel. Ella se puso rápido de pie, acomodo su ropa para que no tuviese ninguna arruga y arregló su cabello.

Camino hasta el área donde se encontraban otras personas esperando. Y entre todos los que venían, logró reconocer ese rostro con el que había soñado tanto antes de volver a hablar con Samuel.

Trago saliva muy fuerte, sus manos empezaron a sudar y nuevamente las mariposas comenzaron a revolotear en su estómago.

Sin importarle, corrio hasta él y cuando ambos se vieron frente a frente, Carla se lanzó a sus brazos. Samuel dejó caer su equipaje, ella se abrazó con sus piernas de las caderas de él y este posicionó sus manos en la espalda de la rubia.

Samuel comenzó a darle vueltas de alegría mientras Carla reía y se abrazaba del cuello de su chico. Después de ese momento se detuvieron y se miraron a los ojos.

Ella le acaricio el rostro para saber que todo era verdad y que no era uno de esos sueños que la hacían despertar a media noche buscándolo.

Él la miro fijamente a los ojos y sintió cómo sus ojos se llenaron de lágrimas. Suspiro y luego la miro a los labios. Por fin, después de noches enteras pensándolos, los tenía muy cerca.

Ambos juntaron sus frentes y sus labios poco a poco fueron acercándose hasta terminar fundiéndolos en un suave y largo beso. Ese beso provocó un choque eléctrico que detuvo todo a su alrededor, solo eran ellos dos. Sintiéndose el uno al otro, tratando de aliviar ese dolor que habían acumulado por tanto tiempo sin estar juntos.

"El botón del tiempo "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora