Capítulo 1

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Todo comenzó cuando decidí aprender nuevos idiomas a mis 28 años, empecé con el inglés, soy psicóloga y necesitaba aprender inglés para fines laborales, posteriormente me interese en los idiomas asiáticos pero necesitaba elegir uno, estuve investigando acerca de ellos y estaba indecisa sobre cual idioma aprender, si tailandés, coreano o japonés, pues estos tres idiomas me interesan bastante, pude elegir el tailandés pues Tailandia es un país que desde que recuerdo, siempre quise visitar pues me parece un lugar increíble por la cultura, por otra parte el idioma japonés me gusta por la entonación, me parece un idioma bastante interesante, pero el idioma coreano me intereso mucho por la música, pues es algo que escuchaba durante mi adolescencia hasta mi adultez, aparte hace tiempo conocí a una chica por medio de un grupo de fans de un grupo coreano, esta chica resulto ser de Corea del Sur y me platicaba acerca de su país natal, me intereso bastante y quise intentarlo, así que busque la forma de aprender el idioma y encontré que el ir a dicho país podría mejorar el aprendizaje y eso fue lo que hice, agarre mis maletas y me fui a Corea del Sur.

Al principio todo parecía extraño, llegue a Seúl y me instale en un goshiwon, pues me quedaría un año para poder aprender el idioma. No conocía a nadie, bueno, solo a la chica pero resultaba que ella estaba de intercambio en Italia con la misma idea de aprender un idioma nuevo, en fin, fue un inicio un poco difícil sin conocer a nadie.

Mi idea principal era solo aprender el idioma, no creí que "encontraría el amor" en otro país, aparte solo estaría un año, no quería encariñarme con alguien para luego dejarnos, pero que creen, así paso, no me adelanto a la historia.

Durante el primer mes todo fue normal, empecé a aprender el idioma, conocí gente de diferentes países pero con quien mejor relación tuve fue con esta chica de Colombia llamada Amelia, éramos las únicas latinas del grupo, por cierto soy de México. Amelia y yo teníamos una rutina de ir a la escuela de lunes a sábado durante la mañana, posteriormente salíamos a comer a algún restaurante cerca o simplemente intentábamos cocinar comida de nuestros países, en la noche cada una regresaba a su habitación y eso era todo, los fines de semana no eran muy interesantes, rara vez salíamos a fiestas y cuando lo hacíamos era por invitación de los compañeros de grupo, era un grupo bueno, nos llevábamos bien, no éramos mejores amigos pero era muy agradable el equipo.

Había cumplido un mes en Corea del Sur, estaba bien con el dinero que tenía pero necesitaba hacer algo más, quería intentar conseguir un empleo para poder ganar algo extra y comprarme más cosas pues todo lo que tenía era para la renta, transporte y comida, así que un martes que las clases se acababan a las 11 am decidí salir a buscar un empleo, no me importaba de lo que fuera pero igual mencione que soy psicóloga, fui a diferentes locales, no conseguí nada, no perdí la esperanza y estuve buscando empleo durante toda la semana. El día viernes lo volví a intentar pero sin éxito alguno, me empecé a desesperar, así que decidí hacer lo que claramente no deberíamos hacer en momentos de desesperación pero muchos lo hacen, fui a beber, entre en un bar a unas calles del complejo donde vivo y de la escuela, dije "es el momento menos indicado pero ya no sé qué hacer", entré, me senté un banco y pedí una cerveza, estuve ahí durante una hora, sola, triste y decepcionada, escuche que la gente estaba murmurando, hasta el momento podía entender ciertas frases, pero entendí algo como "está aquí, como alguien como él puede estar aquí", voltee la cabeza para tener una mejor vista sobre "la persona" pero nada, solo vi gente alrededor de algo o alguien, volví mi mirada a mi cerveza y vi la hora, 12 am, wow! Que rápido pasa el tiempo.

Seguí tomando tranquilamente, no estaba ebria hasta vomitar o caerme, aun podía hablar coherentemente y mantenerme de pie, en eso siento una mirada pero no le tome importancia, pues creí que en un lugar con tanta gente es normal sentir miradas, al final me sentí incomoda con dicha mirada, decidí ir al baño y servía que buscaba la mirada, pero nada, cuando salí del baño me dirigí a mi lugar, page la cuenta y decidí salir, quedando con la duda de quién o quienes me veían, no me sentía en peligro, solo incomoda pues entiendo que no soy la mujer más atractiva pero en un país que no es donde nací y no es tan común ver mujeres con curvas o gorda, supongo que era de esperarse. Salí del bar y me dirigí a mi habitación.

¡No vuelvas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora