Suspiré por enésima vez en cinco minutos. No me daba buena espina este viaje.
Me encontraba viajando con mi ex-novio, Marcus Diador, en su super cochazo nuevecito de ultima generación con posavasos, sistema androit y mil cosas más que no me digné a escuchar.
Llevaba horas sentada en el asiento de cuero del copiloto haciendome la interesante mirando por la ventana, pensando en las posibilidades de sobrivivir a una caía de un coche en marcha... porque si: estaba a punto de tirarme a la autovía a 100 kilómetros por hora. O por lo menos lo deseaba.
Ibamos de camino a un bosque, si a un jodido bosque, ¿Que pensaban hacer en un jodido bosque? Nadie lo sabía
Marcus había traído a toda su familia a ver ese bosque: su madrastra, su padre, su hermana... solo faltaba su abuela, sí su puta abuela, por un segundo pensé que la iba a meter en el maletero.
Y vosotros pensareís que leches hago YO la ex-novia del hermano mayor en una convención familiar como aquella. Nada, solamente estaba como una maceta con flores: para hacer bonito.
La familia Diador era bastante famosilla y claro... aunque Marcus y yo habíamos cortado la prensa todavía no lo sabía y ya teníamos bastante con el nuevo embarazo de Isabel, la madrastra, que ya iba por su tercer hijo.... esa mujer es como una coneja rubia oxigenada.
La prensa y toda la gente con un “nombre” de la cuidad nos esperaba en el recien renombrado The Woods (hay fue cuando supimos del gran nivel de ingles del señor alcalde). Se trataba de un bosque muy famoso en la zona que hoy celebraba sus 150 años de historia y todos los pijos habían decidido mover sus culos para ir a cebarse como pavos en el banquete especial que organizaba el alcalde.
Y como no también fue invitada la familia Diador y por lo tanto me habían sacado de mi mullida cama a las siete de la mañana y ahora estaba en este coche con mi ex-novio/cabrón/mentiroso/infiel de mierda y toda su familia. ¿Ya os comente el por qué de nuestra ruptura?
Simplemente llegué un día al piso que compartiamos y me lo encontre siendo violado salvajemente por una chica morena y un chico de unos veintitres los dos.... fue entonces cuando me di cuenta de que a mi novio le gustaba que le dieran por culo y yo le eché desnudo como estaba de mi casa.
Ahora solo me tocaba aguantar el tiro y esperar que el anfitrión hubiera comprado suficientes botellas de champán.
Casi salgo corriendo del coche antes de que se parase por completo al llegar a The Woods pero contuve mis impulsos y esperé a que Marcus abriera educadamente la puerta y también me reprimí cuando una explosión de flashes me cegó y casi caigo de forma poco favorecedora.
Pero mantuve la compostura y con una sonrisa sencilla pero encantadora que tanto había practicado en antiguos eventos de esta clase cojí camino hacia una noche horrenda.
Me moví con soltura agarrada del brazo de Marcus por toda la serie de paparazzis. Hubo un tiempo en lo que me parecían molestos e irritantes pero ahora solos los veía como unas pobres personas que tenían que ganarse la vida siguiendo a personas estúpidas y egocéntricas.
Al fin llegamos a la entrada de The Woods. A ambos lados de la puerta de roble que dilimitaban la entrada del bosque había un par de policías de trajes impecables.
Tras cruzar aqueña estraña puerta de complicados dibujos tube que sujetarme mejor al brazo de Marcus para no caerme de la impresión de los altos y robustos robles que sobresalían amenazadoramente de la creciente oscuridad de las tardes de invierno.
El paisaje era hermosamente hechizante, por un momento recordé el bosqué de detrás de mi casa de la infancia donde solía perderme para pasar las horas muertas al lado de un pequeño riachuelo. Era igual de hermoso y desprendía esa clase de sensación de vigilancia que por un instante provocó en mi una timidez incomprensible.