CAPÍTULO 1

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Su pena había comenzado desde el día en que ellos comenzaron a salir. 

Tan solo la noticia la dejo en un tremendo shock y luego el beso de confirmación que se dieron frente a ella...

Nunca imagino que su suplicio se extendería tanto. Pensó en su fracaso como una forma de liberarse, también. Había imaginado que luego de que ellos comenzaran a salir ella se rendiría tranquilamente y conseguiría un nuevo reto. En el mejor de los casos Marinette la olvidaría y no tendría que verla nunca más. Podría huir de sus sentimientos e ir superándolos a su ritmo para un día descubrir que su amor pertenecía a alguien que podía regresarselo.

Pero no. 

Marinette la mantenía siempre cerca de ella. De hecho, entre más tiempo pasaba y su relación con Adrien más avanzaba, Marinette más la necesitaba a su lado. Y Kagami no podía decirle que no. Era simplemente imposible negar a sus caprichos que salían como espinas de sus labios. 

Con otra persona se habría negado rotundamente. Cualquier pedido lo hubiera despachado con la mayor sequedad. No habría tenido ningún problema, y no solo porque se tratara de otra persona, sino por la forma en que Marinette lo decía. Si alguien hubiera dicho lo mismo que Marinette, con las mismas palabras y la misma expresión, no sólo se hubiera negado sino que se habría mantenido eternamente alejada de una persona tan caprichosa. 

Pero era Marinette. Y Marinette era bella. Y, como suele suceder a las cosas que en general resultan desagradables, bajo la influencia de la belleza, la actitud caprichosa de Marinette se volvía tierna.

Sumado al amor que sentía por ella, Kagami era esclava de sus deseos.  Y así pasaba tardes enteras junto a ella comiendo y jugando. En general disfrutaba inmensamente aquellas tardes, pero al día siguiente, como una resaca, el recuerdo de que esas noches no significarían nunca lo que ella quería la atormentaban terriblemente. 

Lo peor era que entre más tiempo pasaba a su lado, más la deseaba y más se daba cuenta de que no podía ser suya. Se sentía como un naufrago aferrado a un trozo de madera, a veces zarandeado por la tormenta y otras veces arrullado por un suave oleaje.

Así paso un año y Adrien la invito a vivir con ella en la gigante y fría mansión que su padre, Gabriel, había conseguido para él. Para entonces Marinette casi no podía vivir sin Kagami. La llamaba todos los días, y Kagami se sentía en el cielo, porque la estaba llamando a ella. Si la llamaba todos los días sin falta Kagami debía tener un papel importante en su vida. ¡Quizá hasta más importante que el de Adrien!

Sin embargo, de nuevo volvía a hundirse en la tristeza puesto que Marinette no paraba de hablarle sobre lo maravilloso y atento que se portaba Adrien. 

Como estaba convencida de que no había otra manera además de que Marinette se hartara de ella o alguna de las dos muriera, Kagami se había resignado. Debía de adaptarse a su situación. Decidió aprender a vivir con lo que tenía: las sobras de amor que Adrien dejaba. Y así lo había hecho. 

Entonces llegó la llamada y la terrible confesión: Marinette embarazada. 

Kagami se talló duramente el ojo izquierdo y suspiro mientras esperaba que el té se calentara. No se sentía sorprendida. Estaba demasiado agotada para sorprenderse. El trabajo y la montaña rusa emocional que vivía era suficiente para gastar sus energías. Lo que sí sentía era desaprobación.

No le gustaba juzgar a su querida Marinette, pero tenia diecinueve años y varias opciones de anticonceptivos. Entonces, ¿por qué? Más terrible era saber que, como la persona moral que era, Marinette no iba a recurrir a un aborto. 

No obstante, la situación no era tan mala. Para Adrien, con su trabajo de modelo sería más que fácil mantener una cría. 

Kagami regresó a la habitación de Marinette con el té en la mano. Se la entregó a la sollozante Marinette y se sentó a su lado. 

-Ya no llores-dijo Kagami sobándole la espalda. Marinette sorbió un tragó y alejó la taza-. No es tan malo. 

-Claro que sí es malo. ¡Es terrible!  

-No es verdad. Mira, ¿qué es lo peor que puede pasar? 

-Que Adrien me deje-respondió Marinette limpiándose con un pañuelo sucio. 

-No creo que lo haga... A propósito, ¿dónde está?-mencionó mirando alrededor como si Adrien fuera a salir de una pared. 

-En Italia. Tiene un desfile. 

-¿Le dijiste?

-No.

-¿Le dirás?

Marinette suspiró. Una luz ligera y cálida se filtraba por la ventana y acobijaba a Marinette, quien, envuelta en un halo de melancolía, se entretenía observando la respiración acompasada de las cortinas.

-No sé a qué le tienes miedo. Adrien te ama, ¿no?, y es un cortés caballero. No te dejará sola.-dijo Kagami jugando con el bies de su falda de trabajo. De pronto sintió como la mano de Marinette se apoderaba de la suya. 

-Tampoco sé-contestó suavemente y alzando los hombros. No dejaba de observar detenidamente las cortinas como si las estudiara-. Sólo siento que hay algo mal en esto, en mi...hay muchas cosas que no entiendo. 

-No hay nada malo en ti.-comentó Kagami sorprendida por el hecho de que Marinette encontrara algo mal en la vida que había deseado. Estrecho su mano con cariño y busco sus brillantes ojos azules. Ella le devolvió una mirada de gratitud. 

-Ay, Kagami, siempre has sido demasiado buena conmigo. 

-¿Ah, sí? ¿Y hasta ahora te das cuenta?

Marinette rió con dulzura. Luego se levantó de la cama por fin decidida a comer apropiadamente. Kagami se arregló con lo poco que había en la nevera para preparar una comida. Se sentaron y comieron en la barra, ya que la mesa del comedor era exageradamente grande para dos personas. 

Por primera vez Marinette no habló ni una sola vez sobre Adrien. No se discutió nada sobre el futuro o la condición en la que estaba Marinette. El futuro...quedaba para después. Terminaron la comida a penas sin atragantarse, pues no paraban de bromear y reír. Vieron películas y siguieron riendo. Marinette recargó su cabeza en el regazo de Kagami mientras reía y comía uvas. 

Kagami se sintió plena. Y no hubo momento de despedida puesto que Marinette invitó a que Kagami se quedara esa noche y todas las que quisiera, mientras no estuviera Adrien. 

Luego de comer un montón de postres y chucherías se acurrucaron en la cama a hablar sobre cosas sin importancia. Miraban el techo y hablaban sobre él como si fuera un descubrimiento científico increíble. Una mosca se atravesaba sobre sus narices y comenzaban una airada discusión sobre la importancia de la mosca. Así estuvieron largo rato, hasta que el sueño le empezó ganar. 

Marinette hablaba entre sueños mientras, a su lado, Kagami roncaba. Desplomadas y sobre las cobijas como habían quedado, durmieron. 




Holaa

Muchas gracias por votar, comentar y leer.

Por cierto, esta historia es un AU(olvide ponerlo en la información), es decir, un universo alterno y no existen los miraculous. 

Ah, y si hay alguna duda porque no se explicarme en algunas cosas jaajaj con toda confianza pueden preguntarme jeje.

Y, bueno, eso es todo. 

De nuevo, muchas gracias por tomarse el tiempo para leer esto:)

Espero estén teniendo una agradable cuarentena. <3


Bye, bye.


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⏰ Última actualización: Jul 03, 2020 ⏰

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¿Quién? [MariGami] [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora