—Buenas noches, usted debe ser la señorita Alexa.— dice con una tierna voz la señora.
Esto era una completa locura, no podía creer lo que estaba sucediendo.
Sí, Harrison era mi nueva vecina.—Buenas noches señora—digo un tanto sorprendida.
—Alexa, invítalos a pasar. — gritó mi madre desde la cocina.
—Oh sí, disculpen, pueden pasar. —digo con una falsa sonrisa.
Pasaron varios minutos, en los que los señores Harrison y mi madre, platicaron sobre cosas de "adultos".
Intentaba no tener contacto visual con Harrison, sería algo muy incómodo después de lo que habíamos vivido.
—Alexa, así que eres compañera de Verónica. —Dice la señora Harrison sonriendo.
Joder, qué incómodo momento.
—Sí. — digo otra vez sonriendo con falsedad.
—Oh, no lo sabía, es una excelente noticia. — Dijo mi madre en un tono muy alegre.
Rayos, mi vida se ha vuelto muy complicada los últimos días.
—Alexa, sube con Verónica a tu cuarto, pueden platicar mejor.— dijo mi madre con una sonrisa.
Y sí, mi noche estaba empeorando...
—Claro, vamos. — Digo en un tono bastante seco.
Harrison se levantó, se dispuso a seguirme a mi habitación.
Joder, esto era tan difícil, sólo tenía ganas de besarla y no soltarla nunca.
—Y bien, bienvenida a mi habitación, Harrison.— digo sonando casi enojada.
—Mucho gusto, vecina. — dijo con una sonrisa algo coqueta.
Será idiota, ella misma confirmó que sólo seríamos unas simples conocidas.
Surgió un incómodo silencio, hasta que ella tomó la palabra.
—No te librarás tan fácilmente de mí, Alexa.— dijo guiñando un ojo.
—Verónica Harrison, creo que usted y yo no tenemos muchos temas a tratar.
— digo tirada en mi cama, mirando el el techo.—Ahora soy tu nueva vecina Alexa, esto será divertido.— dijo en un tono muy descarado.
Esta chica era de lo peor, estaba jugando de una forma muy cruel con mis sentimientos, pero yo no iba a dejarme.
—Claro, ahora podemos ser muy buenas amigas. —digo sonriendo.
Si quieres guerra, guerra tendrás.
—Claro, amigas.— dijo levantándose de la silla y acostándose a mi lado.
—Listo, así será. — digo esquivando su mirada.
—Verónica, ya nos vamos. — gritó la señora Harrison desde la sala.
—Nos vemos, Alexa.— dijo volteando su rostro hacia a mí.
—Adiós, amiga.— digo en un tono frío haciendo contacto visual por primera vez con ella.
Si quieres guerra Harrison, pues bienvenida a mi mundo.
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Aprendiendo a amarte, cariño.
Teen FictionTodo en mi vida era normal, bueno, eso creía. Que si tuve novios? Sí. Que si me enamoré de verdad, pues no... ¿Por qué llegaste a revolucionar mi mundo, señorita? Créeme, nada ha sido igual desde que llegaste.