Grita Mi Nombre [Kevin]

𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙳𝚘𝚜

𝒪𝓁𝒾𝓋𝒾𝒶

Después de la escuela, tenía que estar 4 horas en casa de los Khatchadourian. Una razón muy específica por la cual su madre me contrató y no me desprecio por haber golpeado a su hijo, fue por eso mismo. Por poder defenderme de su hijo sin tapujos.

Catorce dólares por hora me parecía un tanto excesivo. Se que no tendría que quejarme, pero de verdad estaban desesperados con conseguirle un canguro a Celia, y el problema por no poder conseguir uno dispuesto, era por Kevin. Durante la cena de ayer me di cuenta que efectivamente es un chico duro de tratar, pero no es algo que no haya visto antes.

¡He tenido amigos drogadictos que cuando están en etapa de limpieza me insultan peor que como lo hace Kevin! Sus modos no me sorprendían, ni siquiera me sacaban de quicio, y no parece que él quiera perder su tiempo haciendo eso. Insultandome, tratándome del asco, sin un fin en específico. Pero con tal amenza de darme una semana por cuidar a Celia, ¡Puff! Este tipo ha visto muchas películas o muy pocas para creerse un maton. Mi madre me quitó mi navaja plegable que estaba por usar con Kevin cuando lo confundí con un acosador. No por que se fue llorando a decirle a sus padres que lo había atacado sin razón alguna. Y si en cierto modo puede ser cierto, pero su madre, quien debía estar de su lado, me apoyó completamente. Fue algo extraño de ver, ya que casi todas las madres tratan a sus hijos como hijos ejemplares y seguidores de Dios. No es tan exacto esa descripción pero se acerca.

Al terminar las clases, salí rápidamente, y traté de irme caminando sin seguir a Kevin por detrás o que este estuviese detrás de mi, el camino es el mismo para los dos, por lo tanto, yo a toda costa quería evitarlo.

Caminaba en paso veloz hacia la enorme casa de los Khatchadourian. No quería otro incidente como el anterior. Aunque esta vez revisaría cada punto y el hecho de que conozco ya a Kevin y trabajaré para sus padres, esto nos puede unir un poco.

¿Qué estoy diciendo? ¡No nos va a unir NADA! Sería mejor dejarme de hacer ilusiones de una bonita amistad con ese amargado copo de nieve. ¡Jah! Me di cuenta que su piel es pálida y su cabello negro, Blancanieves sería un buen apodo para molestarlo.

Ese dia vestía unos jeans azules bastante cómodos y lindos, y un suéter holgado oscuro además de mi mochila y un paraguas. En este pueblo llovía mucho, así que un vestuario veraniego era cada vez imposible, y quería dar una buena impresión, incluso dejé mis cigarros en casa para poder tener el ambiente limpio con Celia, y además de que no es mi casa y no puedo hacer lo que se me da la gana.

Subi los pequeños escalones y toque el timbre de la enorme casa, trague saliva, y escuché el chirrido de esta al abrirse. Era Eva. La madre de Celia y Kevin. Ella me invitó a pasar, era muy tranquila pero con nervios notorios. No parecía estar comoda siempre, aunque vistiera muy elegante y muy acogedor. Ella me dio una lista de las cosas que le gustaban a Celia y las cosas que no le gustaban en lo absoluto, incluso las cosas que le asustaban.

Cosas viscosas y gelatinosas como tapioca, gelatina o comida con grumos, cualquier cosa que causara un gelatinoso sentido en la boca, no le era bienvenido a Celia. Y las cosas que le asustaban era la oscuridad, la aspiradora, y otros objetos comunes.

Me sería un poco difícil hacer limpieza pero siempre hay otras opciones. Debía ayudarle con sus deberes y sus tareas diarias. Ahora viendo todo esto, la paga estaba resultándome justa. No soy alguien de cuidar niños pero no me desagradan al contrario me son extraños. No me parecen extraños como mirar un bicho raro, si no e extraños por qué hay muy pocos niños en este pueblo, muchos tienen mi edad. Así que si, me resulta extraño y poco rutinario y la verdad me gustaba romper un poco con la rutina.

Cuando Eva fue a hacer las compras yo me quede sola en la casa. Se sentía solitario cuando no se trataba de tu casa, y más cuando la niña que tenías que cuidar no aparecía. El padre según me dio mi ahora jefa, estaba en su trabajo de fotografía.