Capítulo 5

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Flor llegó a casa y se encontró con esta vacía. Su madre había dejado una nota en la mesa:

" Flor cariño, hoy volveré tarde tengo mucho trabajo en la oficina y seguramente no llegue hasta la noche. Te he dejado comida en la nevera."

Flor estaba agotada, así que decidió darse una ducha e intentar despejarse. Poco a poco, los recuerdos de la noche anterior fueron llegando a su cabeza. Las galletas de Putxi, lo bien que le habían echo sentir, Lorena  y el escándalo que montó...

De repente se sintió terriblemente avergonzada, por eso Lorena estaba rara esta mañana. Debía disculparse cuanto antes con ella. Aunque de repente volvió a pensar en Valeria, y en lo que le había dicho, debían darse un tiempo...

No sabía como afrontar aquello, se sentía pérdida y la noche de ayer tan sólo empeoró las cosas. Decidió tomarse las cosas con calma o acabaría loca. Una vez se hubo duchado, se puso un chándal y salió a dar un paseo.

Tenía que ordenar las ideas y despejar su mente, más tarde iría a disculparse con Lorena.

Puesto que aún no conocía bien la zona, decidió ir por un camino que se veía menos transitado, además al lado discurría un río. El agua siempre había ocasionado en ella un sentimiento extraño, le transmitía paz, pues se dejaba llevar por el repentino chapoteo de un pato o la suave brisa del viento.

En esto se hallaba sumergida cuando de repente sintió un olor muy fuerte cerca de ella. Era marihuana, a unos pocos metros unos chavales fumaban porros. A Flor se le vino a la mente el recuerdo de la noche anterior, esos momentos de felicidad y tranquilidad, que le había aportado aquella droga. Por supuesto también recordaba lo mal que se había sentido después, pero el sentimiento de esa felicidad sencilla era mucho más fuerte en su cabeza que los efectos negativos que había conllevado.

Flor pensó que si esta vez tomaba menos cantidad, seguramente esos efectos negativos no se harían patentes en ella. Así que tomó una decisión y se acercó a los chavales.

- Hey hola, soy Flor. No me conocen de nada pero me preguntaba si podían darme un porro, u os compro uno.

- Holaa, soy Fran, encantado. No te preocupes, siéntate con nosotros. - el chico alargó su brazo tendiendo le un porro a Flor.

- Gracias. - Flor se lo llevó a los labios sintiendo como el humo pasaba por su garganta. Se sentía bien. Además al fumarse la droga en vez de comerla como con las galletas, no se asimilaba tanta cantidad de maría por lo que el efecto no era tan fuerte.

Estuvo hablando un rato con los chicos, eran majos. Le contaron que solían estar todas las tardes allí fumando un rato e incluso le pasaron el contacto de su camello por si ella quería comprar.

Flor no se sentía tan eufórica como la noche anterior. Pero se sentía tranquila, tenía la mente en blanco y miraba fijamente a unos pájaros que revoloteaban y jugaban entre ellos. Quiso ser un pájaro, volar lejos de allí hasta cansarse, ir a un sitio donde nadie la conociera.

Fran la sacó de sus pensamientos:

- Bueno nosotros nos vamos ya. Ha sido un placer conocerte Flor.

- Lo mismo digo - y les brindó una sonrisa a modo de despedida.

Flor también decidió que era hora de marcharse, se estaba haciendo tarde y aún quería ir a casa de Lorena para disculparse.

Fue primero a su casa, se cambió de ropa y cogió un chicle. No quería llegar a casa de Lorena oliendo a porro. Acto seguido, fue a por su moto y puso rumbo a casa de la peliazul.

Cuando llegó se asombró de no encontrase nerviosa. En condiciones normales estaría terriblemente avergonzada y agobiada por como pedirle disculpas a Lorena, pero el efecto del porro había eliminado esas sensaciones. Le hacía sentir como si nada tuviera realmente importancia.

Llamó a la puerta con estos pensamientos en su cabeza, cuando de repente Lorena apareció en su campo de visión con la puerta abierta.

- Hola, venía a disculparme. - Flor no sabía realmente que decir.

- Hola, pasa y hablemos mejor dentro. - llegaron al salón y Flor se sentó en el sillón.

- ¿Quieres algo de beber? - le ofreció Lorena.

- No gracias estoy bien así. - realmente Flor quería acabar con ello cuanto antes, y que esa tensión que se había formado entre ellas desapareciera.

- Lorena... quería pedirte perdón por mi comportamiento de ayer. No estuvo bien que te gritara, bebí mucho y junto al efecto de las galletas no supe controlarme, te pido perdón.

- No te preocupes Flor, sé que esa no eras realmente tú. Me asusté un poco al verte así, sobre todo cuando te desmayaste. Es gracioso porque apenas nos conocemos de un par de días y ya nos hemos tenido que disculpar la una con la otra unas cuantas veces. - dijo Lorena con tono de humor.

- Si es que somos unas patosas. - Flor se sentía mejor ahora que se había aclarado todo.

- Bueno cambiando de tema, ¿quieres quedarte a comer? Tengo pizza y Óscar se ha ido, así que es muy aburrido comer sola.

- Que feo eso, me quieres aquí solo porque estás sola. - bromeó Flor con un fingido gesto de pena.

- Que pava eres, anda quédate porfi, si lo estás deseando. - Lorena le guiñó un ojo con gesto juguetón.

- Bueeeno, me quedo pero solo por la pizza. - le sacó la lengua Flor.

- Ahora soy yo la que está dolida. - bromeó Lorena.

Calentaron las pizzas y estuvieron hablando y riendo todo el rato. Flor se sentía muy bien, arreglar las cosas con Lorena y ese rato que habían pasado juntas le habían ayudado a volver a sentirse ella. No era como el efecto del porro, que la mantenía en una especie de trance. Esta sensación era aún mejor, pues se sentía acompañada y viva. Hacía tiempo que no se sentía así.

- No quiero ser inoportuna, pero ¿que tal van las cosas con Valeria? Ayer estabas regular y me preocupé - dijo Lorena en un momento dado.

- Me ha pedido un tiempo, las cosas se han enfriado mucho y supongo que esto puede ser bueno para las dos - aunque Flor realmente no pensara eso, respetaba la decisión de Valeria y esperaría el tiempo que hiciera falta.

- Bueno se ha echo tarde debería irme ya, mi madre debe estar al llegar. Me lo he pasado muy bien, gracias Lorena. - Flor le brindó una cálida sonrisa.

- No hay de qué, puedes venir cuando quieras Flor. Considera mi casa como tu segunda casa. - le dijo Lorena con gesto amistoso.

- Muchas gracias, bueno pues hasta mañana. ¡Estoy deseando empezar con los entrenamientos!

Flor puso rumbo a su casa, hoy había sido un buen día.

Holaaa, qué les está pareciendo la historia?? Si ven algún error les ruego que me disculpen, es la primera vez que escribo algo y aún estoy aprendiendo 😅

FlorenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora