...¿Final?. Parte 3/3

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 Diciembre 29/ 2015.

Las manos de Trevor se mancharon de grafito nuevamente. El ignoro el color grisáceo de sus nudillos y sigo escribiendo lo que creía seria su próximo gran éxito. 

La lluvia chisporroteaba en la ventana del fondo de su apartamento, dándole una dulce sensación de paz. Él amaba lo frio. El había tenido un corazón frio alguna vez, pero alguien lo había calentado.

Ella.

Sacudió esos pensamientos de su cabeza y se concentró en la línea que estaba intentando escribir desde hace más de una hora. No tenía ningún tipo de inspiración. No había nada que él quisiera plasmar por siempre en una hermosa canción.

Ya había escrito sobre todo lo que el creía posible.

Su madre.

Su ausente padre.

Su oscuridad interior.

Su odio al olvido.

Y tantas cosas más... Tantas canciones convertidas en éxitos. 

Tantos recuerdos para él. 

"Intento huir lejos, pero tus ojos me dicen que me quede"

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Angelie no podía dejar su suspirar cada vez que miraba su muñeca.

¿Por qué había sido tan estúpida?

¿Por qué se había tatuado aquello?

Ella había estado tan emocionada en enseñárselo. Ya habían pasado más de un año y medio y cada día dolía. 

El dolor en su pecho había disminuido. Pero se encontraba allí. Era un recordatorio permanente de lo que había sucedido. Trazo con sus dedos la tinta negra del nombre que yacía en su carne.

'Trevor Lincoln Fremont ♥" 

Ella, estaba tan feliz de sentir el nombre del que creía el hombre de su vida, quemar en su muñeca.

Pero había estado engañada y equivocada. El, la había desechado con unas simples palabras amargas y sin una sola mirada. Eso la había destruido tan profundamente…Ella aprendió esa valiosa lección. Nunca te tatúes el nombre de tu pareja, cuando se separen solo vas a quedar con un recuerdo permanente en tu piel.    

Se sentía siempre tan masoquista, odiaba el hecho de que ya ha casi  2 años de su ruptura el siguiera siendo tan importante. 

Era como un fantasma que nunca la dejaba en paz.

Siempre, estaba allí atormentándola.

Lo veía en sueños.

Lo vio una vez ya hace casi 11 meses, cuando regresaba para visitar a su mamá.

Lo vio y huyo como una cobarde.

Esa noche lloro, como la primera vez.

Y al día siguiente se marchó para no volver.

Angelie lo admitía, ella se había vuelto adicta a su olor. Absorta por sus misteriosas sonrisas y sus manos cálidas.

Ella le amo con tan profundidad que le dio terror perderlo.

Y lo perdió eventualmente.

Y cuando  se creyó morir.

Sobrevivió.

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