Siete

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Cuatro.
Ese es el número de personas que me vieron escondida en la esquina de mi propio apartamento en tan sólo una falda y un sujetador.

Once.
Ese es el número de picaduras de hormiga que tengo en mis pies descalzos.

Veintisiete.
Es el número de veces que estuve tentada a hacerme daño físico porque soy una IDIOTA.

Una.
Ese es el número de veces que traté de no llorar, pero fracasé.

Rosé se quedó en mi apartamento por unos diez minutos después de que me fui. Todo el tiempo mi mente era como la de un niño de cinco años que acababa de tomar una bañera llena de bebidas energéticas. ¿Qué estaba haciendo ella allí? ¿Estaba solo vistiéndose reeeaaalmente lento? ¿Estaba mirando a través de mis cosas? ¿Estaba destrozando mi casa porque había salido corriendo y lo dejé ahí como el más grande idiota de este lado de Kanye West en los Video Music Award's del 2009?

Cuando por fin salió, lo vi cerrar mi puerta, y luego hacer una pausa. Miró al número metálico del apartamiento clavado en el revestimiento, y sólo se quedó mirándolo por un rato. Luego sacudió su cabeza y se dirigió hacia su apartamento.
Esperé hasta que ya no pude verlo, y luego esperé otros cinco minutos más para estar segura (seis picaduras de hormiga más, un transeúnte más y cuatro visiones de hacerme daño después). Tan pronto como entré, me acurruqué en mi cama. La misma cama en la que casi había tenido sexo. La misma cama en donde había querido tener sexo... más o menos. La misma cama que había ocupado una increíblemente sexy y desnuda chica australiano. Tal vez acababa de saltar por el precipicio a la ciudad Locura, pero juraría que el edredón todavía estaba cálido donde su cuerpo había estado. Al igual que una completa psicópata, apoyé mi cara en la almohada y olfateé como las chicas en los libros y en las películas siempre hacían para ver si todavía podía captar su esencia. No pude. Y me sentí súper espeluznante. Tampoco podía dormir en esta cama sin volverme loca.

Moví mi almohada al sofá, donde me senté aturdida probablemente en shock. Por lo menos, pude asegurarme de que esto fue sólo una humillación privada. Nadie más tenía que saber lo patética que era. Y después de exponer mi límite esquizofrénico antes, estaba bastante segura de que me iba a evitar tan ávidamente como yo había planeado evitarlo a ella. Podríamos vivir en el mismo complejo de apartamentos, pero si por mi fuera nunca tendríamos que vernos otra vez.

•••

La mañana llegó demasiado pronto, y estaba rígida de dormir en mi sofá de mierda durante toda la noche. Además, mi cabeza latía como si realmente me hubiera golpeado en la cara como había estado tentada la noche anterior.
Estúpido tequila. Me moví lentamente, arrastrándome a entrar y salir de la ducha a un ritmo mucho más lento de lo normal. Todavía tenía el pelo mojado cuando alguien llamó a mi puerta. Jennie prácticamente se cayó sobre de mi cuando abrí la puerta porque había estado tratando de echar un vistazo por la mirilla.
Silenciosamente, sonrió y murmuró— ¿Todavía está aquí?

Suspiré y dije— No, Jennie, se ha ido. —Me alejé de ella, sosteniendo mi cabeza para tratar de detener las vueltas que estaban ocurriendo ahí, también. Dejé la puerta abierta y caminé lejos, sabiendo que ella había entrado incluso si no di una invitación.

—Alguien es un campista malhumorado esta mañana. ¿Qué es? ¿Fue horrible? ¿Ella se frotó en tu muslo?—

— ¡No se frotó sobre mi muslo!

—Oh, ¿cómo pudo ser tan malo?

Sólo debí haberle dicho que no había ido hasta el final, pero la cabeza me latía y mi estómago estaba revuelto, y no quería ser forzada a salir de nuevo esta noche para intentar el número dos.

ˡⁱᵏᵉ ᵃ ᵛⁱʳᵍⁱⁿ ☘︎︎ ᶜʰᵃᵉˢᵒᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora