Capítulo 5

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— Kurt, ¿cuántas veces tengo que decirte que no dejes la puerta de la casa abierta? — Blaine entró en la casa y cerró la puerta de un puntapié. — ¿Quién sabe qué tipo de locos podrían entrar? —

— ¿Eso es ironía? — Kurt se preguntó en voz alta y comenzó a colocar platos.

— Ja ja. —

Danielle levantó la nariz en el aire. — Dime que esa es la pizza de Gino. —

— Es la pizza de Gino. — Dijo Blaine. — Lo siento, me tomó mucho tiempo; la cola era de aquí a Fenway, lo juro. —

— Es de Gino, por supuesto que lo era. — Dijo ella. Sintió que él colocaba la caja al lado de su brazo. — ¿Animal? —

— Demonios que sí. — Dijo Blaine con alegría. Él abrió la tapa con una floritura y agitó el olor en su dirección.

Sus cejas bajaron. — Huele a que lleva una gran cantidad de champiñones. —

Cambiando de un pie a otro y evitando la mirada no tan inocente de Kurt, Blaine murmuró. — La mitad es de champiñones. —

— ¿Perdona? — Dijo ella, llevándose la mano a la oreja. — Debo haberme quedado sorda y ciega. —

— La mitad es de champiñones. — Repitió más fuerte, ignorando su risa. Él le dio un golpe en el brazo. — Capulla. —

— Lenguaje, Blaine. — Reprendió Kurt.

— Sí, Blaine. — Dijo Danielle. — Lenguaje. —

Con los platos puestos y los vasos llenos, los dos hombres se sentaron con Danielle. Sacudiendo la cabeza, Kurt juzgó la pizza con un suspiro. — Para que conste, esta cosa de "Animal" me hace preocuparme por tus arterias. Por las de ambos. —

— ¿De qué te preocupas? — Blaine preguntó con la boca llena de comida. — Tan solo son todos los ingredientes del menú. —

— Menos anchoas. — Agregó Danielle.

Él asintió. — Menos anchoas. —

— Además, estoy tomando vino. — Dijo ella. — Un vaso de Pinot Noir tiene solo 83 calorías. —

— ¡Oh, buena esa! Lo recordaré para la próxima vez. —

— No se puede equilibrar una dieta de esa manera. — Les informó Kurt, fingiendo no ver la buena lucha entre los dos.

— ¿Quién gano el partido? — Blaine preguntó.

Ella tomó otro bocado. — No sé, el doctor Kurt llegó a casa antes de que terminara y me atrajo a una partida de ajedrez. —

— ¿Sigues abriendo con Ruy López? —

— Hmph. — Se quejó Danielle. — En realidad uso la defensa siciliana ahora, muchas gracias. ¿Le enseñaste a Tommy algo más que el Gambito de la reina? — 

— Te estoy sacando la lengua, en caso de que no puedas verlo. — La informó Blaine. — Y de todos modos él no podía entender la defensa Nimzo-India. —

Danielle silbó. — ¿Es eso lo que estás usando en estos días? Con pelotas y agresivo. Eso es nuevo. —

— No puedo imaginar a Blaine de otra manera. — Comentó Kurt.

La botella de cerveza se detuvo a medio camino de los labios de Blaine. — Lo tomaré como un cumplido. —

— Deberías. —

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