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Las arcadas suenan en todo el baño. El aroma a vomito se siente y la pequeña Mau está viéndose al espejo. Se siente mal por no poder ayudar a su amiga.

Eduardo vuelve a vomitar. Mau se limpia las lágrimas del rsotro y se acerca a revisar su está bien.

-Conviertes naranjas en jugo de naranja. Lo pones ahí y luego lo escupes. Tu cuerpo es imperfectamente perfecto. Todos quieren lo que el otro está trabajando. Sin jugo de naranja.

-¿Pero que mamad4s dices, Mauricio? –Eduardo se vuelve a meter el dildo para poder reaccionar.

-Oh, creo que elegiste soplarlo en la alfombra de lectura. Eso es lo que pasa cuando estás muriendo de hambre. Por favor di que no continuarás. Ordenar naranjas del menú. Rellenando tu boca como tejido. La forma en que te ves no es un problema.

-¿Me estás diciendo gorda? –Eduardo abre más los ojos- ¿O me estás diciendo blanca?

Mauricio se pone a bailar junto al retrete y al vomito.

-Estás más raro de lo normal –Eduardo se levanta y camina al lavado.

-Desearía poder darte mi par de ojos, porque sé que tus ojos no funcionan.

-¡Ya sé que estoy ciega, ch1ngada madre! ¿Qué tienes contra mí hoy? –Eduardo apenas si ve a Mauricio, pues en el fondo se siente culpable.

-Desearía poder decirte que estás bien, muy bien. Pero encontrarías eso desconcertante.

-Bueno ya –Eduardo agarra a Mauricio y la estrella contra el espejo.

-¿Qué... que pasó? –pregunta esta mientras le cuelga el diente.

-Creo que otro de tus episodios de crybaby. Cuando me dijiste que tenías trastornos de personalidad pensé hablabas de otras cosas, no esto.

-Lo siento, pero insisto, no deberías hacerlo.

-Mauricio, tú te pones harina en las noches a ver si se te aclara la piel.

-Es diferente, yo solo quiero parecer japonés.

-Y yo solo quiero pasar por lo que sufrió Taylor, si ella llora, yo lloro. Si ella ríe, yo rio.

-Si ella está plana, tú también.

-Que buen amigo eres –Eduardo retoca su labial.

-Sabes que sí. A pesar de todo, eres de las mejores personas que conozco, Eduardo. No me arrepiento de ser tu amigo. Y gracias por estar siempre ahí.

En eso, los parlantes suenan en todo el lugar.

-Uh, it's Nicki Minaj, y les digo que se apresuren todos a la salida. El autobús para ir al zoológico de Xochimilco ya nos está esperando. Espero hayan traído sus 5 pesos de entrada –por los parlantes se escucha como la changa trata de colgar agresivamente.

Todos los meses, Ogralessia realiza excursiones, y esta vez tocaba ir al zoológico. Ya habían visitado la tumba de tutankamonna, el rancho de Darcy y Candyfornia.

-No pienso soportar a todos en el autobús –Eduardo empieza a guardar sus cosas en su bolso.

-Al menos te vas a mover sobre ruedas y no sobre esas 4 patas esqueléticas.

-¡No insultes a Federico!

-Yo... -Mau parpadea varias veces, incrédulo-. ¿Tu yegua se llama Federico?

-La gente normal llama a sus animales como personas, ¿Cuál es la sorpresa?

-La gente normal no tiene una yegua.

Ogralessia La NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora