Día 5

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La tormenta acercaba al bunker, había mucha lluvia y Rubius amaneció con mal humor, su cuarto estaba húmedo y le goteaban algunas cosas. Cada vez que intentaba salir, recordaba que debía pasar por el cuarto de Samuel, cosa que quería completamente evitar.

Solo pensar en su hermosa cara, esos perfectos abdominales o sus glúteos, le hacía llorar sin parar, lo que con la lluvia que caía de seguro le haría resfriar. Su cuerpo olía peor y algunos pedazos de piel comenzaban a desprender rápidamente, 30 años cuidando su maldito cuerpo para que se arruine en un día de ser Zombie.

Vegetta desbloqueo la puerta, dejando a Rubius ver su cara de insomnio. Una cara de cansancio y seriedad que tenía. - ¿Qué miras? – Preguntó Samuel, Enojado.

'' ¿Sera que le pasó esto por mí? '' Preguntaba el más alto en su mente. Miles de preguntas y posibles respuestas cruzaron por su cabeza. ¿Debería darle a su amado otra oportunidad? El único amigo que solía hablar de estas cosas era Mangel, pero como ya no se encontraba...

- ¿no te vas a mover? – Preguntó el malhumorado. Había tensión en el aire. No sabía que iba a ocurrir, Doblas pidió permiso y cruzo de ahí. En el pasillo, se encontró con el peli rosado, Fargan.

- ¿Qué vamos a hacer hoy Rubius? – Preguntó el, emocionado por saber en qué lo podría ayudar.

Rubius pensó, uno de sus deseos era construir una casa donde pudiera poner seguros a sus hijos y a su querida esposa. Aunque el mejor para construir aquella casa seria Vegetta, el solo lo ignoro y le planteo sus planes a Fargan. No creía que Vegetta le fuera a ayudar a hacer una casa para la maldita familia que al final, nunca compartirían.

Ellos partieron, el viento les daba en contraviento y debían buscar un lugar adecuado, cruzaron el rio de la casa de Samuel y se alejaron por varios lugares, hablando de temas variados y divirtiéndose. Luego de un rato de caminar, Rubius diviso algo. El solo se quedó quieto, quieto sin decir nada. Admirando una cosa que se encontraba en el suelo.

- Es... ¿El cigarro de Mangel? – Preguntó Fargan desde lejos, a lo que Rubius se acerco y se agacho para mirarlo de más de cerca. – ¿Tas bien?

La vida de Rubius últimamente era una mierda, tras la pérdida de su mejor amigo no había nadie que lo consolara, y pensaba que algunas de las personas con las que se solía desahogar tenía algún interés romántico sobre el que le dejaba incomodo. Mangel había muerto, Mangel había muerto y Rubius no se podía despedir como lo habría deseado.

Ambos planeaban toda su vida juntos hasta que sean lo suficientemente viejos como para morir, Mangel era joven aun. ¿La boda? La boda de Doblas obviamente seria con Miguel como su padrino y el que llevara los anillos. Incluso los hijos del albino le decían tío a él.

Rubius se largó a llorar. ¿Por qué tenía que pasar todo esto justo ahora? No era normal tener que lidiar con tu próxima muerte, con que el amor de tu vida te abandone y que tu mejor amigo muera. No era nada fácil.

- Rubius... - Fargan se acercó por atrás y lo abrazo con cuidado. La lluvia empezó a caer y Rubius empezó a gritar.

- AGH! – Exclamó intentando soltarse.

- ¡¿Qué pasa Rubius?!

- ¡Como arde tío! ¡ARDE! –grito Rubius sosteniendo su piel, pedazos de piel que se caían al tocar al agua. - Parecen pedazos de papel mojados... ¡ARDE! – ¡QUE DOLOR TIO!

- Vamos rápido a la casa. Vamos – Dijo Fargan, estirando su ala tanto como podía para evitar que el contrario se derritiera. Los gritos de Rubius eran aterradores y sumamente desgarradores. Pareciera como si le estuvieran mutilando ambas piernas a la vez.

- ¿Qué hacen aquí? – Pregunto Willy, el cual estaba desayunando con Vegetta.

Samuel se levanto preocupado – Doblas ¿Estás bien?– Dijo él, tratando de agarrarlo de algún lugar donde no esté lastimado. – ¿Necesitas algo?

-Pues, tu novio salió tan Otaku que no soporta el agua ahora. – Dijo Fargan, bajando su ala y secándola en la parte de descontaminación del bunker. – Luego que todos estuvieron en el ecosistema que habían creado, se pusieron a examinar la extraña condición de la piel de Rubén, la cual era suave pero débil como un pelo. La piel aun tenía un color ''normal'', el cual era un poco más verdoso que lo normal.

- Como te preocupas por tu novio después que lo dejaste – Dijo Willy atrás de Vegetta.

- Doblas ven, te daré una muda de ropa que tengo. – Vegetta y Doblas se embarcaron hacia su habitación, donde el Mayor buscaba entre sus maletas de ropa y cosas.

- Ve desnudándote.

El albino sentía como sus mejillas empezaron a arder rápidamente cuando el mayor dijo esto.

- Vamos, ya te he visto. - ¿Quieres que te ayude?

- No Vegetita, ya voy capitán. – Dijo él, empezando a quitarse las prendas una a una, en cuando fue a quitarse el pantalón, cayó del bolsillo la colilla del cigarro de Mangel. El no recordaba que lo había guardado ahí. Pensó que lo había dejado.

- ¿Eso es tuyo?

- Es de Mangel.

Samuel miro a Rubius, viendo como le caían algunas lágrimas. El tenía ganas de abrazarlo, aunque no podía por sus heridas y además que estaba verde y tenía miedo de ser contagiado.

¿Que saldría mal con solo un abrazo?

14 días para volver | Rubegetta AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora