C- 3.

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La observó arreglarse, lleva un vestido ajustado al cuerpo y un poco de maquillaje.

Se da vuelta y me observa.

—¿Como me veo?— pregunta.

Después de cuarenta y cinco minutos, está lista.

—¡Hermosa!

Se gira y se vuelve a observar en el espejo para ver si mi comentario es verdad.

—¿Seguro? —insiste. Y yo asiento— Hoy todo tiene que salir perfecto.

Ese comentario se siente como un golpe bajo, ella se esmeró en verse hermosa para su cita... Y ese no era yo.

Trato que eso no me afecte y disimulo bien por qué ella no pregunta más.

Su teléfono suena y soy consciente de la sonrisa que nace de ella al leer lo que creo que es un mensaje.

Está bien Sebas, apoyala.

«Si ella es feliz tu eres feliz» me repito.

—Él me está esperando abajo— Anuncia mientras toma su bolso y guarda su celular.— Deséame suerte.

—No lo necesitás, por qué eres hermosa, pero suerte.

Soy consciente de cómo mi pulso aumenta cuando ella se acerca para darme un abrazo.

Intercambiamos un saludo y bajamos para encontrarnos con su enamorado.

El chico se encuentra tal como dijo, esperándola con un ramo de rosas.

Enmarco una ceja cuando veo la sonrisa que tiene.

Tengo un  mal presentimiento.

Y lo confirmo cuando, sin siquiera mirarme se aleja con Tini tomados de la mano.

Un sentimiento de perdida y un mal sabor de boca me deja esa despedida.

Con esos sentimientos tan agobiantes conduzco a mi casa.
Es a medio camino cuando escucho mi celular anunciando un mensaje.

Detengo en auto, pues no tengo prisa, y leo en mensaje.

Ricky 💅❤️

Papi Ricky organizo una fiesta rápida. Vente si no quieres sufrir.

Rió divertido tras leer el mensaje.

Decido que será buena idea ir, pues mientras tenga la mente lejos de Tini y su cita alias el sonrisas falsas todo irá bien.

Ricky 💅❤️

No llores por mí. Llegó en 15 minutos.

Envío el mensaje, y cambio la dirección del auto.

Al llegar a la fiesta me doy cuenta cuando famosos son ellos, pues la casa rebosa de gente.

Veo unos rostros conocidos y los voy saludando hasta llegar al pequeño e improvisado bar donde está Ricky bebiendo shots de tequila uno tras otro mientras la gente lo alienta.

— Hey, parce— Me saluda Manuel cuando me ve.

—Hola, Manu— Respondo dandole unas palmadas en la espalda. —Veo que se están divirtiendo— digo señalando con la cabeza a Ricky que está es su máximo esplendor bebiendo hasta más no poder.

Manuel suelta una carcajada por mi comentario.

—Ya sabes cómo son— concuerda— sus fiestas son las mejores.

El Psicólogo|| Sebastián YatraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora