II

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La inquietud que rodeaba su cuerpo hacia casi imposible que se concentrara en los asuntos del reino. La fortuna que estaba viviendo hoy por hoy era casi escasa, si no eran problemas de los aldeanos que fueron robados, era su esposa que exigía cada vez más dinero del que no le importaba mucho darle, Genes era una mujer atractiva, rubia que marcaba aún más sus celestes ojos, dejándolo levemente admirado la primera vez que la vio como su pareja predestinada. Se mostraba una mujer tímida y humilde con las personas, incluso con él en el momento de concretar la unión, todo aquello lo había hecho olvidar al fogoso omega pelirrojo que atormentaba sus sueños desde que se habían escapado del reino junto a Midoriya. Sus ojos claros habían tranquilizado su interior, eso hasta que la mujer se mostro como realmente era; fría, vanidosa, celosa y de un carácter autoritario.

-Hazte cargo de Katsuro esta noche-ordeno Gene, formando su cabello ondulado frente al espejo de la habitación que compartían.

No le molestaba pasar tiempo con su hijo, la pequeña bomba lograba relajarlo con sus travesuras y su carácter de dinamita, lo que realmente lo enojaba era el poco tiempo que su madre pasaba con él.

-¿A dónde iras?

-¿Qué?-pregunto Gene, mirándolo a través del espejo de manera coqueta-¿Estas celoso?

Katsuki sonrió conteniendo la rabia que estaba comenzando a salir.

-Por mucho que te gustaría verme celoso, jamás vas a presenciarlo, cariño.

-¡Eres un malnacido!

-¿Así es como tratas al rey?-se burlo Bakugou.

Gene por su parte, orgullosa como siempre, contuvo su ira para acercarse a su marido y así tocar su miembro a través de la tela de sus pantalones.

-¿Quieres que me quede esta noche a disfrutar el tiempo contigo, amor?

Lo necesitaba, aquella inquietud que estaba sintiendo hace días sobre la caravana que debió haber llegado el día anterior desde el reino del norte, lo estaba superando, no era normal que un grupo de alfas fuera superado por unos simples vándalos.

-¿Qué es lo que tienes en mente?-le susurro a su esposa.

Los besos que comenzaron a disfrutar por ambas partes, fue interrumpida por el llamado a la puerta de parte de Tori, su mejor hombre en combate.

Katsuki soltó a la mujer recibiendo inmediatamente un par de quejas y lamentos de su parte. A abrir la puerta, la altura del hombre fue lo primero que diviso, seguido de su rostro y sus marcadas cicatrices de combate.

-¿Qué paso?-pregunto saliendo de la habitación.

El guardia tomo aire durante dos segundos para hacerle entender a su rey que algo lo estaba inquietando.

-La caravana llego.

-¿Y qué hay de malo con eso?-pregunto el rubio identificando al momento el malestar de su soldado.

-Mi señor, tiene que venir conmigo-pidió Tori haciendo una reverencia.

Katsuki sabia que algo debía ir muy mal, Tori no era de los que se inquietaba con facilidad, tal vez la caravana había sido robada y los alfas que la transportaban estaban muy mal heridos, aquello también demostraba que los ladrones eran más fuertes que los guardias de los reinos presentes, era algo por lo que preocuparse y debería ser notificado inmediatamente.

A llegar a la parte trasera de su reino, donde almacenaba lo intercambios que realizaba con los demás reinos, admiro a los lejos los alfas transportistas y la gran cantidad de objetos que le aseguro Shouto. Todo estaba en orden, todo excepto algo, al estar mas cerca de los guardias del norte, pudo saber a que se refería Tori.

LIGADOS POR AMOR -BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora