III

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Era el segundo día de reposo de Kirishima, sus heridas seguían igual o incluso peor, pero aquello ya no le importaba demasiado, la compañía del rey Bakugou junto a su hijo había sido su mayor relajo, pudo salir poco a poco de su traumático evento gracias a ellos, al menos un poco. Ahora se encontraba dando una vuelta por los parques del reino del sur junto a su más fiel acompañante.

-Se que te prometí dar unas vueltas por los largos parajes del reino, pero esto solo durara otros tres días como máximo, luego serás libre, Crimson-le susurro Kirishima a su caballo negro que relinchó como respuesta.

A los minutos había vuelto a su habitación luego de dejar a Crimson en su establo, debido a un dolor algo punzante en la cortada de su pierna, el doctor vendría a revisarla en caso de infección, cuando se enterara que no había tomado el reposo que lo receto, seguramente la regalaría una enorme charla sobre los riesgos que conllevaba ser tan irresponsable.

Cuando la puerta fue tocada seguido de ser abierta, se acomodo sobre su cama esperando ver al canoso hombre de avanzada edad con su reconocible carácter serio, pero no, solo se hizo ver una rubia cabellera larga hasta su cintura y una sonrisa en sus labios pintados de un tono rosa, que no llegaba a sentir sus hermosos ojos celestes.

-Lo siento, si te importune de alguna manera, Kirishima-comenta mientras toma asiento al lado de la cama en una de las sillas.

-No se preocupe, señora. Esta en todo su derecho.

-Eso es verdad-rio mostrando su blanca dentadura.

-¿A qué debo este placer, señora?

Kirishima sabia que mientras más directo fuera más rápido se acabaría aquella innecesaria conversación.

-Supe que en el pasado eras el amante de mi esposo-habló de forma relajada.-Debes ser lo bastante bueno para llamar su atención.

El pelirrojo trago duro debido a lo incomodo de la conversación, pero por alguna razón aquello no era lo único que lo inquietaba, la esencia de Gene lo estaba alterado de alguna manera.

-No se a donde quiere llegar, señora.

-Oh, vamos, Kirishima. Creí que los omegas eran inteligentes.

-Si no quiere hablar de otra...

-Quiero tener sexo contigo, ¿fui lo suficientemente clara ahora?

La seriedad en su tono y sus feromonas no estaban ayudando a la ansiedad que comenzaba a despertar Eijiro, pero tampoco era como si ella tuviera la capacidad de forzarlo como lo hicieron los otros, por mucho que fuera la reina del sur no se quedaría de brazos cruzados.

-Lo siento, pero...

-Calla.

Automáticamente, Kirishima dejo de hablar.

-Ahora, recuéstate sobre la cama.

Nuevamente, hizo lo que ella ordeno.

¡¿Qué estaba sucediendo?!

-¿Cómo crees que reaccione Katsuki al enterarse que su omega favorito tuvo sexo con su esposa?

¡Detente!

-¿Crees que te siga mirando de la misma manera que lo hace ahora?-continuó mientras se subía a horcajadas sobre el pelirrojo.-Ni siquiera te ha marcado.

¡Por favor, no sigas!

La rubia lamio el cuello de Kirishima, quien inmediatamente comenzó a soltar feromonas sin poder evitarlo.

-No te resistas más, después de todo sigues siendo un omega, suplicaras por más. Te lo garantizo.

Gene abrió la camisa del pelirrojo para besar cada parte de su trabajado abdomen, sus pezones erectos estaban tan sensibles por lo de la última vez que no pudo evitar gemir muy a su pesar.

LIGADOS POR AMOR -BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora