Prólogo

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Las clases habían terminado.

Las vacaciones habían comenzado.

No había planes que realizar y la paz reinaba en su esplendor, al menos a la vista porque lo que pasaba dentro de cualquier hogar era otra historia completamente distinta a lo que se mostraba en la sociedad.

Los Evans eran un mundo distinto de discusiones diarias y abusos que nadie quería ver o siquiera se daban cuenta, una familia ideal ante la sociedad pero con problemas que tal vez nunca nadie sepa.

Los O'higgins eran una historia completamente distinta, una familia religiosa y estricta como a la vez generosa y amable, aunque a algunos no les agradaba mucho dicha familia, los consideraba hipócritas.

Los Welsh eran una de las pocas familias sobrenatural que estaban en el vecindario, siempre intentando estar ajenos a todo para no meterse en problemas.

Los Anderson eran tambien otra de las pocas familias sobrenatural, al igual que los Welsh, siempre al margen aunque con cachorros muy inquietos y problemáticos, pero que sabían contenerse para no ser expulsados del territorio.

Los Collins eran una de las pocas familias de cazadores que se habían pasado al vando bueno, siempre manteniendose al margen cuando se situaba alguna situación que involucraba balas y flechas para no ser inculpados.

Y luego estaban los de la manada Hale-McCall, los dueños del territorio.

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— ¡Ya está el almuerzo!

Se escucho el grito de Melissa por toda la mansión.

Y en cuestión de segundos todos estaban bajando las escaleras o saliendo de otras habitaciones de la planta baja.

— Oye mamá.

Melissa miro a su hijo esperando a que siguiera.

— ¿Sabes donde está Alex?

Ella asintió y apuntó a la ventana.

— Gracias -dijo y salió de la mansión.

El adolescente se encontraba viendo hacia lo profundo del bosque, su respiración se escuchaba tranquila y no parecía estar en alerta de algún problema, simplemente parecía estar pensando.

— ¿Alex no almorzarás? -le preguntó y él aludido asintió muy apenas girando un poco sobre su hombro para ver a su padre.

Scott asintió conforme a la respuesta Dada por el menor y se dispuso a darse la vuelta para regresar a la mansión.

— Papá -lo llamo dándose por fin también la vuelta viendo la espalda del mayor que giro un poco su cuerpo quedando de lado.

Alex respiro profundo ya que estaba nervioso.

— ¿Maya ya despertó?

Scott asintió y Alex sonrió de lo más encantado aunque un deje de él se puso en alerta.

Al entrar ya casi todos estaban sentados en la gran mesa.

— ¿Y Maya? -pregunto Alex y todos miraron para el techo.

— Tu siéntate no debe de tardar -le dijo Stiles a su ahijado.

Él solo asintió y se sentó.

Al poco tiempo Maya bajo junto a Beth que estaba algo adormilada aún.

— Buen día familia -dijo Maya para luego sentarse al lado de su hermano mellizo.

— Buen día -dijo Beth para soltar un bostezo y sentarse al lado de uno de sus padres.

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Una semana antes.

La luna llena estaba a todo lo que daba y Alex se encontraba corriendo por el bosque en busca de su compañera ya que estaba en celo.

Lo que vio lo volvió loco a más no poder.

Su compañera estaba con otro hombre lobo a plena luz de la luna y esta ya estaba marcada por ese lobo.

No se detuvo a preguntar y mucho menos a razonar la situación.

Alex, su lobo Jeff y su coyote Cody sintieron la traición y todo el poco autocontrol que tenían se fue a la mierda.

Mató a su compañera y a ese lobo.

Huyó del lugar rumbo a la mansión en busca de consuelo, aun su lobo no se controlaba muy bien y él no quería tener control, no ahora.

Llegó a la mansión y entró, nadie lo recibió ni nada.

Solo un aroma estaba presente y este venía de la planta alta.

Subió a grandes zancadas y entró sin pedir permiso al cuarto de baño que era de donde venía el aroma.

— ¿Alex?

Él negó y ella frunció el ceño.

— ¿Jeff?, ¿Cody?

Asintió y antes de que ella pudiera decir algo la estrelló contra la pared de la ducha y comenzó a besarla sin ningún tipo de cuidado.

— ¡Dejame!, ¡basta!

Le pedía entre gritos pero el lobo se hacía el sordo.

Después de todo lo acababan de traicionar y acababa de matar a los dos infelices.

— Ahora serás mía -le dijo al tiempo que la penetraba sin cuidado y ella gritaba.

Intento de todo para zafarse de él, le encajó sus garras.

Alex cuando volvió  a besar su cuello se decidió por marcarla de una vez.

Ella rugió y sus ojos cambiaron y sus colmillos aparecieron para también inconscientemente reclamarlo como suyo.

Ninguno de los dos lo querían pero Alex había perdido el control sobre Jeff y Cody, su lobo y coyote, ella al final perdió el control sobre Sky su loba y Mil, su zorra.

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Espero les guste☺

22-01-21

Luna RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora