Capítulo 3

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~Eliza~
Realmente no lograba entender quién podría hacerme algo así, puesto que solo se lo había contado a personas que son importantes para mí, y se que yo para ellas.
Pero tal vez no todo era como lo creía.
Me dirigí a mí cama, hice mis sábanas verdes a un lado para sentarme y pegar mis rodillas al pecho mientras observaba al techo para lograr asumir lo que Michael me acababa de comentar, sobre todo pensaba quien podría hacerme algo así.
Michael seguía viendo el cuarto para ver si había algo raro, hasta que sus ojos se encontraron con los míos, y se sentó a un lado mío.

—Fue algo traumante, ¿cierto?— hizo una sonrisa falsa de solidaridad.

—Creo qué ya ni siquiera es eso, ¿sabes? No me di cuenta de cómo sucedió, fue tan rápido... Pero tengo miedo, porque se que alguien común que este a mi lado pueda ser esa persona. ¿Por qué me hicieron esto? realmente no soy una persona mala, ¡no he hecho nada malo a nadie! Nunca me meto en problemas, bastantes ya tengo en mi cabeza.—lo dije un poco alterada.

—Yo lo sé, ahora sientes mucha curiosidad por quien pudo haber sido.

—Así es y miedo.

—Pero tu más que nadie me conoce, inclusive más que mi madre— sonrió e hizo que me riera—soy un hombre que no deja algo hasta conseguirlo, y si se trata de ti, no dejaré que nada ni nadie te haga daño, bueno... Que te vuelva a hacer daño. Ahora solo lo que puedes hacer es estar atenta de cualquier persona, ahora todos "amigos" son sospechosos, inclusive yo.—me lo dijo mientras ponía un mechón de mi cabello atrás de mi oreja derecha.

—¿Qué?—de inmediato me pare.

—Solo es un decir, de verdad tranquila. Bueno pronto vendran los demás policías para investigar cualquier huella o prueba que encontremos aquí.

Lo último que me dijo: "inclusive yo puedo ser un sospechoso" hizo que se me erizara la piel ¿por qué me diría eso? Tal vez solo lo dijo de broma para volverme a hacer reír, pero... sus ojos, se notaban tan extraños como si se hubiera desvelado, tristeza o tal vez culpabilidad.

Deje de pensar en eso, desde ahora estaba en modo supervivencia y por eso creía que todos eran sospechosos, aunque en realidad lo eran.
Solo asentí con la cabeza para después bajar las escaleras e ir al estudio de mi madre donde se encontraban una gran cantidad de libros sobre el cuerpo humano, pues a pesar de que ella no había estudiado nada de esto, le interesaba muchísimo, y sinceramente me pasó ese gusto y amor por la lectura de la anatomía del cuerpo humano, siempre había sido un buen lugar para pensar por la gran tranquilidad que se podía respirar. Aunque en este momento no era así, ya que ahí estaban los policías de mi ciudad "Dalaran", era muy raro que sucediera esto ya que la delincuencia no abundaba aquí.

El policía Izan había terminado de interrogar a mi madre y a su novio. La cara de el oficial se encontraba sorprendida no sabía porque, tal vez por el mismo hecho que yo había pensado hace un instante: el que mi ciudad no era peligrosa, hasta que terminó el silencio y las miradas sobre mí. Izan voltio y coloco su mirada de tristeza que podría ver a través de sus ojos cafés, además que debía de agachar su mirada para lograr verme pues era de la misma estatura que Michael.

—Nena, hemos buscado pruebas, ya revisamos las cámaras...

—¿Qué encontraron? —lo interrumpí con la ilusión de saber quién había sido.

—Justo a eso voy, se que será difícil para ti aceptar esto, dará un gran cambio a tu vida pero estarás bien.

Mi mamá prosiguió derramando lágrimas poniendo sus manos sobre su cara mientras Evan la envolvía en sus brazos para poder tranquilizarla.

—Cariño, sabes que contaras con nosotros siempre, aquí estaremos y te vamos a apoyar en las buenas y en las malas.—dijo mientras su voz se rompía.

—Mamá, policía Izan, esto no me sirve de nada, ¿qué vieron? ¿Qué pasó? ¡Sean director por favor! Solo hacen que esto me aterre más —dije alzando la voz.

Izan apretó los labios para después decirme...
—Todo apunta a que no entro nadie y posiblemente fue una alucinación por un ataque de depresión o ansiedad.

¿Pero qué carajo?

Sangre oculta... en tu sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora