Bajo las Estrellas Fugaces

*CAPÍTULO 3: LA TORMENTA*

El cielo se oscureció, y las nubes se agolparon como espectadores expectantes. Rossi y Jason estaban en la cima de una colina, enfrentando la furia de la naturaleza. El viento aullaba, y las primeras gotas de lluvia salpicaban sus rostros.

—¿Por qué vinimos aquí? —gritó Rossi, luchando contra el viento.

Jason sonrió, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y pasión.

—Porque las tormentas son como la vida misma —respondió—. A veces, debemos enfrentar la oscuridad para encontrar la luz.

Las gotas se convirtieron en un aguacero, empapando sus ropas. Rossi sintió la electricidad en el aire, como si el mundo entero estuviera a punto de desmoronarse.

—¿Y qué encontraremos en esta tormenta? —preguntó Rossi, sus labios rozando los de Jason.

Él la atrajo hacia sí, sus cuerpos chocando con urgencia. Los truenos retumbaron, y el mundo pareció detenerse. Sus bocas se encontraron en un beso apasionado, y el agua los envolvió como un abrazo.

—En esta tormenta —susurró Jason—, encontraremos la verdad. Los secretos que ocultamos, las heridas que llevamos. Todo quedará al descubierto.

Rossi se aferró a él, sus corazones latiendo al unísono. La lluvia lavaba sus almas, y el deseo los consumía. No había lugar para las mentiras ni las medias verdades.

—¿Qué es lo que ocultas, Jason? —murmuró Rossi—. ¿Qué tormentas llevas dentro?

Él la miró con ojos intensos, como si estuviera desnudando su alma.

—Mi pasado es un huracán —confesó—. Secretos que me persiguen, errores que no puedo borrar. Pero contigo, Rossi, siento que puedo enfrentar cualquier tormenta.

Y así, en medio del aguacero y los truenos, Rossi y Jason se entregaron el uno al otro. Sus cuerpos se fundieron, y sus almas se entrelazaron. La pasión ardió como un relámpago, y la tormenta los envolvió en su abrazo implacable.