Mi Criminal.

10.

Lena le abrió la puerta, encontrándose con él, que traía su brazo pegado al marco de la puerta. Levantó la mirada.

- ¿Se me hizo tarde? – le preguntó mirándola sin exagerar mucho. Se había puesto una falda tejana pegada al culo que le hacía unas muy buenas caderas, junto con esa bonita camiseta a cuadros.

- Estás a tiempo. – le dijo ella, sonriéndole. – Entra. – lo invitó a pasar y este hizo lo que ella le había pedido.

Lena cerró la puerta. Y que intranquila estaba, sus manos sudaban frío, de solo tenerlo en su casa. Le dio un vistazo para ver que hacía. Mike observaba con detenimiento cada detalle de su departamento sin perderse de nada. Observó una columna de discos sobre la pequeña mesita que adornaba su sala.

- ¿Te gusta Ed Sheeran? – le preguntó al observar que era el primero en la lista. De pronto, se volteó a mirarla.

- Mucho.- le confesó ella. – todas sus canciones son únicas y... y perfectas. - paso a paso, Mike logró colocarse tras ella, mientras Lena no dejaba buscar las palabras para describir lo que sentía por Sheeran. – Cada vez que escucho una de ellas es como si...

- ¿Cómo si qué? – le susurró en el oído. Lena juntó sus labios con fuerza. No lo había sentido colocarse detrás de ella.

- Como si... estuviera narrando todo lo que siento.- susurró ahora. Su voz se había debilitado. El solo hecho de sentirlo hablar en su oído le estremecía completamente. Aún más después de lo que haría. Le abrazó las caderas con sus fuertes brazos. Lena sintió que moría internamente.

- ¿Y qué sientes? – Lena sintió como el tibio aliento de Mike chocaba contra su cuello.

- Que tú...

- ¿Qué yo qué nena? Dímelo- le animó. Eran más fuertes aquellas emociones que estaba sintiendo, que lo que podía controlar. Joder, era la primera vez que tardaba tanto en follar con una mujer. En otras ocasiones, ya estaría siendo testigo de una buenísima cabalgada. Apretó sus dedos entre las caderas de Lena, haciendo que sus cuerpos se tocaran más intensamente.

- No lo sé...yo... solo... - un leve gemido salió de los labios de Lena . Aquello hizo que el miembro de Mike cobrara vida. Se mojó los labios, mientras observaba como su víctima se excitaba cada vez más con sus palabras.

- ¿Querías verme, verdad?

- Sí... te...te...

- ¿Me deseas? – apretó una vez más su cuerpo ante el suyo. Lena gimió una vez más. Hecho la cabeza para atrás, acomodándose en el hombro de Mike. Este se inclinó para besarle suavemente el cuello poco a poco, su lengua mojó la piel de Lena. Un tacto sublime.

- Sí, te deseo.

- ¿Mucho?

- Muchísimo.

- Mnh... - murmuró él. – hueles tan bien. - dijo al terminar de besar su cuello. La observó. Sus ojos marrones se llenaron de lujuria de nuevo al verla completamente extasiada y con ganas de mucho más. Jodida diosa. Le encantaba todo lo que expresaba con cada gemido. – eso me gusta... - le susurró. Bajó sus manos y recorrió con los dedos sus caderas hasta llegar a tocar sus nalgas con intensidad. Poco a poco, centímetro a centímetro, logró llegar a las piernas desnudas de Lena. Y no perdió el tiempo. Metió una de sus manos por entre sus piernas, logrando así tocar sus braguitas escondidas en esa falda tejana.

- Fóllame.

La tumbó sobre ese bonito sofá rojo que adornaba la pequeña sala del departamento de Lena. Juntaron sus cuerpos. Pegados. Unidos. Tocándose intensamente. Sintiendo cada uno, la excitación del otro.

La lengua de Mike tocó la de Lena en medio de otro beso. Un beso que le excitó aún más. Su jodida erección saldría de los pantalones. Sentía como palpitaba dentro de ellos sin darle oportunidad a controlarse. Necesitaba follarla con brutalidad, sin importarle nada. Meterse en su coño y bombearla con todas las fuerzas de sus caderas.

Lena le apretó la nuca. Comiéndole la boca un poco más. Entre ese mismo instante, logró hacer que Mike se colocara bajo su cuerpo y que ella pudiera ponerse sobre él. Mike tragó saliva, al notar que el monte de venus de Lena chocaba con su erección. Se correría.

- ¿Tú me deseas? - le preguntó ansiosa. Él asintió rápidamente, mientras bajaba la vista y observaba que era lo que Lena le haría.

- Te deseo, te deseo muchísimo.- admitió. Joder, primer error. Jamás había admitido con ninguna mujer cuanto podía llegar a desearla. Con ella fue diferente.

Lena  se inclinó un poco para dar pase a sus manos, que desabrocharon los pantalones de Mike y bajaron su cremallera. A continuación, un gran paquete adornaba el bóxer de Mike. Lo tocó. Esta vez sin miedo alguno. Un gemido... Mike levantó las caderas.

- Oh Dios... - logró gemir él. Lena lo tocaba, y él era capaz de correrse ahí mismo. Y pensó eso aún más, cuando Lena le estiró el borde del bóxer y los bajó suavemente. Tomándose su tiempo. Haciéndolo irritar y fatigar. Haciéndolo perder el control de lo que podía ser capaz. Se los bajó completamente. La polla erecta de Mike la recibió amablemente.

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