El escorbuto

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No quiero insultar su inteligencia teniendo que decir lo obvio, esto es ficción, no representa algo real.
La verdadera cura del escorbuto (vitamina c) fue descubierta por James Lind en 1747 y no se uso hasta 1789, en aque entonces no se le llamaba vitamina c, de echo no se sabía que existía.
Una vez aclarado esto empiezo con el relato.

Era 1746, cuando recibí en mi consultorio una carta interesante. Venía de una compañía maritima importante, llamada GulfStream Co. En ella se me pedía embarcarme con la tripulacion del Venturer, un navío en linea que tenía como objetivo llegar a la india para recibir un cargamento de oro y especias. El viaje duraria cerca de dos añis y se me pagaría de forma bastante generosa. Acepté ir, mi puesto sería el de médico, mi trabajo sería basicamente evitar que los tripulantes murieran en el trayecto, ya sea por heridas o alguna enfermedad.
La enfermedad mas temida en el océano era el escorbuto, el terror de los mares. Era la causa numero uno de defunciones dentro de los barcos, no era el hambre, no era la sed, no eran las riñas ni los accidentes, era esa enfermedad horrenda, encias sangrantes, ojos inyectados en sangre, tos incesante con sangre, las cicatrices volvían a abrirse y la persona moría desangrada. Absolutamente nadie sabía que lo causaba, se había intentado de todo.
Mucha gente creía que era causado por el aire viciado y sucio de los viejos galeones, pero incluso despues de estar al aire libre en las barcas buscando peces, los sintomas seguían ahí.
Algunos creían que era causado por la falta de contacto con tierra, así que muchos barcos llevaron tinas de madera llenas de tierra para que los tripulantes metieran los pies ahí durante los descansos, no sirvió de nada, de echo el contacto con superficies tocadas por los pies de otras personas causo una epidemia de escuesor en los pies, no resolvió nada y trajo otro problema.
Otros pensaban que eran los barcos que estaban malditos, así que llevaban a sacerdotes para que bendijeran loos barcos. Esto tampoco solucionó nada.
Los hombres y mujeres que estaban en los barcos morian y nadie sabía la causa, y por ende nadie sabía como salvarlos.
Yo tenía una hipótesis al respecto, y tenía que ver con la alimentación, las frutas tienen un acido que probablemente cure a los enfermos,  esto lo había observado con los supervivientes de marinos, muchis venían a mi consultorio, que era conocido, para que los curara. Había probado darles diversas cosas, y las frutas ácidas eran lo que mas les ayudaba. Pero para corrobirarlo necesitaba estar en el barco y probar los mismos remedios.
Cuando me presenté a la tripulación pedí que llevasemos frutas acidas, limones, naranjas, citros y limas, pero me dijeron que era poco práctico pues éstas se echaban a perder rápidamente en los barcos y que sería un desperdicio de dinero y de espacio llevarlos. Me vi levemente atado de manos, pero recordé algo nas que si duraba en conserva, el chuckrut, repollo fermentado y conservado en vinagre, si mi hipotesis era correcta el ácido salvaría a la tripulación.

Cuando zarpamos estaba verdaderamente nervioso por lo que se avecinara, ¿que pasaba si lo que yo pensaba no era correcto? Estas personas habían puesto su confianza en mi, no podía fallarles, no eran objetos, eran humanos como yo que querian poder regresar a casa a ver a sus familias.
El viaje empezó, y la dieta reglamentaria fue puesta, nadie queria comer el chucrut, esto es sencillo, sabe horrible, un sabor amargo y acido con una textura desagradable y viscosa. Yo imsistía en que era para ayudarlo a evitar el escorbuto, pero ellos no escucharon.
El tiempo me dió la razón, un par de semanas después el chucrut era sumamente solicitado, varias personas habían caído enfermas del escorbuto. Así que se les dió el pesadillezco platillo para que lo comieran.
Al cabo de dos meses los casos de escorbuto eran pocos, 2 de los 78 marineros estaban enfermos, pero no graves.
Al medio año de haber partido ya toda la tripulscion tenía sintomas leves de escorbuto, incluyéndome, algo no estaba funcionando. Cuando llegamos a la India todos teniamos algun grado de escorbuto, pero todos habíamos sobrevivido, pasamos una semana en tierra firme, y experimenté conmigo mismo que alimentos podrían salvar a la tripulación. Llegué a la misma conclusión de antes, el acido de las naranjas y limones, yo lo había tomado en abundancia y en menos de 2 días estaba completamente sano. Le comuniqué esto al capítan, decidió llevar las frutas, pero la mayor parte estaría deshidratada, era lo más que podíamos hacer.
Pasada la semana zarpamos otra vez con el preciado cargamento.
Volvíamos a Gran Bretaña con las esperanzas mas en alto que nunca, si bien, nadie se había salvado del escorbuto todos estabamos vivos, y estaba cerca de encontrar la cura para este mal.
El viaje transcurrio sin mayor inconveniente, los hombres tomaban el jugo con gusto, o lo aderezaban a la comida, las frutas deshidratadas las combinaban con el resto de la comida, y para cuando llegamos a Gran Bretaña solo un marinero tenía leves signos de escorbuto. Había encontrado la cura, había salvado a estas personas, la cúspide de mi vida como médico.
Tiempo después la inclusión de frutas fué obligatoria en todos los navíos.
El motivo por el que esto funcionó es desconocido, pero a lo que sea que cause esto se le llamo como "factor antiescorbútico".
Desde la implementación de esa dieta las muertes por escorbuto son casi nulas, y estoy orgulloso de haber sido el parteaguas que comenzo algo tan beneficioso para todos.

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2020 ⏰

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