VI

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Capítulo 6



-¿Desea pastel de arándanos o tarta de fresa en la cena?

Minho rodó ambos ojos, mientras apoyaba un codo sobre la mesa y elevaba una ceja, enviándole una fría mirada a la anciana que tenia en frente.

-Traiga lo que sea, me da igual.

La mujer asintió, pero no se movió.

-Le traeré una toalla para que se seque el cabello, está todo húmedo y puede coger un resfriado.

-¡Que no, joder! No quiero nada! Solo metase ensus asuntos.

Golpeó las palmas sobre la mesa, ¡estaba tan cabreado con todas las preguntas de la maldita vieja! Tan solo quería tragar y la mujer estaba haciéndole una lista de preguntas y comentarios estúpidos, mientras su estómago hacia sonidos raros cada cinco segundos.

-Está bien, joven lee, como usted ordene-

empezó a marcharse a pasos lentos. Se había pasado toda la tarde en su cuarto; fumando, durmiendo y hablando con todos los del instituto. Al parecer, habían atrapado a Changbin con el aparatito telefónico durante alguna clase y le habían echado del aula, pero esa no era su culpa, ¿o si? Soltó una carcajada aburrida.

Al final, todos los profesores eran unos jodidos demonios arruina vidas, ¡todos era iguales! Así que iban a echar de la clase al estúpido adicto al deporte con o sin celular.

Su estómago se quejó de nuevo y estuvo apuntó de gritar para que se apurasen con la puta cena,pero termino cerrando la boca cuanto se percató de la persona que entraba con la bandeja en sus manos, la mirada en el suelo y una suave sonrisa en sus labios.Esos malditos labios.

-Aquí tiene su cena- murmuró, colocando algunos platos sobre la mesa.

-¿Es tan difícil tutearme?

Cuando los ojos de Jisung se encontraron con los de Minho, el menor retembló un poco, colocando las brochetas de langostinos sobre la mesa ruborizándose totalmente al recordar las palabras que había escuchado esa misma mañana.

Inclinó la cabeza, aún sonriendo. Las oscuros ojos de Minho se encontraban clavados en él, sin moverse, mientras tenia su rostro apoyado sobre su mano, totalmente entretenido.

-Lo siento, creí que solo podía hacerlo cuando estuviera fuera de la casa.-

-Claro que no, nene- tomó una brocheta y se la llevo a la boca.

-Tutéame en todas partes, tienes todo mi permiso.

Los langostinos estaban calientes que los sentía arder contra su boca.

Se relamió los labios, observando cómo el cabello de su criado caía sobre su frente y sus labios gruesos se entre abrían, aunque sus ojos aún no se volvían a mirarlo.

-Esta bien...

Recogió la bandeja y volvió a mostrar una sonrisa tímida, dirigiéndose nuevamente hacia la cocina. Los ojos de Minho recorrieron su camiseta blanca holgada y sus pantalones azules algodonados, moviendo rápidamente sus ojos hacia ese lugar que le atrai tanto.Se pasó la lengua alrededor de los labios.

-¿A dónde vas, Jisung?

El menor se quedo quieto, regresando su confundida mirada hacia la de Minho. Sus ojos parecían tan buenos en comparación de los suyos, ¡qué lastima seria corromperlos-

-Iré a cenar también.

-¿Por qué no cenas acá entonces? - Minho le señaló el asiento frente al suyo -conmigo. No quiero cenar solo.

𝙄𝙣𝙤𝙘𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙥𝙖𝙨𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora