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Las puertas del ascensor se abrieron en par mostrando un escenario ya conocido para él. Una sala blanca con pocos muebles de colores negros y grises, no tenía nada de gran tamaño o extravagante que podía pasar como alguien que llevaba una semana ahí y no los tres años en los que él había vivido en ese apartamento.

A veces se miraba tan vacío que lo hacía sentir como si todo lo que poseía que tuviera un valor importante o sentimental pudiera ser puesto en una caja y ser tirada a la basura cuando muriera. Así de sencillo sería si decidía terminar su vida en ese momento ¿No? O si acababa por causas naturales.

Y ese pensamiento solo logró asustarlo de sí mismo.

De vez en cuando tenía demasiado miedo de su propia mente, las partes más oscuras de sí salían hasta quedarse rondando como un depredador a su presa, sin embargo, no podía negar que en momentos esas mismas cosas, que comprendían la parte más profunda de su ser, eran las que le daban buenas risas en las noches de soledad.

Respiró profundamente y dejó salir un suspiro antes de dar un paso para salir del ascensor, apenas era un poco más de medio día, así que había decidido tomar un descanso para dormir lo que necesitaba por unas horas, luego seguiría con los trabajos que le habían asignado.

Cuando finalmente se dignó a dar un paso dentro de su apartamento sintió cómo dos brazos delgados le rodearon la cintura, era tan cómodo que parecía ser algo normal y no que fuera la primera vez ocurriendo aun cuando hace unos momentos había olvidado la presencia de alguien nuevo en su vida.

—He llegado—Su voz era cálida y la sonrisa que lo acompañó era amable, con cuidado dejó su mochila en el suelo y tomó al pequeño que lo abrazaba para cargarlo.

Caminó con Izuku en sus brazos hasta el sillón que tenía de frente una televisión de gran tamaño, se sentó y posó al pequeño en su regazo, empezó a pasar sus manos entre el cabello rizado del otro de forma suave.

—Estoy cansado y todo es tu culpa—Mencionó de forma suave—Creo que ahora voy a tener un horario de sueño bastante malo gracias a ti a la universidad—Apoyó su espalda contra el cómodo sillón con la espalda de Izuku pegada a su pecho. Parecían un padre perezoso con su hijo perezoso sobre él.

Siguió acariciando el cabello ajeno hasta que lentamente ambos cayeron dormidos en ese lugar con la hermosa vista de la cuidad, al lado derecho de ellos, con los rayos del día iluminándola era un escenario maravilloso y era esa la razón de muchas veces quedarse hasta el anochecer en ese sillón, pero por primera vez alguien lo acompañó, sea despierto o dormido, la compañía era agradable.

Sin embargo, este día sería algo atareado. Recibió la llamada del encargado de seguridad del edificio para avisarle que había llegado un pedido con muchas cajas y una carta, así que habló de forma amable con el hombre para que le ayudara a subirlas a su piso.

Adiós a su descanso, esperaba no caer dormido mientras llevaba las cosas en sus brazos.

Por suerte eran solo unas 3 cajas con cosas para cuidar de Izuku y otra bastante grande que parecía ser una cama que debía armar, junto con 4 contenedores de algo parecido a leche, una cosa de lo que realmente no comprendía su utilidad.

Cuando inició a llevar las 3 primeras cajas al ascensor eran tal vez las 3:05 de la tarde, luego llevó los contenedores y al final lo que él suponía era una cama. Para ese momento habían dado las 3:50, así que agradeció y le pagó al hombre que le ayudó con el trabajo para luego repetir lo que hizo cuando llegó de sus clases, tomó a Izuku, le acarició el cabello terminando por dormirse sobre el sillón.

Las horas habían pasado, la noche había caído mostrando el hermoso cielo nocturno lleno de estrellas que, gracias a tener un piso bastante alto, podía apreciar sin ningún problema al no tener que lidiar con la contaminación lumínica y no tenía por qué encender luces cuando la luna estaba ahí, su luz entraba por los grandes ventanales.

—Como ya es de noche, lo mejor sería que yo coma algo y tú... —Al final de la frase la confusión que sentía fue bastante grande ¿Qué era lo que su muñeco comía? Con cuidado quitó al de cabellos negros dejándolo en la comodidad del sillón. 

Shōto sintió su estómago doler, no había comido en más de 24 horas porque ese café no contaba y hasta ahora lo estaba notando. A veces dudaba llegar a alguna vez ser un adulto funcional en la sociedad si seguía ese camino.

Abrió el sobre de carta que dejó en la mesa cuando llevó las primeras cajas. De aquel sobre sacó una pequeña nota, algo parecido a una de las tarjetas en juegos de mesa con apenas cuatro reglas y un libro que alcanzaba en su mano. 

Tomó entre sus manos la nota donde la caligrafía que se encontró era algo difícil de comprender, pero nada que la paciencia no pudiera arreglar además de agradecer que no fuera tan larga, así que empezó a leer lentamente. 

"Querido comprador y dueño de Izuku, en este sobre está un pequeño papel con la reglas y necesidades que mis lindas muñecas necesitan para vivir, junto con un pequeña manual para cuidarlas.

Te deseo mucha suerte en esta nueva responsabilidad, no se aceptan devoluciones e igualmente no devolvemos dinero, espero que cuides muy bien de Izuku"

Y eso fue todo. Todoroki se sentía como un tonto al pensar que habría algo de gran importancia en la "carta", pero al menos tenía algo para guiarse. 

Dejó la nota en la mesa, tomó luego la tarjeta de color rosa donde encontró cuatro sencillas reglas que eran básicamente: 

1. La muñeca escoge al dueño cuando despiertan.

2. Se alimentan de leche y necesitan cuidado.

3. El amor del dueño es importante. 

4. Prohibido darles algo más que leche.

Shōto se encongió de hombros al ver que no parecía tan complicado y creyendo que no necesitaba saber nada más dejó al manual en la misma mesa sin siquiera darle un vistazo. 

—Bueno, pequeño, aquí dice que necesitas leche—Dijo mientras caminaba hacia donde dormía el menor—Tienes que despertar para que puedas comer—Siguió hablando ahora moviendo suavemente al otro para que despertara, lo que logró de forma satisfactoria.

El de cabellos rizados empezó a parpadear lentamente y arrugar su nariz en un poco de descontento, pero al de ojos heterocromáticos no le importó mucho, él estaba demasiado concentrado en lo lindo que se miraba mientras hacia esos movimientos.

—Aunque no quieras despertar tienes que hacerlo—Se alejó para buscar uno de los contenedores, de lo que ahora sabía era leche, para ponerlos en el refrigerador, acción que le tomó unos minutos porque su cuerpo ya estaba sucumbiendo a la falta de comida.

De uno de los contenedores sirvió en un vaso un poco de esa leche y se lo pasó al pequeño Izuku que ya estaba sentado, cuando estuvo seguro de que no dejaría caer el vaso de entre esas pequeñas manos fue a la cocina para comer algo. 

Agradecía de gran manera que tenía al menos algo de pizza sobrante del día anterior, solo tenía que meterla al microondas y podría alimentarse, aunque no estaba tan feliz de que fuera comida chatarra, sin embargo, al menos no moriría.

Su estómago agradeció la comida cuando llegó a él, miró hacia el sillón nuevamente encontrándose con la figura delicada del niño sentado con la mirada fija en el escenario nocturno frente a él mientras seguía tomando la leche.

¿Quién diría que un día como ese se sentiría tan satisfactorio con solo ver esa linda sonrisa?

Solo esperaba que esto fuera el inicio de algo bueno.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2020 ⏰

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