Tercera parte: El día que Katsuki se enamoró de Shoto.

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―Me gusta tu sonrisa ―es lo primero que Shoto dice en cuanto Katsuki entra por la heladería, dejándolo callado, avergonzado y sin nada qué decir

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―Me gusta tu sonrisa ―es lo primero que Shoto dice en cuanto Katsuki entra por la heladería, dejándolo callado, avergonzado y sin nada qué decir.

El día anterior, habían quedado al final que saldrían a comer solo a la cafetería de la facultad de psicología, porque el estofado de carne estaba más barato los días sábados, y muchos alumnos no asistían a clases ese día, la mayoría se regresaba a sus hogares con su familia a disfrutar el fin de semana, libre de la jornada escolar.

“Me gustas tú” Katsuki podría decírselo, pero no sabe cómo reaccionaría el bicolor, o a lo mejor sí sabía. Shoto en realidad no tendría reacción alguna, solo se encogería de hombros y diría que estaba bien, aunque no lo entendiese del todo.

―Es extraño que tú hables así, casi no te importa mucho los demás, a menos que sea sobre el estofado de carne o los increíbles relatos de Edgar Allan Poe ―Katsuki espera que Shoto le diga que ahora él también está incluido en su lista de cosas interesantes, pero toda esperanza queda muerta, pues Shoto contesta de forma positiva.

―Sip, tienes toda la razón.

El bicolor voltea rápidamente para gritarle a su mamá que está en la cocina:

“mamá, ya llegó Katsuki, regreso en unas horas” Rei le responde con un “Te quiero mucho, cuídate por favor” y sabe que eso lo dice con toda la expresión y significado que cargaba la oración, en cualquier momento el bicolor podría lastimarse y lo peor es que sin darse cuenta.

Los dos salen de la cafetería, dirigiéndose a la facultad del peli cenizo, pero tener que atravesar esa calle donde cientos de automóviles transitaban con velocidad y sin detenerse a respetar el semáforo. Katsuki se desesperó de que por más que hacían señales para que un mísero conductor se detuviera y les diera tiempo de pasar.

Y no, nada.

Tal vez debieron irse del lado donde las señales eran más grandes, o aunque tuviesen demasiado pereza, pudieron haber subido el larguísimo puente para cruzar, pero eso incluso sonaba aburrido para Shoto. El bicolor no podía mostrar una expresión diferente que no fuese aquella de molestia, y se supone que realmente no lo está. Shoto es así, por eso mismo a otras personas no les interesaba iniciar una conversación con el ojigrisaceo, no les interesaba tenerlo como amigo.

No es que la vida de Katsuki fuera todo lo contrario, en parte también había tenido muchos problemas para relacionarse socialmente, si no era por trabajos en equipo, o porque sus compañeros le pedían ayuda para estudiar, de otra forma nadie se le hubiese acercado, no cuando toda su vecindad conocía el hecho de que el peli cenizo era homosexual.

Y la homosexualidad en esos tiempos no era muy bien vista.

Resumiéndolo mejor, la vida de Katsuki podría definirse como un círculo eterno de desgracias, una tras otra. Completamente fracaso tras fracaso, ¿Qué se esperaba del niño de doce años con gustos raros? El niño que prefería observar los lindos rostros de sus compañeros del equipo de basquetbol que mirar los esculturales pechos de las animadoras.

Insensible [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora