Cuarta parte: El día que Katsuki lloró por Shoto.

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Los ojos rubí contemplaron la piel blanquecina que Shoto tenía, piel blanquecina manchada de cientos de moretones color violeta que se asomaban en todas partes, la mayoría en su pecho y en su rostro inflamado por la fuerza que Tomura empleó en cad...

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Los ojos rubí contemplaron la piel blanquecina que Shoto tenía, piel blanquecina manchada de cientos de moretones color violeta que se asomaban en todas partes, la mayoría en su pecho y en su rostro inflamado por la fuerza que Tomura empleó en cada puñetazo que le asestó al bicolor.

Katsuki suspiró pesado antes de levantarse e ir por algodón, alcohol y algunas vendas. Volvió a sentarse en su cama, frente a Shoto, mirándolo con enojo antes de tomar sus brazos y empezar a desinfectar sus heridas, curando aquellos cortes que le provocaron por culpa de su inmadurez y juego.

El peli cenizo terminó hablando con Tomura, y amenazándolo de que hablaría con el director de la facultad para que lo expulsaran, pues el peli blanco ya estaba sentenciado por todos los problemas que ya había ocasionado, una más y se iba. Así que solo dio media vuelta y se fue. Katsuki no podía llevar a Shoto de esa forma a la casa de Rei, así que lo pensó mucho, mejor llevándolo a su casa para curarlo.

Lo obligó a descubrirse, quitándole la camisa para desinfectar las lesiones, sin embargo, no evitó sonrojarse al ver la piel desnuda de Shoto, y al tocarlo, era suave y de un color tan blanco que se perdió en su mente. No era justo que esa hermosa tez estuviera tan llena de marcas que el bicolor no lograba sentir.

Curó cada una de sus heridas, comprobando una vez más que Shoto padecía de insensibilidad y que no sentía ni una sola pizca de dolor cuando apretaba o incrementaba levemente la fuerza al colocar el algodón sobre las lesiones. Shoto solo miraba hacia otro lado, no se miraba su pecho lastimado, ni miraba el rostro de Katsuki, era indiferente a lo que sucedía.

Parecía estar ahí por mera obligación, porque Katsuki no le dejaría irse al menos hasta asegurarse de que ya no estaba en peligro. Si bien no tenía dolor, eso no significaba que su cuerpo sufría las consecuencias, y terminaría muy mal si no se atendía pronto.

Después de varios minutos, el peli cenizo terminó su tarea y tiró los utensilios para luego lavarse las manos y dirigirse a la cocina para preparar un poco de café caliente. Esperaba que ese líquido le cayera bien a Shoto y a él mismo para liberarse del enorme susto que había tenido al ver al bicolor chorreando sangre de sus labios y recibiendo como si no se tratase de algo importante aquellos golpes tan llenos de violencia y odio.

Le llevó una taza a Shoto, y este la tomó con un poco de recelo, tomando un pequeño trago de inmediato.

— ¡No! —gritó Katsuki, pero ya era demasiado tarde. Shoto ya se había quemado la lengua con el líquido odiosamente caliente —Eso está hirviendo, Shoto, tenías que enfriarlo primero.

El bicolor, no lo sintió, pero en su lengua ya se había formado una llaga, prueba de su quemadura. Tan solo suspiró con molestia y llevó la taza de café al buró que se encontraba al lado de la cama de Katsuki. Se cruzó de brazos, esperando el sermón que pronto vendría, pero increíblemente no llegó y se sorprendió por ello.

Insensible [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora