Sinco

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Me levante asustada.
No estaba en mi habitación estaba en la habitación de Elián y era muy tarde con suerte llegaría a la segunda hora del colegio así que me levante y mi cabeza dolía muchísimo.
Salí de la habitación y en la cocina estaba Elián, se veía muy lindo cocinando y estaba vestido con el uniforme, estaba con El Niño pequeño de la última vez, se veía muy lindo y preocupado.

Intente salir de la cocina para dirigirme a la salida pero Elián me vio

—¿Heaven? ¿Estás mejor?— se veía preocupado y parecía que no había dormido bien

—Estoy bien y gracias por cuidar de mi pero me tengo que ir—dije con una sonrisa sincera.

—No tienes por que irte, te hice el desayuno y podemos llegar después al colegio, avise de tu accidente y fui por tu uniforme a tu casa, lo dejé en mi habitación si quieres puedes vestirte ahí y bajar a desayunar—Elián estaba esperando por mi respuesta pero yo me quede sin palabras, mi cabeza dolía demasiado—Prometí que cuidaría de ti.

Elián se veía preocupado, no lo había visto ser tan amable conmigo y ayer fue muy extraño, no recuerdo mucho de lo qué pasó pero se que nos besamos, oh Dios, nos besamos.
Mis mejillas ardieron, me estaba ruborizando.

—¿Heaven? ¿Estás bien?—Pregunto Elián

—Lo estoy, subiré a cambiarme y enseguida regreso.—Dije y corrí de la cocina para ir a la habitación de Elián

Entré a la habitación de Elián y vi mi uniforme en el escritorio, ¿quien le dio mi uniforme en primer lugar? ¿Entro a mi casa sin que mamá se diera cuenta?
Me vestí lo más rápido que pude y entré a peinar mi cabello, mi cabeza dolía muchísimo y no podía cepillar mi cabello, estaba en un desastre.

Me sentía fuera de lugar, no era mi casa, siempre me he sentido un poco sola y quizás sea por el echo de no tener hermanos pero todo siempre es muy solitario, es como si atravesara por una interminable tormenta de emociones, rayos de pensamientos que te hacen sentir que estás triste o herida, quizás en algunos momentos feliz pero ningún rayo es igual, algunas emociones son más fuertes que otras, pero yo sigo siendo débil para afrontarlas y y luego viene la lluvia, una lluvia que suelta el caos. El caos que vivía en mi y todo solía ser tormentoso pero hay colores que te hacen sentir que puedes salir de la tormenta.

Cuando pensaba en Elián sentía que era un rayo que atacaba contra mi y el de pronto ya era mi tormento.
Elián era lindo en su casa, al verlo con ese pequeño niño veías a Elián derrochando amor y cariño.
Pero en el colegio era diferente, Elián no hablaba con nadie, era gris, no se acercaba a nadie y evitaba contacto con las personas, a veces lo observaba y observaba cómo algunas maestras lo miraban de una forma inapropiada.
Varias compañeras del colegio lo veían de forma amorosa, muchas lo invitaban a salir y el evitaba todo contacto.

Me sentí asustada y agobiada de tanta carga emocional así que cuando termine de arreglarme solamente me acosté en cama de Elián y me envolví en sus cobijas, me sentía débil y frágil. Mi cabeza aún dolía demasiado pero no hice caso al dolor.

Baje por las escaleras y Elián estaba sentado junto al comedor y su mirada estaba dirigida a la ventana sumiso en sus pensamientos, se veía agobiado.

—¿Te encuentras bien?— pregunte en un tono de preocupación

—Heaven, no escuche cuando bajaste, ¿como te sientes?— Dijo con calma y al mismo tiempo se levanto de su silla y sirvió dos platos de comida—Espero que te guste el spaghetti a la boloñesa  y los panqueques.

Elián se veía lindo, realmente me atraía y me trataba bien, bueno solo en ratos.
Elián termino de servir la comida en los platos y los llevo a la mesa, sirvió jugo y llevo al pequeño niño a la sala donde habían demasiados juguetes. Me senté junto al comedor y el se sentó a un lado de mi.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2020 ⏰

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