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- Espera, no te vallas – Dijo el chico de pelo negro.

- Sabes que me tengo que ir. – Dije yo.

-Venga quédate un rato más, dile a tus padres que estas estudiando.

- Vale, que conste que lo hago por ti.

- ¿Crees que tenemos un futuro juntos? – Pregunto el chico.

- No creo, lo sé.

Aquel diálogo entre Jair y yo vino a mi cabeza como una bala, una vieja conversación que regreso a mi mente cuando lo vi apollado en la pared del instituto, estaba decidida a hacerlo, tenía que hacerlo.

-Hola Jair, se que sigues enfadado pero… - El chico no me dejó acabar la frase, justo se levantó y comenzó a hablar.

- Hola Amaris, ¿ya vuelves a lo de siempre? – Dijo el.

-¿Cómo que a lo de siempre?

- A pedirme una noche, o un simple beso ¿te crees que todavía somos algo? – Dijo el chico con aire enfadado.

- Joder Jair, no te olvido y se que tu todavía guardas los recuerdos.

– Dije medio gritando al chico.

- Amaris, esto no tiene solución. – Dijo el chico antes de largarse.

-Espera – Grite haciendo que frenase.

-Hoy a las 6 en la puerta del instituto – Dijo el chico antes de desaparecer entre la gente que llenaba los pasillos del instituto.

Hoy Jack y yo teníamos que enseñarle las instalaciones del instituto a las hermanas Kovács por lo que pudimos faltar a las primeras horas, aún así el instituto se me hizo larguísimo.

-Buenas, ¿eres Amaris? – Me pregunto una niña rubia.

-Si, tu debes de ser Timara ¿cierto? – Pregunté a la niña.

-Si, encantada de conocerte, me han dicho que eres la novia de mi hermano. – Dijo la niña rubia hermanastra de Jair.

-En verdad nunca llegamos a ser nada – Respondí.

-Creo que será mejor que no te pregunte más. – Esa niña era lista, logró entender lo que ni Katy, mi mejor amiga comprendía, que no queria hablar de Jair.

La mañana paso despacio y a cada hora que pasaba se me hacia eterna, Jack y yo ya habíamos enseñado las instalaciones a las nuevas estudiantes por lo que decidimos reunirnos con Katy y Stuart en la pista de fútbol del instituto.

-¿Qué ha sucedido con el pemdejo al final? – Pregunto Stuart mientras mordía su bocadillo.

-Hemos quedado esta tarde, para hablar ya sabes. – Confesé a Stuart.

-¿Qué habéis quedado? – Pregunto Jack.

-Si, lo solíamos hacer antes y no creo que nuestra relación halla cambiado tanto como para que intente secuestrarme – Dije aguantando la risa.

-Si intenta hacerte algo llámame y voy a donde estés. – Dijo Jack con aire protector.

-- De verdad que no. – Aunque a estas alturas, el chico en el que Jair se había convertido, todo un chico malo de las películas no me daba buena espina ni a mi.

***

-Buenos días Jair. – Salude al chico que estaba apollado en un coche negro.

- Buenos días Amaris. – Respondió el. - ¿A qué esperas?

-¿Cómo que a qué espero? – Dije incrédula.

-¿ No vas a subir al coche?

-No. – Respondo yo fria.

-Veo que tu desconfianza sigue igual que siempre. – Dijo abriendo la puerta del coche - ¿Cómo quieres que vallamos a mi casa si no?

Tras sus palabras decidí subir al coche, subir al coche de Jair fue muy incómodo, pasamos todo el viaje en silencio y a ratos notaba su mirada clavada en mi.

-¿No vas ha decir nada? – Pregunto el pelinegro.

-¿Debería hacerlo?

- Estás apunto de entrar a mi casa, creo que si. – Dijo frenando el coche.

-¿Qué tal? – Le dije yo con intención de vacilar.

-Vete a la mierda.

- ¿Y si voy contigo?

- Pues haya vamos. – Dijo el cargándome en brazos.
Una vez llegamos me lanzó a su cama, esa que conocía tan bien y se tumbó encima de mi.
La necesidad de volver a rozarnos nos podía y mientras yo le subía la camiseta dejando a la vista su abdomen fuerte y su pecho el me decía lo mucho que echaba esto de menos.

-Por fin estamos solos tu y yo. – Susurro en mi oído.

- Por fin. – Respondí yo mientras el entraba lentamente en mi.

Jair volvió a entrar a la habitación esta vez con pantalón y yo me encontraba en ropa interior tapada por sus sábanas.

-Creo que deberíamos hablar. – Dijo el chico.

-¿Sucede algo? Ese tono no me da buena espina.

-Siempre te he querido, joder no puedo hacerte esto. – Dijo el pegando un puñetazo a la pared.

-¿Esto que? ¿Jair te puedo ayudar? De verdad ven. – Dije yo intentando calmarle.

- Mi vida, no te puedo involucrar en esto no puedo permitir que te hagan daño. – Dijo el chico antes de salir por la puerta de su habitación.

Tras el portazo desapareció un tiempo pero al final regreso.

- Jair de verdad di e que te pasa. - Le dije al chico que tenía un cigarrillo en la boca.

- No te puedo meter en esto ¡No! -  Grito el.

- Te quiero. - Dije lo primero que se me pasó por la cabeza.

- Y yo, pero no te puedo meter a la mafia.

Todas las palabras que pudiera decir desaparecieron de mi cabeza ¿una mafia? Pero el chico me sacó de mis pensamientos.

- No es una mafia exactamente, es decir, si pero no puedo permitirme involucrarte en esto. Será mejor que te lleve a tu casa. - El se giro, cojio algo de su mesilla mientras yo me vestía y salió por la puerta.

*Lo último que recuerdo es que me dejó en mi casa, hacelero el coche y se marcho*

***

JAIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora