Prólogo

57 14 1
                                    

—Ya te dije que no quiero ir, amor.
—Anda, te va a gustar —dijo San con una sonrisa, insistiendo a su novia.
—Ven con nosotros —asintió MinGi levemente, tomado de la mano con YeoSang, viendo a la novia de su mejor amigo.

Ambas parejas estaban en un parque de diversiones. Una cita doble, una salida de amigos en pareja. San era creyente de esas cosas que conocemos como el tarot, el destino, las cartas, los muñecos vudú... el hilo rojo.

—San, ¿por qué quieres a que te lean las cartas? Eso es mentira —Jennie insistía con no entrar. No creía en esas cosas.
—Por favor, amor —pidió tomándola de la cintura, sonriéndole de aquella manera que sabía convencería a su novia. Jennie suspiró. San sonrió—. ¿Eso es un sí?
—¿Tú que crees? —su tonó era sarcástico, con una sonrisa leve, correspondiendo al beso del peli negro de mechas rojas.
—Te amo, ahora vamos.

MinGi y YeoSang los esperaban en la entrada, adentrándose en el lugar una vez la pareja contraria se acercaron a ambos chicos. Les explicaron que debían entrar uno por uno, y que tenían derecho a tan sólo una pregunta por persona. Estaba de sobra decir que San estaba emocionado, a Jennie le daba igual; MinGi y YeoSang se besaban cada cinco segundos. Era como si a nadie le importara que una persona que les cobrara cinco billetes para llenarles los oídos y la cabeza con cosas que sabían jamás pasarían.

El primero en entrar fue San. Era obvio. El chico de apenas veinte años se adentró al cuarto donde yacía un mujer algo grande con un juego de cartas. El de mechas tomó asiento en la silla frente a la mujer, viendo como esta revolvía las cartas.

—¿Qué vienes a averiguar, hijo?

San miró a la mujer y, sonriente, le mostró el collar que llevaba hecho de hilo rojo.

—Quiero saber acerca de mi hilo rojo.

La señora sonrió cómplice junto a San, revolviendo, metiendo y sacando cartas hasta dejar tres fuera.

—Veo una serie de problemas internos contigo mismo. Una relación que acabará muy mal y una amistad... Dos amistades dañadas —respondió observando las cartas, tomando las otras tres que había dejado a un lado. San frunció su ceño. 

¿Eso era su respuesta?

—Si bien la historia dice que hay un extremo aguardando por ti, tu hilo está muy enredado —miró al chico de cabello negro con partes rojas, confundido—. Será una persona complicada.
—¿La conozco? —inquirió entre cerrando sus ojos levemente, arrugando su nariz un poco.
—Sólo te diré que está muy cerca tuyo.

La señora sonrió. Vio al chico levantarse después de terminar de leerle las cartas, observando con diversión la carta que le indicaba aquel futuro que había dejado a San confundido. No era que no quisiera decirle si conocía a la chica o no, si no que la respuesta estaba en que la mujer sabía que no era una chica de quien se trataba, si no de un chico.

—¿Y bien? —cuestionó MinGi con una media sonrisa, YeoSang recostado en su hombro y Jennie maquillándose.
—Al parecer tengo a mi hilo rojo cerca —respondió con una leve sonrisa, sentándose a un lado de su novia.

San besó a Jennie por cortos segundos en los labios, una vez la mencionada terminó de maquillarse; seguido miró como su amigo era quien entraba ahora donde hace unos minutos San había entrado.

Hilo Rojo [MinSan] (P R Ó X I M A M E N T E)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora