3. Me siento ignorada.

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—Humm ¿Hola? — traté de llamar su atención.

Sus ojos subieron hasta mí y al verme se alarmaron. Tomó su libro y su bebida y los atrajo hacia él de forma protectora.  Su ceño me decía que estaba enojado y a la vez confundido. Sus brazos empezaron a temblar con nerviosismo haciendo que la mesa temblara un poco.

—¿Qué haces? — Al decir aquello fue cómo si una piedra traspasara su garganta — ¿Te has vuelto loca? — sus gafas se desacomodaron un poco pero con un rápido movimiento de brazo las volvió a colocar en su lugar.

—Calma, amigo— dije amistosa.

—No soy tu amigo— respondió enseguida.

—Ok, cómo desees. Sólo quiero conversar contigo— expliqué.

Bufó— ¿No lo entiendes, cierto? Nadie habla conmigo— su mirada quería asesinarme, pero por nada del mundo me retractaría. Ya estaba aquí, he iba a averiguar lo que tenía en mente.

—¿Cómo te llamas? — lancé la primera  pregunta.

—¿Qué te interesa? Déjame en paz y vete. No sabes él error que estas cometiendo. Estas alterando todo, es cómo si un planeta se saliera de su órbita. Esto es un caos— parecía estar hablando consigo mismo.

—Sólo dime tu nombre…—mi tono era casi en suplica. Si no me lo decía, tal vez esta noche no durmiera.

—¿Por qué te importa? Soy algo insignificante en este colegio— guardó su libro y dejó la bebida a un lado. Él estaba a punto de marcharse, pero rápidamente lo agarré del brazo. Pude sentir cómo su cuerpo se tensó con mi toque.

—No te vayas—Lo miré directo a los ojos. Quería encontrar ese brillo. No quería que él me viera cómo su enemiga. No quería que él me viera cómo lo estaba haciendo ahora—Aunque sea dime tu apellido— pedí una pista.

De un jalón se soltó de mi agarre y me dio una última mirada — Soy Dylan Grove y quiero que te alejes de mí— y con eso último se marchó.

Lo seguí con la mirada hasta que salió de la cafetería. Escuché unos pasos acercarse y supuse que era Tessy. Ella enseguida me levantó de la silla y me arrastró hacia otra mesa.

—¿Qué rayos te sucede? — su tono me decía que no estaba nada contenta.

—No tengo idea— sonreí anonada.

Dylan Grove.

Su nombre se escuchaba cómo un eco  encerrado entre las paredes de mi cráneo.

—Tienes que agradecer que nadie se dio cuenta de la estupidez que acabas de cometer, si no tu reputación social estaría por los suelos. Tienes que alejarte de ese raro, Kryss— ella sonaba peor que mi madre.

—No lo llames así. Y no, no pienso alejarme. Algo me dice que debo acercarme a él y no está en discusión. Es sí o sí— me crucé de brazos retadoramente.

—Estas mal, chica. Muy mal— negó con la cabeza.

 El resto de la semana Dylan se la pasó ignorándome a toda costa, pero no pienso rendirme tan fácil. El fin de semana llegó antes de lo que esperaba y Bratt no paraba de insistirme en que saliéramos. Así que tuve que aceptar gracias a Tessy.

—No puedes negarte, es Bratt Netcoke, sexy e irresistible— usó un tono provocador.

—Sí, ya sé quién es, no tienes que recordármelo cada vez que hablamos de él. Además no lo sé, Tengo otras cosas que hacer.

Gafas, No Gafas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora