Todo debe ser perfecto. Ningún mínimo detalle debe estropearse. Por eso tengo un elaborado e intenso plan que se ocupa de absolutamente todo, perfecto plan que yo misma organicé para que todo, todo salga perfecto.
Si ya se, ustedes pensarán que soy muy obsesiva, sin embargo, si estuviesen en mi lugar entenderían sin lugar a dudas la delicada situación en la que me encuentro.
Para no marearlos tanto voy a contarles un poco sobre mí. Me llamo Emma Díaz, tengo 16 años (a punto de cumplir los 17), vivo en la ciudad de Bradford en Inglaterra, sin embargo, provengo de una familia española -por eso el apellido Díaz-. Mis abuelos nacieron en España y se mudaron, luego de casarse, a Bradford, mi padre, Manuel, nació aquí en y se casó con mi madre Elizabeth. Los dos iban juntos a la escuela, allí se conocieron. Mi padre todo tímido, no sabía mucho inglés y tenía, digamos, poco amigos. Mi mamá amiga de la escuela entera se le acercó y desde ese momento fueron mejores amigos de la primaria. Luego en la secundaria su relación se cortó ya que fueron a colegios diferentes. Tiempo después, en el viaje de fin de curso, volvieron a rencontrarse. En aquel viaje mi papá estaba decidido a declarar su amor por mi madre, no obstante, ella siempre con su espíritu osado, le gana a mi padre declarándose primero. Fueron a la universidad juntos, a la UCL (University College of London, a la que yo también quiero ir), se graduaron, se casaron y aquí es cuando entro yo.
Actualmente, estoy en mi último año de secundaria. Asisto al ISAEB (Instituto Secundario Anglo Español de Bradford) o como solemos llamarlo IAB. Mis padres querían asegurarse que aprenda ambos idiomas de la familia, lo cual me parece genial y muy conveniente, no solo para mi familia sino también para mis estudios. En el IAB conocí a mis mejores amigos Riley Smith y Daniel López, ambos también son descendientes de familias españolas, los abuelos de Riley son españoles y Daniel nació en España y a los 12 años se mudó a Bradford con su familia. Daniel sabía muy poco inglés, entonces Riley y yo decidimos ayudarlo ya que teníamos bastante conocimiento del idioma español. Allí es cuando todos nos volvimos amigos muy cercanos y un grupo inseparable. Riley es la loca y osada, Daniel el nerd y a veces tímido, y yo, bueno, como decirlo... soy yo, no soy muy importante. Pero lo que sí importa es que nos amamos.
Volviendo a lo que estaba hablando al principio. Estoy en camino al IAB para rendir el examen cuatrimestral que se realiza antes del receso invernal. Este examen es super importante ya que define si podrás rendir el examen final para graduarte, sino tendrás que rendirlo al año siguiente. Por eso mi preocupación de que salga perfecto, necesito aprobarlo, no soportaría esperar hasta el año que viene para poder rendir el examen final, el cual es necesario aprobar para recibirte, lo cual es necesario para ir a la universidad, lo cual es necesario para cumplir mi plan de convertirme en la mejor artista de todo el mundo y todos los tiempos.
-No encuentro mis libros- me digo a mí misma en voz alta.
Revuelvo cada rincón de mi habitación y sigo sin encontrar mis libros, y poco a poco entro en un estado desesperante de crisis.
- ¡Mamá! ¿Has visto mis libros? ¡No los encuentro! - le grito a mi mamá desde mi cuarto mientras sigo buscándolos.
- ¿Qué hija? - me dice mi madre.
Yo, harta de la situación, dejo salir un suspiro de enojo. Me quedo quieta mirando lentamente toda mi habitación, hasta que me doy cuenta que debajo de mi gato obeso, acostado en forma de esfinge, se encuentran mis preciados libros. Me vuelve el alma al cuerpo luego de poder encontrarlos. Saco a mi gato de mi escritorio y este se molesta, me dedica un maullido de regaño, al cual hago caso omiso ya que siempre hace lo mismo. Agarro mis libros, los coloco en mi mochila y bajo las escaleras de mi casa. En la cocina se encuentra mi papá tomando café y viendo el canal noticias por la televisión, mi mamá también toma café, pero esta con su laptop, seguramente haciendo cosas del trabajo.
