Primera parte de la trilogía: Fantasia
Christopher queda desmayado gracias a un accidente. Al despertarse se da cuenta que todo no es como antes, todo ha cambiado y está confundido.Tanto que llega a pensar que está viviendo en una fantasía.
¿Rey? ¿...
¿Saben que es lo más odioso que te puede pasar? Sí, que te despierten cuando estás durmiendo bien agusto. Es como si a las demás personas les diera envidia verte ahí tirado en la cama que hasta parecieras que estás muerto por el sueño tan profundo que tienes.
Mientras que yo soñaba con unicornios y con dragones que me hablaban y me invitaban un café. El odioso de Joel va y me despierta tirandome una cubete llena de agua a la cabeza. ¿Ese cabrón no tiene nada mejor que hacer que molestarme?
Aunque ahora que lo pienso , mi sueño pareciera como si estuviera drogado.
Digan NO a las drogas pecadoras.
—¡Pendejo! ¿Por qué me echas agua? —reclamo esperando una respuesta por parte del animal que tengo enfrente y que a lado de él está un perro
—Para que despertaras —contesta muy obvio el condenado. Wow que inteligente como no se me ocurrio antes— llevo como 20 veces llamándote y tú ni contestas
—3 palabras: Me. Vale. Madre
Me vuelvo a acomodar en mi suave camita y cierro los ojos esperando dormirme rápido pero el baboso aquel me jala de las orejas y me quejo gritando.
—Christopher, esto es importante
—¿Iremos a desayunar?
—No
—Entonces no es importante —me vuelvo a acostar— fuchi, vete, no quiero gentusa aquí en mi cuarto
—¿Quién desayuna a las 3 de la tarde? —pregunta sin poder entenderlo. Me salió pendejo el morro
—¡Yo perra, yo desayuno a las 3 de la tarde! ¿Qué? ¿Algún pedo? —me pongo en modo de pelea aunque no se yo ni porque
—Vamonos. Erick me invitó a arreglar algunas cosas en la casa de su mamá
—¿Y eso a mi que me importa?
—Pues quiero que me acompañes, no quiero ir solo
—Joel. Nadie te va a secuestrar, con la cara de tacuache aplastado que tienes nadie querrá secuestrate ¡nadie!
El tacuache aplastado pone los ojos en blanco mientras que Frankie, la perrita blanca peluda que está a su lado pone su patita en su carrita como si estuviera diciendo "decepcionada pero no sorprendida de este pendejo" haciendo un facepalm por así decirlo.
—Tienes que acompañarme
—¡No lo haré! —me pongo en modo terca sacando a la perra que llevo dentro alias la Christina
—Si no vas tirare toda la comida que tienes en el cajón cerca de tu cama
Esa hembra es mala
Y chantajista.
—Pero hay comida en el refri
—Esconderé toda la comida de ser necesario
—Tengo dinero ¡Tómala! ¡En tu carra perra!
Ya me sentía una ganadora, una vieja empoderada. Ponganme mis 7 rings que lo que quiero lo tengo papi
—Yo tengo tu tarjeta y bien que puedo ir a cancelarla y bye bye dinero.
Ese maldito le gusta aruinarme mis planes.
No me quedó más que aceptar, ese chico estaba usando su chantaje conmigo y casi muero. El idiota me amenzó con mi comida ¿Saben lo peligroso que es vivir sin la comida? Busquen en wikipedia porque yo no les voy a decir.
Nos vamos en su carro y después de unos minutos llegamos. Tierra trágame y escupeme en Argentina.
Nos bajamos y Joel se besa con Erick. Los ricos comiendo enfrente de los pobres.
¿Por qué siempre tengo que ser el mal tercio de aquí?
Saludó a la tabla y ya entramos al lático en el techo de su casa. Había cajas con cosas que no servían, unas estaban rotas, otras sucias y oh mira un ratón. ¿será el de ratatoulli?
Chefsito no te vayas ¡enseñame a cocinar!
En fin, me dieron unas cajas que Erick le regaló a Joel con fotos suyas como regalo por sus 5 meses de noviazgo. 5 malditos meses de ver como se comen la boca mientras como mis taquitos en la cocina. Hay hoteles para eso pervertidos.
Salí de la casa y todo iba bien hasta que Joel gritó "¡CUIDADO!" Y yo como buen pendejo que soy en vez de quitarme me quedé ahí viendo como una maseta caía y se estrelló en mi cabeza.
Que putazo.
Caí al suelo y miraba puntos de colores. Erick y Joel llegaron conmigo intentando a que reaccionara pero estaba más alla que pa acá.
—Diosito ¿eres tú? —susurré con mis ojos entre cerrados
—Hay que llevarlo a mi cama —sugirió la tabla
¡No! Yo no quería estar en la cama quien era testigo de las asquerosidades que hacían aquellos dos. Y cuando menos me lo esperé el fondo se volvió negro.
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